jueves, 26 de julio de 2012

Maliciosa nocturna y tormentosa


<< Y pobre de tí, humano,
si sus horizontes
profanar pretendas.
"Dioses del Olimpo
borrad de vuestra memoria
al triste mortal
que os rete" 
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[El triunfo de los hijos de Astreo]

No, no es lo que muchos piensan por el título.

Tocaba recurar una de las ya viejas tradiciones uno-gradistas: una salida nocturna para disfrutar de un bonito atardecer y apaciguar por una tarde los rigores del verano.

En esta ocasión nos juntamos Buscasombras (“cansa-jíbaros” donde los haya) y Trasgu, el que suscribe (mira quien habla. ¡Pues no tiene él cabeza!. Frustra-jíbaros!!- edita Buscasombras). El destino… la Maliciosa, mítica montaña de la Sierra de Guadarrama, frecuentada de forma periódica por todo uno-gradista que se precie.



Distancia: 9,3 km
Ascención acumulada: 903 m.

Originalmente, a este pico se le conocía como la «Montaña Maliciosa». Esto es debido a la dificultad que tiene su ascenso, excepto por su vertiente norte. Tiene una orografía bastante escarpada y hay un desnivel acumulado superior a los 1.100 metros. Más tarde, el nombre se abrevió y actualmente se la conoce como «La Maliciosa» o el «Pico de la Maliciosa». Esta montaña también es conocida como «La Monja» por su parecido a un tocado monjeril cuando está cubierta de nieve. El nombre de esta montaña se encuentra en el siglo XIV, y como la Maladeta en los Pirineos, La Maliciosa en la Sierra de Guadarrama es la maldecida, cuya roca siempre desolada y desnuda recibe los ataques del viento, hielo, agua y sol. (wikipedia)



Decidimos ascender desde la Barranca por la vertiente Sur, visitando el célebre Peñotillo, frecuentado por sus numerosas vías de escalada. El descenso lo realizaremos por la vertiente oeste, vía más directa pasando por la fuente de la Campanilla.



Eran algo más de las seis de la tarde cuando partimos del aparcamiento de la Barranca, afortunados los que como Ulises emprenden un viaje, la situación inicialmente era, al menos, amenazante, no obstante decidimos aplicar la opción A de todo uno-gradista … subir “a ver qué pasa”. Dejamos como alternativa la opción B, “bajar tan rápido como puedas”.


Durante todo el día nos amenaza el pronóstico de tormentas, no nos podíamos descuidar: pasar una tormenta subido en la Maliciosa no debe ser muy agradable. Buscasombras pone en práctica todo su vasto conocimiento en meteorología, sometiendo a un pormenorizado análisis cada una de las nubes que se postraban a la Maliciosa: “esa se está formando, aquella empieza a ser muy alta, va tomando forma de yunque, …”



Iniciamos la subida con un cielo nublado, la temperatura era muy agradable, yo tenía ganas de volver a tocar el Peñotillo. Poco a poco las nubes se van diluyendo, hasta el punto que, alcanzado el Peñotillo, tenemos que soportar como aprieta el amigo Lorenzo. No parecía que hubiera ningún riesgo de tormenta, no obstante, arriba se vería todo claro.



De esta forma, después de superar el “aspero” e insulso canchal, de infausto recuerdo para alguno de nuestros antiguos y malogrados compañeros uno-gradistas que un día pertenecieron a tan ilustre congregación, pronto alcanzamos la cima. Todavía nos quedaba bastante tiempo para disfrutar del espectáculo rodeados de las más diversas viandas que hacen mayúsculo e imponente este espectáculo.




Si hay dos momentos en los que la montaña adquiere una dimensión metafísica, sin duda alguna, son el amanecer y el atardecer. La montaña se convierte en un espectáculo de iluminación donde las percepciones y decorados cambian por momentos, todo ello organizado por el astro Sol, anunciando el despertar o final de cada día. Los amaneceres los solemos disfrutar en muchas ocasiones, no así el atardecer, donde en espera obligada uno debe “forzar” el llegar a estos momentos. Este era nuestro objetivo para este día, esperar el momento de este anuncio.




