martes, 28 de febrero de 2012

Regreso a Peñalara

26 de febrero de 2012

“¿hubiera cortado Simon la cuerda si no hubiera tenido las llaves del coche?” y lo más difícil… “¿hubiera contado Simon la verdad si Joe no hubiera aparecido vivo?”
Buscacombras.

Hay días donde por encima de la montaña pasan otras cosas. Hoy era uno de estos días.



Era abril de 2011. El tubo encajonado, en Peñalara marcaba este día. Aquel día no lo sabíamos pero estaba marcado.



Una lesión apartaba a Buscasombras de la montaña. ¿Hasta cuándo? Hasta hoy, casi un año después. Esto era más importante que cualquier ruta a realizar, cualquier cima a conseguir, cualquier vía a planear.



Todo aquel que se haya dedicado a esto de la montaña durante un pequeño tiempo, de forma un poco “intensa”, se habrá dado cuenta que algo que caracteriza a este deporte son los lazos de unión que generas con aquellas personas que te acompañan, personas en las que, en muchas ocasiones, no te queda otra que confiar en ellas, confiar incluso para dejar tu vida en sus manos.





Mi caso no es especial, a lo largo de los años en los que he estado metido en la montaña, he conocido a mucha gente, muchos recuerdos, muchos momentos, muchas amistades, personas conocidas por toda España.





De todas estas personas, en mi mundo, Buscasombras es un caso especial, mi caso especial.









Es con quien, sin duda alguna, he estado más tiempo en la montaña, muchos momentos buenos y algunos “regulares”. Siempre nos quedamos con los buenos, pero de los regulares siempre intentamos aprender.

Uno-gradista fundador, desde el principio.

Es quien me volvió a devolver a la montaña, quien un día, hace bastantes años, me dijo que lo acompañara, un día que duró hasta abril de 2011.



Es quien me enseñó como empezar en esto, buenos consejos, buenas referencias.

Es quien me enseñó muchos de lo que actualmente se sobre la montaña, mucho tiempo invertido para ello.



Es con quien aprendí muchas de las cosas que la montaña nos ha enseñado.

Es con quien aprendí muchas de las cosas que la montaña nos exigió.

Es con quien preparé infinidad de salidas a la montaña, muchos viajes, muchos madrugones, muchas noches en refugios de… ¿medio mundo? Al menos media Europa.



Es con quien he compartido la gran mayoría de mis salidas a la montaña, cada una de ellas con sus cervecitas, siempre ansiadas, siempre esperadas, motivo para el resumen diario de lo realizado. “¡¡Esa cervecita!!”



Es con quien he confesado esos momentos “regulares”… algo podíamos haber hecho mejor. Esperemos haber aprendido.

Es con quien he “repetido” alguna de las rutas no se cuantas veces… ¿repetido? Siempre fueron distintas, cada una distinta de la otra.

Es con quien he visto pasar por esas montañas muchas personas, personas que nos han acompañado, que repitieron, que no volvieron, que volvimos a ver al tiempo.



Es quien me enseñó la Sierra de Madrid, la Pedriza y Gredos. Difícil encontrar mejor maestro.



En abril del año pasado hacíamos una de estas rutas, nada de especial, volvimos a casa como otras muchas veces.





Una lesión inesperada amenazó todo lo anterior, ¿se había acabado? Hoy volvimos a hacer cumbre, ¿dónde? En Peñalara… ¿Cuántas veces habremos subido a Peñalara? ¿Cuántas vueltas le habremos dado a la laguna? No lo se, muchas, cada una con una historia, siempre finalizada con dos cervecitas. Esta vez, como siempre, también fue distinta.



Por cierto… hoy subimos por la canal Ezequiel y el tubo sin nombre central derecho … pero … ¿qué más da? Mejor recordar las preguntas de Buscasombras antes de la Ezequiel… “¿hubiera cortado Simon la cuerda si no hubiera tenido las llaves del coche?” y lo más difícil… “¿hubiera contado Simon la verdad si Joe no hubiera aparecido vivo?”, … esas cosas que uno piensa en la montaña.



Me alegro de que estés de vuelta.

Trasgu, 2012.

viernes, 24 de febrero de 2012

Buendía: Ruta de las Caras y ermita de los Desamparados

En ángulo raso el intenso sol del amanecer arranca destellos al hielo sobre el asfalto, mientras en la umbría las ruedas dejan en él la huella de nuestro pasar, rápido y ansioso hacia el punto de partida de nuestra ruta de hoy, planificada con toda ilusión. Acabábamos de abandonar la A2 cuando amaneció. Serpenteamos por los valles que se despiertan poco después de las 7:30 de una fría mañana de febrero que se anuncia cálida, aunque con incredulidad vemos un -7ºC en el termómetro del Mazda.

