sábado, 24 de octubre de 2009

Buzón de cumbre: Los Raxos.

“Vistas las cosas en la cámara oscura del recuerdo, toman un relieve singular. “
Théophile Gautier (1811-1872)

En esta ocasión Pocholo me comunica que se va a culminar algo que empezó hace unos meses, concretamente el 4 de abril de 2009. En aquel día, Jicho en presencia de Pocholo, Setmil, Xiblo y el que suscribe se encomienda la misión de hacer un buzón para todavía no se sabe que cumbre. Sería algo bonito pensamos todos los allí presentes ...

el palero 4 de abril de 2009

Esto quedó en el olvido, para todos menos para Jicho, un hombre de fuertes convicciones y allí se puso manos a la obra, con toda su imaginación y maestría puesta a disposición de semejante labor. Tenía que diseñar y hacer el mencionado buzón de cumbres. Estaba claro que este no podía ser como todos. Algo especial debía tener.

Así, Jicho termina su obra en mayo de este año, pero por unos motivos u otros, no se había culminado la labor, nunca mejor dicho, había que llevarla a la cumbre elegida. La cumbre elegida será los Raxos (parece que los Reciecho querían tener cerca el buzón para verlo a menudo).

[El track os lo pongo cuando lo tenga, ahora no está disponible]

Desnivel: 800m
Duración: 4.5h +-1h
Nivel físico: medio
Nivel técnico: fácil. Si está mojado se complica.
Agua: En abundancia, cuidado con el ganado.

Después de todo lo anterior no tengo ninguna duda: a esta tenía que ir como fuera. Estas ocasiones no se presentan a menudo. Allí me presento a la hora de convocatoria en Orallo.

Ya en Orallo, con un día plomizo, incluso en algunos momentos amenazante, me reencuentro con Pocholo, Jicho, Lito, Setmil y Xiblo y conozco en persona a Toño, Batutis, Culines, Trippy y Rober. Buen grupo de gente. Nos acercamos en coche a la Braña Marietes y de allí partimos con buen ánimo y charla agradable.

Braña Marietes

Allá vamos. Había dos cosas que llevar el buzón y el cemento. Con el cemento Pocholo se hizo el dueño y no “nos lo quería dejar” (está hecho un campeón, como se nota que entrena bien). El buzón, como si fuera algo “gustoso” para todos, nos lo vamos pasando de unos a otros. Jicho nos prohibió terminantemente abrirlo, no lo veríamos hasta que estuviera puesto en la cima.

Braña Marietes

Más de uno pensó en abrirlo o mirar algo por alguna “esquinilla”, pero estaba tapado a conciencia.

Escuchando con atención las indicaciones de los aborígenes del lugar (que buenos sherpas hacen Setmil, Xiblo y Lito, no se les escapa una) vamos viendo el Chao de los Bueyes, Peña Treisa, Sierra Pelada, Pico Cogollo, … llegando al Puerto de Cereizales que nos da las vistas de Somiedo, el Cornón, Peñas de Nuncio (que buena pinta tienen, uumm!), Peña Canseca y al fondo las Brañas la Pornecal (espero no haberme equivocado, si así fuera espero la rápida corrección de alguno de vosotros).

Braña Marietes



Puerto de Cereizales







De aquí buscamos la cima de los Rasos, pero debido a lo cerrado de la niebla acabamos en Las Camposas, pico de 2052 m. que nos llevamos sin haberlo planificado.



Subida a las Camposas

Subida a Las Camposas

Después de las fotos de reagruparnos, buscar a Flapi y las fotos de rigor tomamos el cordal, ya directos a los Raxos. Ahí se notaba la ansiedad, ya estaba cerca, había que llegar cuanto antes.

