domingo, 22 de septiembre de 2013

Canteras de la Pedriza

"...Et es el armada en el collado del cabron. Et ha mester renuevos en el collado de la Siella: por quel dejen pasar, et le renueven desque fuere pasado, et facerlo han ir al collado del Cabron.

Los Altarejos es buen monte de Oso en invierno, señaladamiente en tiempo de madroño, et es en el Real. Et son las vozerias, la una por cima del Yelmo, fasta en el collado de la Siella, et la otra desde el collado de la Siella fasta el rio de sobre el soto. Et es el armada en el collado del cabron..."

Texto extraído del "Libro de la Montería" (Libro III) Que mando escribir el Muy Alto y Muy Poderoso Rey Don Alfonso de Castilla y de León, último deste nombre. Acrecentado por Gonçalo Argote de Molina.

21 de septiembre de 2013

Uno va pasando por etapas a lo largo del año de indefinición, donde no sabe muy bien qué hacer en espera de eventos venideros. A mi en la montaña me ocurre lo mismo: pasado el verano, en el mes de septiembre, parece que uno ya se pone a esperar que llegue el invierno, que lleguen las nieves. Pero… para los que hacemos montaña… ¿cómo rellenamos estos meses?

Este sábado era uno de esos días. No sabíamos que hacer. Opciones nunca faltan. En este caso… buscar algo para escalar o hacer una de esas rutas que no se hacen nunca y que te permiten descubrir “recónditos rincones muy cercanos”.


Esta vez nos decidimos por la segunda… buscar una rutilla fuera de los circuitos habituales por algún lugar que no hubiéramos hollado nunca. Buscasombras propone la opción aceptada: una ruta por las antiguas canteras de la Pedriza, adentrándonos en la misma por un lugar poco habitual, para salir de la misma por el Jaralón.




Distancia recorrida: 11.34 km.
Desnivel Acumulado: 793 m.




Por imperativos en la hora de retorno, nos toca madrugar. Al amanecer ya estamos en el punto de partida, a los pies del Canto del Berrueco (¿Quién lo pondría allí?): Buscasombras, los Rickys (Sr. y Jr), recuperados para la causa después de más de un año de ausencia uno-gradista, y Trasgu, el que aquí escribe.



Pronto,  entre el arroyo Santillana e Higueras, nos encontramos con un lugar digno de admiración. Una de las antiguas canteras de la Pedriza.

Existen dos tipos de rocas fundamentales en la Pedriza:
- El gneis, roca de origen metamórfico formada por cuarzo, mica y feldespatos dispuestos en bandas orientadas, a modo de filones.
- El granito, roca plutónica formada por los mismos minerales pero con textura granuda. La variedad del granito rosa es la roca más abundante y frecuentemente se halla colonizada por líquenes.
Estas rocas filonianas aparecen en la Pedriza como diques que se distribuyen dentro de la masa de rocas graníticas, siendo los más notables los de dirección E-W y de composición microdiorítica, aplítica y de pórfidos graníticos. Son de destacar los diques que se pueden observar en la zona de Charca Verde, pues aquí, debido al lavado de la roca por el propio río Manzanares, la calidad del afloramiento es muy buena; y también el de la cantera abandonada ubicada en el Jaralón (al este del collado de la Dehesilla) o el dique situado al NE del Yelmo.
http://www.igme.es/internet/patrimonio/descargas/IGME_excursi%C3%B3n_Pedriza_2009.pdf

Estas primeras canteras son lugares que merecen ser admirados… “lo que hace la persona humana”. El ambiente que allí se respira, al menos, acongoja: lugar en la tétrica umbría, con paredes imponentes, ligeramente volcadas, de tal forma que se tiene la sensación de que se te vienen encima, con unas vías de escalada, desde luego, fuera de mi alcance, donde, las cuerdas y mosquetones que cuelgan, en apariencia abandonadas, sin embargo en espera de que alguien tenga el valor de darles uso… sin lugar a dudas un templo a la escalada. Impresionante.







El acceso, escondido cual si de un templo secreto se tratara, no es fácil de encontrar. Una cuerda allí instalada facilitará el acceso. Buscasombras no pierde la oportunidad para dejar constancia de su viril posicionamiento al afrontar este acceso.




Desde aquí, emprendemos camino al Collado de la Dehesilla (o de la Silla). Emblemático enclave en la Pedriza.