Qué mejor que aderezar la espera y obsevación del momento con uno de los placeres del ser humano: choricito de León, choricito de Salamanca, fuet … y para poder digerir bien un poquito de orujo junto con unos chupitines de bourbon, podíamos morir por un rayo, pero de hambre no nos moríamos. Aquello era un cúmulo de sensaciones: visuales, con la iluminación, térmicas, con ese frescor muy de agradecer en el estío de la meseta, degustativas, con esos manjares por saborear, aromáticas … ¡que fragancia la del bourbon! La situación era difícil de mejorar.




Algo llama nuestra atención, la tormenta nos había engañado, no venía de tierras segovianas, se había formado al sur de Madrid. Parecía lejana, en la lontananza, encima de Madrid. Cómo el Dios Apolo, lanza sus rayos bajo el cielo del Madrid, su resplandor sobre la Meseta, resuena su voz y no retiene sus rayos.

No parecía haber amenaza, estaba lejos, nos daba tiempo a bajar. Buscasombras todavía tiene tiempo de presentar sus respetos, bourbon en mano, a los señores de la zona:

¡oh Peñotillo! Que tan abatido yaces …
¡oh Guarramillas! Abatido al soplo del viento …
¡oh Cabezas! Excelsa majestad de la Sierra …
¡oh poderoso Yelmo! Guardián de la Pedriza …






Y Trasgu corresponde con un saludo al Sol en retirada.

Son las diez de la noche, toca bajar para que no nos pille la tormenta. Emprendemos raudos el descenso hacia el Collado del Piornal, desde allí, en poco tiempo estaríamos refugiados por el bosque.



Pronto, sin haber llegado al Collado, los Anemoi, hijos de Astreo, con su señor y gobernante Eolo, nos avisan que la tormenta se había fijado en nosotros: “¿Cómo ha podido correr tanto?”, la teníamos enfrente, ahora nos tocaba correr a nosotros. No nos queríamos imaginar sufrir aquello a pelo encima de la Maliciosa, había que buscar el bosque cuanto antes.

Nos faltan piernas, con los frontales tan rápido como podemos emprendemos el descenso, intentando no perder el sendero que nos acerca al Regajo, la situación se complica por minutos, el ritmo cardíaco se acelera, esta vez formamos parte del espectáculo eléctrico que se forma a nuestro alrededor, somos protagonistas en la historia. ¿No querías espectáculo? ¡Toma espectáculo!

Ritmo cardiaco de subida y bajada.


Entre sendero, Regajo, algún canchal perdido, vamos perdiendo altura, afortunadamente la tormenta se encauza entre la Cuerda de las Buitreras, sobre la Cuerda de los Almorchones, podemos “sentirla” al otro lado de los Riscos de la Maliciosa, solo pensábamos en bajar cuanto antes y, al ser posible, que no nos encontrara.

En menos de una hora estamos en el punto de partida, muchas veces había subido a la Maliciosa, pero nunca había bajado tan rápido.

Como bien indica el rey de los “cansa-jíbaros”, a la sazón Buscasombras, este día quedará para la posteridad, como el infierno de Ordesa, por exceso de confianza.

Anemoi  (El triunfo de los hijos de Astreo)

Invocaré a los Anemoi;
pediré su gusto y beneplácito
y los homéricos
Bóreas, Noto,
Céfiro y Euro
vendrán a vengar la fuerza de Eolo.

No habrá vientos menores
rompiendo el caos primogenio;
no habrá fuezas que escapen
al triunfo de los hijos de Astreo.

Y pobre de tí, humano,
si sus horizontes
profanar pretendas.

"Dioses del Olimpo
borrad de vuestra memoria
al triste mortal
que os rete" .

Eolo invoca,
y al grito de:
"¡Soplad, soplad, thuellai,
Eolo os manda!