Cumbre en Las Camposas

A los Raxos

En los Raxos, un poco apretados Toño ejerce de maestro obrador poniéndose manos a la obra auxiliado por Setmil (de padre gato hijos gatines) y Xiblo (algo tendrá que ver). La cumbre es estrecha, como podemos nos vamos recolocando, hasta que todo está listo, ahí estaba el motivo de todo el día de hoy …

Buzón en los Raxos

Buzón en los Raxos

Buzón en los Raxos

Buzón en los Raxos

Buzón en los Raxos

Buzón en los Raxos

Después de múltiples celebraciones y felicitaciones al maestro artesano en este caso …

Maestro artesano

Inaugurado

emprendemos rápidamente la ruta de descenso, en algunos tramos bastante peligrosa por la niebla, hierba, roca y pendiente (mala combinación de elementos). Algún susto hubo, pero todo quedó en nada.



Ya de nuevo en Braña Marieles tomamos el refugio, acondicionado por ese fuego acogedor, donde cada cual expone sus brebajes y viandas con las que celebrar tan magnífico día. Aquello se prolongó durante buena parte de la tarde, en la que, bien entrada, algunos quedaron por aquellas tierras para continuar las celebraciones y otros tuvimos que volver a nuestros rediles.













Fuera de la narración de la ruta, decir que me pareció un día magnífico, difícil de olvidar, en el que Los Raxos quedará marcada como una montaña especial, que siempre tendrá una parte mía, una especial consideración como lugar de recogimiento, un cariño especial, …

Los Raxos

Los Raxos

Fotos tomadas de Reciecho (este día por la niebla fue imposible)

Hasta ahora los buzones siempre los había visto como algo que estaba ahí, que alguien habría puesto en algún momento en un instante de locura, … ahora tengo un buzón que siempre consideraré como “mi buzón”. Espero verlo ahí muchos años.

Ya se sabe … en la vida hay que plantar un árbol, tener un hijo, escribir un libro … y tener tu propio buzón, donde poder dejar tus pensamientos (yo … ya tengo el mío).
Por cierto, con lo del libro estamos en ello je je je (algún día se podrá leer), el resto lo tenemos cumplido.

S2 a todos.

Trasgu’09

By Setmil ...

miércoles, 21 de octubre de 2009

El renovarse

Nota: Durante un descenso surgió una conversación filosófica sobre unas comeduras de tarro que, a sugerencia del Trasgu, pongo sobre papel. Me temo que quiere que sirva de terapia.

Hielo en Gredos

No soy el primero en tener este tipo de reflexiones, pero sí soy el que las sufre. Lejos tengo ya las consideraciones clásicas, que a todo montañero le han de surgir, siempre llenas de "¿por qué subo?" y "¿qué hago aquí?. Creo que he alcanzado mi nivel de incompetencia, logrando equilibrio entre lo que quiero, lo que me gusta y el riesgo que estoy dispuesto a correr. Tampoco se trata, aunque me lo haya cuestionado en algún momento, el tema del legado o el de dejar una impronta. Creo que mi problema es bien distinto.

Siempre me ha llamado el sentir la montaña, estar en ella, saber que hay detrás de un pico o qué se ve desde la cima de otro, y me gusta esa experiencia sin importar si se repite una y otra vez incluso en la misma montaña, en la misma cima. Nunca es lo mismo, pero siempre es igual.
(Nota del autor: En el original era "…casi siempre…", pensando en que si bien la compañía de algunas personas te pueden hacer que ese momento sea especial, otras te lo pueden amargar).

Me encanta sentir el olor a pino bajo la lluvia, la jara caldeada con el perezoso sol matutino de primavera, el humeante te al abrir el termo, su ruido al caer en la taza, y la espera hasta que dándonos su calor se enfría antes de sorberlo. Gusto de las conversaciones al ritmo de la entrecortada respiración, los chascarrillos y risas; los compañeros montañeros y las cervezas tomadas con ellos. Fantástica esa complicidad que cuando surge lo hace todo especial. Necesito ver el cambio del verano al otoño, esperar las nieves del invierno, el resurgir de la primavera. Y no me canso de ello. Siempre está la ruta nueva, el rincón perdido, ese momento olvidado al que retornamos. Es maravilloso. Todo parece estar centrado en la montaña, mas no es distinto, en general, con el resto de las cosas, de la vida.