Dejando a la izquierda la Peña el Buje, la senda se va perdiendo poco a poco. Es evidente que se trata de un lugar poco transitado, fuera de los senderos habituales de la Pedriza. Poco a poco, las jaras y zarzas irán ganando a los caminos. Buscasombras empieza a percibir su error… ¿a quién se le ocurre traer pantalón corto? Luchar a pierna pelada contra jarales y zarzales tiene su mérito.





Al cruzar las Peñas Sordas, entre que el camino se pierde y que nosotros también lo perdemos, la situación es cuanto menos “angustiosa” … a modo vietnamita, con los brazos levantados para no sentir en los mismos los rigores de tan densa vegetación cada uno va cruzando como puede. Tres de nosotros nos las apañamos en posición vietnamita, Buscasombras tiene que levantar brazos y piernas, lo tiene más complicado. Sale de allí hecho un Cristo, cualquiera que lo viera se pensaría que había estado cazando gatos a pelo (o algo más comprometido que me reservo de exponer).




De esta forma, una vez cruzadas las Peñas Sordas, solo nos queda ganar el cordal en su parte superior. Aquí el camino mejora notablemente… “sin duda el mejor terreno que hemos pisado a día de hoy”, a lo cual Buscasombras, quizás traumatizado por lo pasado, muestra sus dudas a la menor inconveniencia. En este relajado camino, los Rickys aprovechan para ponernos al día de sus importantes hazañas veraniegas en el macizo de Ubiña. Todo un logro, especialmente para Ricky Jr… apúntalo en tu vida montañera.




Desde el cordal, a los pies de la Cuatro Damas buscamos la, ya muy transitada, senda que une la Dehesilla con el Yelmo a través de los Cuatro Fantasmas. Después de encontrar y atravesar uno de esos pasos que tanto gustan a Buscasombras, donde años ha, habitualmente tiraba la mochila por motivos desconocidos, furaco (o furaquillo), donde Ricky Sr. muestras sus dudas sobre la posibilidad de pasar por allí (tan magna cabeza siempre tuvo sus inconvenientes), solo nos queda admirar el Collado de la Dehesilla.




La sorpresa es mayúscula, allí debe haber un congreso sobre algo. No menos de 60-70 personas pueblan la tranquila pradera en otros momentos: ¡¡impresionante!!. Afortunadamente, emprenden rápida salida, dejando la tranquilidad que uno espera encontrar en esta pradera.


Aquí aprovechamos para reponer algo de energías. Buscasombras nos tiene planeado un retorno sin pausas, para lo cual uno debe estar preparado. El pobre Ricky Jr., mal influenciado y asesorado de forma totalmente involuntaria por su valedor Ricky Sr, tiene la suerte de poder degustar ese manjar tantas veces idolatrado en este ámbito uno-gradista … ¡¡el chorizo de León!! ¿Qué hubiera sido de Ricky Jr. sin nuestro manjar? Probablemente hubiéramos tenido que abandonarlo para que los buitres dieran buena cuenta de él. Aquello no hubiera tenido solución.

Solo nos quedaba regresar, siguiendo el Jabalón, soportando los rigores veraniegos, con el pequeño objetivo de visitar y tratar de rememorar el duro trabajo desarrollado en otra cantera, todas ellas hoy ya abandonadas, dejadas en el olvido, donde la Pedriza trata de recuperar aquello que fue suyo en algún momento.




Un bonito día de montaña, donde Ricky Jr. consiguió salvar su vida ante tan duras adversidades. Todo un superviviente.

Trasgu, 2013.

PD: a ver cómo le explica Buscasombras a la enemiga el estado en el que vuelve a casa. Nadie se va a creer que estuviste en la montaña.









domingo, 15 de septiembre de 2013

Marranillos en Cazorla


“Muchas cosas semejantes se encontrarán no al alcance de cualquiera, sino, exclusivamente, para el que de verdad esté familiarizado con la naturaleza y sus obras.”
Marco Aurelio, Meditaciones.

Cuando un niño va a la montaña siempre busca algo fuera de lo normal, algo especial que salga de la montaña, algo un poco mágico que no pueda encontrar en la ciudad.