¡Esparcid vuestra ira
por doquier el hombre
habite y goce!"
se aprestan los menores
-Coro, Libis,
Cellias, Apelliotes-.
"Marchad, marchad" .

La cólera de los Anemoi
no espera,
será cruenta la batalla.
¡Pobre mortal
que la observas!

Trasgu, 2012.

miércoles, 18 de julio de 2012

Valle de Navafría, vuelta larga


Esbeltos pinos forman en las sierras los inmensos bosques segovianos, de los que tenemos un esplendoroso ejemplo al este de la conocida Sierra de Guadarrama, en los menos visitados Montes Carpetanos. A la espalda del valle de Lozoya (según miran los de Madrid) tenemos extraordinarios bosques de roble que según ganan altura dan paso al pino albar. El Pico del Nevero, con sus 2209 m de altura, es todo un reclamo para los senderistas que, desde esa atalaya, cómodamente pueden divisar el valle del Lozoya enmarcado por la Cuerda Larga que desde este punto muestra una óptica inusual. Al otro lado, la cautivadora llanura segoviana. Y por si fuera poco, aupada sobre este serpenteante cordal, tenemos La Horizontal, que nos permite, manteniendo cota, recorrer más de 25km de la vertiente Madrileña en dir. a Somorierra, a los que se le pueden unir unos 4km de la segoviana hasta el mirador sobre el valle de Navafría, y desde donde podremos apreciar y admirar la ruta que hoy describimos.

Saliendo desde el pueblo por la carretera que sube al puerto nos salimos a la izq. por una carretera que conduce al embalse del río de La s Pozas. Siguiéndola enseguida nos meteremos en el bosque y comenzará la subida que tras 600m de desnivel nos dejará en el puerto de la Navafría. En este punto giramos a la derecha, junto al ref. de montaña y/o caseta de esquí de fondo, y emprendemos un tramo horizontal de pista que nos lleva al mirador sobre el valle.
Pasado este punto se presentan varias alternativas. De frente podemos bajar directamente al pueblo.
A la izq. tenemos una pista muy marcada, que cogeremos, y que a los pocos metros se bifurca, siendo el ramal de la izq el que nos subiría al Pico del Nevero (ruta alternativa) de ser ese nuestro destino. Nosotros seguiremos de frente para subir a la Peña la Cabra (2028m) por fuertes rampas, y pasar luego a una sucesión de rápidas y largas pistas de bajada que nos asomarán a distintos puntos del valle.

Ya casi en el llano llegaremos al área recreativa donde, además de refrescarnos en las pozas y piscinas, y en el bar, podemos visitar El Chorro. Para ello nos saldremos a la derecha, según bajamos, y en intensa subida entre pinos llegaremos en pocos minutos. Hay dos subidas, una a cada lado del curso de agua. La de la izq orográfica (nuestra derecha) es un poco más fácil. La del otro lado es muy intensa y pedregosa en algunos puntos.










La ruta en datos.
  • Distancia: 38km
  • Desnivel: 935m
  • Dificultad técnica: nula
  • Dificultad física: media baja. Rampas fuertes cerca de Peña Cabra.
  • Track:Larcos


Esta ruta transcurre de la misma forma que se describe en esta entrada del blog hasta llegar al mirador. Pasado ese punto se toma la pista de la izq., y en la primera bifurcación se toma también la de la izq. Desde aquí las rampas no bajan del 13%, siendo la pendiente del 20% algo común. En algunos puntos encontraremos gran cantidad de piedras y palos. Tras un par de zetas saldremos del bosque y recorreremos al 15% una recta pista de alta montaña bastante bien surtida de piedras. Al final, tras una subida a una loma, tendremos a la izq el Pico del Nevero.

La vuelta la podemos hacer desandando lo subido o, como recomendamos, continuando el cordal en dir al puerto del Reventón. Antes, pasada Peñacabra (2159m) giraremos a la derecha (dir. norte) para recorrer la cuerda que nos conduce al El Pelado (2057m) tras el cual comienza un largo descenso hasta el área recreativa.