Pero últimamente en mí se hace grande una dolorosísima certeza, que tan sólo alivia mi incrédula confianza en Ortega y Gasset (perdón por lo pedante). Espero que en unos años acuda en mi ayuda para que deje de dolerme esta melancolía. Espero que sea cierto, que las cosas por las que ya hemos pasado, de las que ya estamos de vuelta, dejen de ser deseos o anhelos, y pierdan interés. Lo espero y lo temo. Por el alivio uno, y por el vacío que deje el otro.

Mientras esto llega, se me hace un nudo en el estómago al saber que un día amanecerá y no seré yo uno de los que disfruten del momento. Me perderé el renovarse de los árboles, la nevada que marca el invierno y también la última que antes del verano. Otros muchos subirán, pasarán, reirán, sudarán, se sentarán a contemplar, a reír, a disfrutar. Descubrirán esos mismos rincones como si fueran nuevos, gozarán del placer de estar, ver, descubrir, compartir. La montaña cambiará, ella misma vivirá, y otros lo contarán. Otros. Sé que todo es pasajero, pero es que desgraciadamente la vida humana es efímera; y más al mirarse en las montañas o en la propia vida.
Incluso he pasado a entender esa famosa y repetida frase de "… lo que daría por poder levantarme cada 100 años y mirar cómo va todo esto". Sería algo de consuelo. Mínimo.

Esperando que el ilustre Ortega y Gasset haya tenido razón, y me alivie, resulta que otro, mucho antes que yo, padeció similar opresión, y la dejó plasmada en versos.

EL VIAJE DEFINITIVO
Y yo me iré. Y se quedarán los pájaros cantando.
Y se quedará mi huerto con su verde árbol,
y con su pozo blanco.
Todas las tardes el cielo será azul y plácido,
y tocarán, como esta tarde están tocando,
las campanas del campanario.
Se morirán aquellos que me amaron
y el pueblo se hará nuevo cada año;
y lejos del bullicio distinto, sordo, raro
del domingo cerrado,
del coche de las cinco, de las siestas del baño,
en el rincón secreto de mi huerto florido y encalado,
mi espíritu de hoy errará, nostálgico ...
Y yo me iré, y seré otro, sin hogar, sin árbol
verde, sin pozo blanco,
sin cielo azul y plácido...
Y se quedarán los pájaros cantando.

Juan Ramón Jiménez


MI SITIO
Tarde última y serena,
corta como una vida,
fin de todo lo amado
¡yo quiero ser eterno!
(Atravesando hojas,
el sol ya cobre viene
a herirme el corazón.
¡Yo quiero ser eterno!)
Belleza que yo he visto
¡no te borres ya nunca!
Porque seas eterna
¡yo quiero ser eterno!

Juan Ramón Jiménez

Vivac en Hoya Antón

Cena en el Elola

lunes, 12 de octubre de 2009

Hueco de las Hoces - El Yelmo

En esta ocasión, había algo especial que celebrar, Buscasombras y Trasgu vuelven a formar cordada!!

Allí estaban los dos de nuevo, después de no se sabe cuánto tiempo, durante el cual, por unos motivos u otros, no había estado de Dios que ambos volvieran a coincidir en una esas de las que tantas habían tenido.

Esta vez tocaba!! Allí estaban de nuevo los dos!!



El día tenía algo de especial, había que buscar un sitio que no fuera “cualquier sitio”, Buscasombras elige bien: “Iremos al Hueco de la Hoces, lo de subir al Yelmo, ya que estamos allí … no lo vamos a dejar sin visitar”.

Hueco de las Hoces / El Yelmo

Perfil

Hueco de las Hoces - El Yelmo

Hueco de las Hoces - El Yelmo

Hueco de las Hoces - El Yelmo

Desnivel: 748m
Duración: 4.5h +-1h
Nivel físico: medio
Nivel técnico: medio. Es ser fácil perder la senda.
Agua: En la Pradera del Yelmo hay agua en superficie. En la Gran Cañada se mantiene la fuente.

Bien temprano, casi al amanecer, ya estamos en Cantocochinos. Estas son las horas a las que más me gusta La Pedriza.