Lo de apreciar piedras, árboles, nítidas corrientes cristalinas, imponentes y angostos saltos de agua… a los mayores les impresiona mucho, pero a un niño no hay cosa que le impresione más que un “animalito”, si el animalito es desconocido esto puede ser la bomba, algo recordado de por vida.

El plan era claro, había que huir de los rigores del verano, especialmente exigentes en Úbeda, donde el astro rey no da lugar a la vida fuera del medio acuático hasta llegado el atardecer. Había que huir a algún sitio que permitiera relajar esta situación. Cualquiera que conozca mínimamente Jaén sabe que hay un objetivo tradicional, agradecido y que siempre sorprende con algo… la Sierra de Cazorla.



Después de un cierto trabajo de campo conseguimos ubicar el centro de operaciones, una casa con su encanto, en mitad de la montaña, donde la carretera más próxima queda a algo más de un kilómetro de carril, con su pequeña piscina donde darse un chapuzón y un descampado agradable para poder darse unas carreras… para un niño un lugar bonito, pero faltaba algo para ser perfecto: ¿dónde están los animalitos? Permitidme que, en postura “egoísta”, guarde el pequeño secreto sobre su ubicación.


La idea era estar por allí 4 días. El primer día se nos va en el trayecto relajado de ida, con parada para conseguir la valorada hogaza de pan de Cazorla, admiración del esbelto castillo templario de la Iruela, parada obligada en el mirador de las Palomas, llegada al lugar donde invertiremos cuatro días de nuestras vidas, asentamiento, preparación para la reposición de fuerzas, disfrute del entorno, con baño gustoso en la piscina disfrutando de la placentera tarde.


En esta vida siempre hay alguien que tiene el día malo… hoy le iba a tocar a Dieguito era su día negro. “Si te caes tu las veces que se cae un niño… por la noche no te mueves”, indica alguno de los allí presentes. Dieguito tendrá su momento cumbre cuando en un alarde de habilidad consigue aparcar la moto al filo de la piscina para a continuar tirarse a la piscina… todo ello con escasos cuatro años y ante un público expectante. A pesar de sus esfuerzos por sacar la cabeza, el que aquí escribe tiene que sacrificar su móvil y cámara por el mantenimiento de la especie… La pequeña Carmen saca sus conclusiones… “A mi ya me has salvado tres veces la vida, Dieguito ya lleva una”.

Después de esto se genera el asunto estelar de la semana… probablemente bien acostumbrados por antiguos inquilinos de la casa una familia de marranillos, como los niños los calificarían, la madre con cuatro rayones, cuatro marranillos que harían las delicias de todos los allí presentes… niños y no tan niños. Su visita se repetiría todos los días, sin duda se convertirían en los protagonistas de estos días… los marranillos de Cazorla (los de cuatro patas).






Los días se verían aderezados con dos pequeñas rutillas para ir enseñando a los niños que además de andar sobre cemento y asfalto… también existen en el mundo clásicos caminos de piedras… por los que incluso se puede pasar!!



Un día, todos disfrutaríamos de una agradable y entretenida ruta en torno a la Cerrada de Utrera. Circular muy disfrutona, de temperatura agradable. Con cervecita final incluida… una mañana perfecta.











Al día siguiente intentaríamos la Cerrada de Elías, mayor distancia todo un reto con los tres pequeños… no las tenía todas conmigo.


Finalmente mis temores se ven confirmados. Era el segundo día, el cansancio del día anterior hacía mella en los pequeños. Desde el principio, el día se convierte en una lucha por ver quién consigue ir montado en la preciada mochila: una mochila porta-niños y tres niños… toda una bomba de relojería. No daría resuello en todo el día.





A última hora de la mañana el día se empieza a complicar, nos amenazan las tormentas anunciadas el día anterior… la situación y el día empieza a tomar un color negro. Creo que no nos queda más remedio que renunciar y darnos la vuelta… quedaría para otro día, tres niños son una carga importante para enfrascarse en una de estas. Volvemos a por los marranillos!!! Alguno no podía esperar el momento.


Alguna que otra aventurilla mas completarían las jornadas… búsqueda de algún cervatillo por el parque cinegético, visita al centro de visitantes,… todo ello aderezado por esas barbacoas, arrocito caldoso … que tan bien sientan en estos entornos.





Cuatro bonitos días para aprender a vivir esta montaña de cuento que tanto gusta a los niños… y algunos no tan niños.


Trasgu, 2013.