Es una alternativa muy intensa pero extraordinariamente gratificante en vistas y en esfuerzo.



Alternativa2. La Horizontal.
Se sube hasta el puerto de Navafría (600m). Desde este punto se toma la pista que parte a la izq. y manteniendo cota el cordal en dir a Somosierra. A los 25 kms desde el puerto comienza un descenso a Somosierra. Opciones de bajar a La Acebeda o a Robregordo.




Buscasombras 2012

jueves, 12 de julio de 2012

La Senda del ingeniero, 12km de senderos

Con sensación de rutina me sorprendo sobre un campo de piedras. Floto fácil y plácidamente. Voy despertando de mi ensimismamiento poco antes de superar la última roca y entrar en la curva cerrada a izq. que se interna de nuevo en el bosque. Cambio el peso al pedal derecho entro en las curvas enlazadas que esquivan un par de parejas pino-roca y que sorteo con cabios de pedal. La inercia me hace subir sin esfuerzo un repechillo de 2 metros. Las raíces secas no son hoy un problema y trazo como si no estuvieran. Ya llevo un rato que en que no anticipo el movimiento. No me preparo para superar un paso técnico. No anticipo la descarga de la rueda delantera ni preveo como ayudar a la de atrás a superar el escalón de entrada. No recuerdo flexionar levemente rodillas, tobillos, y codos; buscando un estado de atención al imprevisto. Tampoco tengo conciencia de aflojar los hombros y muñecas en ligera vigilia por impactos de la rueda delantera. No recuerdo mirar al frente, a varios metros donde se asoma la siguiente curva. No recuerdo nada de esto, pero supongo que todo se hizo, porque todo iba bien. Estaba fluyendo, embriagado.
Un recto corredor de bajada me hace coger velocidad. Gusss y Larcos se distancian dando botes. Curva suave y salimos en subida a un claro en talud a la izq., y de nuevo nos adentramos en el bosque. Dos curvitas y aminoramos de golpe ante un arroyo. El escalón lo superamos por la izq. y subimos con la inercia por la otra orilla sintiendo el agua caer por nuestras piernas, calarnos la badana, refrescarnos en nuestro esfuerzo, y despertar un poquito.


Subida rápida, que el ansia nos hace hacer casi esprintando, y una más rápida bajada, y un cambio de rasante. Gussss, que va delante, bloquea ruedas levantando una nube de polvo y me pongo atento ante lo que pueda venir. El terreno gana pendiente y veo que la senda de torna pedregosa y rocosa, adornada de numerosos palos resecos. Las piedras sueltas, del tamaño de naranjas de mesa unas y de berenjenas otras, hacen que la bici tome un ritmo nervioso cuando son rotadas al pisarlas. La zaga se desplaza con violencia de lado a lado. Los palos saltan a nuestro paso, crujen por nuestro peso. La senda se torna tubo y voy trazando de lado a lado, cruzando con rapidez del fondo. Y el sendero se endereza y continua rápido.

Y, lo que tienen las cosas, me hago consciente de ese proceso que solo se logra cuando el tiempo filtra lo selecto y hace que algo se convierte en clásico porque posee aspectos que lo hacen perdurar en la memoria; ser un referente en su género, inspirar en los siguientes pasos, servir de ejemplo para los que vengan después, para muchos otros. A su inicio no me lo podía creer. Doblaba cada curva con recelo, tras cada subida para sortear las raíces de un pino me tiraba para abajo con temor: “Alguna sorpresa ha de haber. No puede ser todo tan disfrutón”, me repetia. En el Sistema Central, un sendero por bosque de doce kilómetros (12km) de nivel técnico y físico mantenidos (moderados-fáciles con pasos puntuales técnicos), en un bosque interminable, sin tener que bajarnos de la bici, con peraltes y curvas trazadas casi a compás, subidas de molinillo, bajadas fáciles, y sin maldad, rocas asentadas que asoman su parte redondeada, raíces en abundancia pero siempre en zonas no complicadas, arroyos sin arena pero con alguna piedra oculta por el agua, campos de piedras fáciles y alguna laja de roca de gran tamaño pero sin complicación. Y todo en un ambiente digno de montañas de más altura y fama.
La Senda del Ingeniero es una ruta merecidamente calificada de "clásica".