La Pedriza

Nos preparamos y relativamente pronto tomamos el puente de Cantocochinos, girando inmediatamente a la derecha en dirección al Barranco de los Huertos.

Quizás aquí nos encontremos uno de los puntos más delicados del día: hay que encontrar la senda hacia el arroyo de las Hoces, es muy fácil meterse hacia la Gran Cañada. Esa fue nuestra “primera intención”, entre charloteos y recuerdos al último accidente ocurrido en esta zona, Buscasombras se percata de que la dirección seguida “parecía” no ser la adecuada: “¿no estamos yendo demasiado a la derecha?”. Yo no me había fijado.


Desde aquí, empezamos a buscar como derivarnos a la izquierda, a buscar el arroyo de la Hoces, aquello, por momentos se complica. Ahora es fácil explicarse como alguien puede estar 10 meses desaparecido sin que lo encuentren: O te pisan o no te encuentran.”En la Pedriza es difícil navegar!!”.



Así, como podemos, entre jarales y reguerillos (aquello no llegaba a senda) llegamos al Risco de los Principiantes, con el Cancho de los Brezos a nuestra izquierda y el Cancho Butrón a la derecha. Risco de los Principiantes, según Tino Nuñez, con nombre tan engañoso como poco modernizado para nuestra querida Pedriza. Su diedro llama la atención a primera vista.




Risco de los Principiantes

Hueco de las Hoces

Desde aquí pillamos el Hueco de las Hoces, zona muy entretenida, muy divertida, con continuos altibajos, búsquedas de sendas,… donde Buscasombras pensó en cambiar su ‘nick’ a Buscahitos (ahí queda libre para alguien), … en fin, todo nos lleva a divisar pronto el Yelmo con su Elefantito del Yelmo (el cual nada tiene que ver con el Elefantito).

Hueco de las Hoces y el Yelmo

Hueco de las Hoces

Para Buscasombras, reconocer al Elefantito del Yelmo resulta más complicado incluso que “El Perro que Fuma”. “No hay forma de verlo, ¿qué se habría fumao el que puso este nombre”. Yo pienso que solo hay que buscarle la perspectiva adecuada.

“¿Dónde c… estará el Elefantito?”

el elefanttito? (del Yelmo)

En el camino hacemos una pequeña parada para observar a los que nos observan y aprender algo sobre los carramouxos del roble(espero corrección inmediata a mi retentiva de rape). Esto sí que es “supervivencia berciana”, no lo de alguno de por ahí que nos intenta engañar …





Carramouxos

Observados

Finalmente llegamos al Collado de la Visilla, solo nos queda la famosa grieta.

Collado de la Visilla

En la grieta, donde Buscasombras sugiere que está más estrecha que la última vez que vino (¿estás seguro de ello?, me pregunto), después de esos momentos de estrés, ansiedad, autocontrol, je je, … (tampoco es para tanto) llegamos a la cima del mítico Yelmo, también Peña del Diezmo (creo que esto ya fue detallado en otra ocasión).

Grieta del Yelmo

Grieta del Yelmo

Panomara desde la cima del Yelmo

Panomara desde la cima del Yelmo

cima del Yelmo

Desde allí divisamos la Maza, el Pan de Kilo, la Bola de San Antonio … algunos los habíamos buscado en la subida …

La Maza

Pan de Kilo y Bola de San Antonio

Ya en la cima, después de 20 minutillos de reflexión (“¿Por qué hacemos esto? ¿hasta donde debemos llegar?”, creo que lo mejor es hacerlo y hacerlo bien), bajamos de nuevo, donde debemos superar un ‘pequeño’ atasco.



Despúes de algunas gracias y disfrutar de esos ‘zumos’ bercianos, saboreados en estos lugares como en ningún otro, tomamos el caminos de vuelta

Pradera del Yelmo

Por cierto, alguno no quería esperar la cola de la grieta …


Escaladores en el Yelmo

Ya solo quedaba disfrutar de la cervecita y volver a casa a preparar la próxima.

Trasgu, Octubre’09