Los kilómetros transcurren animadamente, envueltos en la cálida atmósfera de una conversación que parece resurgir de otras muchas iniciadas hace puede que más de 40 años, a más de 400 kms. Conversaciones como solo son posibles cuando se comparte un origen común. Anécdotas, historias y conocidos comunes entran y salen del coche de forma natural y viva. 

Cuando el sol ya ha dejado de ser una promesa llegamos al pueblo de Buendía. En el termómetro aparece la cifra de -3ºC, y despúes de lo visto ya no parece que eso sea frío. Allí nos encontramos con el coche que había salido de Alcalá. Bromas, saludos y conversaciones entrecortadas por el frío no hacen más que disimular la alegría de vernos y las ansias de partir. Unos estiramientos coreografiados entre JM y yo , un rato de admiración al reciente tuneo que la garantía de trekbikes ha realizado sobre mi Fuel EX, que era negra y ahora tiene piezas blancas, maldita fisura en el basculante!!!, y salimos.













La ruta en datos.
  • Distancia: 42km
  • Desnivel: 380m
  • Dificultad: Ninguna. Puede que alguna en la zona de las caras, si nos esforzamos en no ver que hay paso fácil al lado.
  • Agua: en el pueblo de Buendía, en la Ermita de los Desamparados hay una fuente, la de arriba (la de abajo no es potable).
  • El track de la ruta: Larcos.
  • Galería: J. Messnertegui (Buscasombras).


La ruta.
Sin mucho tardar montamos en las bicis y cruzamos el pueblo para recorrer, en un primer lazo, el litoral de la península de Buendía, que nos llevará por el mirador en lo que es un cavo en el punto más septentrional y luego por la Ruta de las Caras, para regresar por el litoral Oeste.







La ruta transcurre por pistas cómodas con un poco de arena si se meten hacia la orilla del embalse. Hacia la mitad de la península, en su lateral este, giramos hacia el interior por cómoda pista que luego tras un cruce en "V" tomaremos en dir.N para salir tras varios kilómetros a la que la vertebra en dir S-N toda la península. Aquí nos dirigiremos a la derecha dir.N para alcanzar el mirador.











Volviendo sobre nuestros pasos y pasadas unas centenas de metros del punto en el que nos incorporamos a esta pista, giraremos a la derecha en cruce señalado para ir a la Ruta de las Caras. Siguiendo los carteles encontraremos en una zona de pinos el inicio.
La Ruta de las Caras se trata de un tramo entretenido por la vista de las esculturas y por lo entretenido del terreno. Si se hace dos veces, además también será entretenido por la bajada entre pinos por senderos fáciles. De lo contrario tendremos que parar cada 30m, que la distancia que suele haber entre cara y cara.


Este tramo es de sendero entre pinos, con una única parte al principio en la que hemos de desmontar para pasar una zona de rocas. Una vez superadas, en menos de 5m giraremos a la izq. en bajada en el único tramo técnico, que lo es por pillarnos en frío. El resto es sendero con piedras ocasionales.



























Tras las esculturas labradas en la roca emprendemos el camino de vuelta a Buendía al principio por senda  y luego por un camino muy arenoso que en algunos tramos han labrado. Estas zonas se pueden  bordear por el interior, cerca de los pinos.








Llegando al pueblo encontraremos la carretera por la que entramos en coche, que si tomamos a la derecha nos permite empezar el segundo lazo, que nos lleva a la ermita de los Desamparados.



Este segundo lazo tiene como gran dificultad el ciclar por una carretera casi sin arcén y con circulación rodada, pero poca.
Los primeros 6 km son de asfalto, casi horizontales. Superado el muro de la presa bajamos por la izq hacia el aliviadero y tomaremos una pista que transcurre paralela al río. Este tramo, de otros 6km, es de los de para toda la familia. La pista ancha, cómoda y de concreto polvoriento, transcurre por el fondo del cañón del río Guadiela que nos regala fantásticos tonos verdes, desde el turquesa del agua al verde encendido de los árboles.



Un puente en un bello paraje, unas instalaciones para el baño, una zona de escalada y las rocas que se ciernen sobre el camino hacen que con pena lleguemos a las cortas pero intentas rampas que conducen a la ermita, en un sube baja que luego hemos de deshacer.









La zona de la ermita está muy arreglada pero todo ello con buen gusto, lo que lo hace un conjunto armonioso, mitad merendero, mitad embarcadero, mitad malecón, mitad zona de turismo… ¿Cuántas mitades llevo? Todas juntas ya hacen 2 enteros.








La vuelta es por el mismo camino, completando una fácil actividad de 42km y menos de 400m de desnivel, rodadora, muy visual y entretenida.

Buendía se llama el sitio, todo un presagio.

Buscasombras 2012