Como muestra estos dos vídeos.


Senda del Ingeniero 1




Senda del Ingeniero 2, con tomas largas para ver determinados pasos entretenidos.




La ruta en datos.
  • Distancia: 32.5 km
  • Desnivel: 890 m
  • Dificultad técnica: media-baja con pasos técnicos no difíciles
  • Dificultad física: media
  • Track:  Larcos original de El Alien




La ruta.
Dado el pronóstico de calor habíamos decidido buscar una zona de bosques. Ente las opciones apareció la de explorar la Senda del Ingeniero. Una clásica endurera, o trialera, o de singletrack, o lo que sea del Sistema Central.
Quedamos bajando el puerto del León en San Rafael, desde donde parte la ruta. Cerca del puesto de la Guardia Civil tenemos una pista que sube con fuerza. Al poco la abandonaremos a la izq. para tomar un camino en bastante mal estado. Con pocos descansos el camino, transitable por alguna de las roderas, se alterna con sendero siempre picando con fuerza para arriba. 



Tras un breve empujabike, que nos hará entrar en calor si no lo estábamos, saldremos a una pista que sigue subiendo con intensidad creciente, hasta alcanzar una puerta de ganado. Desde este punto  bajaremos mínimamente hasta que la pista se pierda para dar paso a una senda, a nuestra derecha y un poco más abajo, que serpentea sorteando piedras, rocas y un curso de agua. Potencia y equilibrio son necesarios para pasar este tramo sin poner un pie en el suelo y siempre atentos al peligro que son las cacas-de-las-vacas.
Tras salir a una pista seguimos subiendo sin mayor problema hasta alcanzar el col. del Hornillo.
En general, la subida es intensa pero amena, con tramos de sendero técnico.




Desde este punto buscaremos las veredas que transitan por la izq. de la carretera y que se dirigen a recorrer el Valle de los Pinares Llanos en dir. Peguerinos. 

El primer tramo es fácil pero empinado y de tierra suelta. Tras salir a la carretera en la zona de curvas, tenemos más abajo, al otro lado del curso de agua, una vereda  muy pedregosa al principio y que se convierte en noblota y rápida, en constante bajada y con algún cruce de arroyo, hasta que nos saca a la carretera, que seguiremos hasta el camping de los Pinares Llanos.
Salen unos 2.5 kms de senderos.

En este punto comienza una subida que se torna complicada en un tramo muy rocoso, tras el cual surge una subida entretenida que nos deja en una pradera que cruzaremos a izq. hasta el camino.
Cruzándolo comenzaremos una senda técnica en fuerte subida y sembrada de raíces y algunas piedras. Al final, cuando se hace muy intensa, saldremos al cruce de pistas que nos permitirían subir a Cueva Valiente.



Nosotros giramos a la izq. y recorremos el cómodo camino que nos lleva en dir. al inicio del arroyo del Boquerón con algún divertido atajo por el monte.

Con tendencia a bajar llegaremos a la puerta para el ganado que da el acceso al valle del arroyo y emprenderemos la bajada para salirnos al llegar a la altura del pinar a la derecha. Este tramo es muy empinado y que nos lleva a cruzar el curso de agua tras el cual tenemos el equivalente para arriba. Una subida de empujabike hasta alcanzar una senda horizontal.
Desde este punto hasta volver a ver el coche podemos no bajarnos de la bici a lo largo de los 12km de sendero cuya parte más famosa es la Senda del Ingeniero, y que ya hemos descrito en líneas anteriores.














De lo mejorcito del Sistema Central.
El único pero, es que tanto sendero no deja ver el bosque.

Buscasombras 2012