martes, 16 de agosto de 2016

Cumbres por el Collado Jermoso: Palanca, Hoyo Negro y Friero.



“… pero Dios mirará por su pueblo y deparará alguno, que, si no tan bravo como los pasados andantes caballeros, a lo menos, no les será inferior en el ánimo; y Dios me entiende y no digo más.”
Miguel de Cervantes Saavedra, Don Quijote de la Mancha.

12-14 de agosto de 2016

La propuesta nace de Cacahuetes… el puente de agosto había que hacer montaña en Picos.

Después de diversas idas y venidas, ajustes y desajustes, unos que se apuntan otros que se borran, la opción de Cabrones (con cacharru o sin cacharru) … tomamos la decisión de irnos, para todos nosotros volver, al Collado Jermoso,



La convocatoria queda oficializada:
“Tres agurridos montañeros afrontan la gran aventura de pasar un fin de semana en Picos y ser capaces de volver a su hogar como si nada hubiera ocurrido.
El bravo Perico … rey del hippy-ese, intrépido trepador, príncipe de los barrancos de Asturies (el rey ye Triskel) … Bienvenido Perico!!!
Cacahuetes, magnánimo presidente Jabalidor, el único montañero capaz de subir la Canal del Agua sin comer, ni dar de comer a su compañero (que es lo peor!!)… le pega a todo, insaciable, no tiene fin… Solo los cacahuetes pudieron con él, de ahí su sobrenombre.
El pobre Trasgu, que aquí suscribe, relator de estos hechos acontecidos, dispuesto a sufrir lo que haga falta. A vuestros pies.
Los Picos os esperan, no los defraudéis.
Valga lo anterior como presentación de los participantes, conmigo como nexo de unión a quien ya me conocéis.
Objetivos: la Palanca, el Llambrión y la Torre del Friero… yo no he subido ninguno”. Finalmente la Palanca será hollada, el Llambrión sustituido por la Torre del Hoyo Oscuro y finalmente la Torre del Friero apuntada como gran hazaña de los allí participantes.

Picos: Torre de la Palanca, Torre del Hoyo Oscuro y Torre del Friero.
Distancia recorrida: 33.76 km.
Desnivel acumulado: 3674 m.






Día 1. Viernes 12 de agosto.




Cacahuetes y yo emprendemos la subida desde Cordiñanes el viernes a las 17:30, en lo álgido del día, con el Lorenzo aprentando todo lo que podía sobre nuestras cabezas.



Cacahuetes nunca me lo perdonará … un sabroso bocadillo de lomo y pimientos, comido por mi parte a “cara perro” en el trayecto de llegada como si no hubiera mañana me pasa factura. Lorenzo y bocadillo provocan el efecto esperado, un chungo en pleno hayedo de Asotín…  Dios que malo es juntar  ambas cosas con el Cacahuetes metiendo presión. La cena nos esperaba en dos horas y media en el refugio… Cacahuetes me quería matar contad de disfrutar de su cena, casi lo consigue.  “Anda más rápido, da los pasos más cortos y más rápidos, aprende a andar… tienes que andar con la cadera”. Era como llevar la radio del coche puesta. Yo entro en modo “ahorro-energía” y … hasta que llegué (ya me buscaré que cenar).






De esta forma, Cacahuetes me acompaña toda la Traviesa del Congosto, adelantándose la trepada final al refugio en pos de su cena (y reserva de la mía). A las 9 estábamos cenando, previo agradecimiento al cordial y comprensivo personal del refugio (no esperaba menos de ellos).


 Lo de Perico no tiene precio… Aparece en Cordiñanes a las 11:00 con la luna como referencia, bravo montañero sin temor a la inquieta oscuridad, valeroso capaz de atravesar el bosque de Asotín sin que los ojos vigilantes que le rodean le turben lo más mínimo, con hippy-ese y frontal como herramientas a la búsqueda de sus ya acomodados compañeros, buscando senda y señal que le permita alcanzar a las dos de la madrugada el descanso ganado a la vera del Refugio Diego Mella. Su bravura, más allá de lo supuesto, queda demostrada.

Como referiría en días posteriores Perico … “tres kilómetros, tres horas … en Picos las distancias no se miden en kilómetros”. Sabia conclusión.

Allí vivaquearán los tres; Cacahuetes y Trasgu por un lado, a escasos metros del collado, con uno de los mulos allí presentes como amenaza eterna de pasar sobre ellos, en el mejor lugar que pudieron encontrar, disfrutando de las popularmente vanagloriadas lágrimas de San Lorenzo, mirando estrellas verdes que parecen moverse, hasta alcanzar el descanso ganado. Perico, cae donde llega, no es el momento de buscar, los pies de uno de los bancos de madera le parecen un lugar maravilloso. En aquél momento no había lugar mejor en el mundo para él.


Día 2. Sábado 13 de agosto.




Ya por la mañana, previo al desayuno, tras búsqueda entre los sacos por allí esparcidos, con bicho o sin bicho, se produce el añorado encuentro de los tres. La aventura había comenzado.

Después del agradecido y siempre valorado desayuno mañanero, tras perezosa preparación de mochila y respectiva comprobación de que todos estábamos mínimamente recuperados de las exigencias de la tarde/noche anterior, emprendemos ruta a la Torre de la Palanca, por todos conocida menos por mi.

En el sendero de subida, más allá del normal disfrute de la magnificencia de Picos postrada ante nosotros, Cacahuetes no le pierde vista al Llambrión, y por ende al Tiro Callejo, puerta de acceso al mismo, defendida cual Can Cerbero por el nevero postrado a sus pies. No puede dejar de mirarlo, no puede dejar de tratar de explicar lo allí presente en la lejanía; para él es un lugar muy conocido y respetado.





Excepción hecha de algún nevero que con toda la curiosidad de mundo algun@ se acerco a pisar y la divertida trepaduca que a mitad de camino te rompe la monotonía de la ascensión recordándote que las manos van “separadas” de los bastones y también valen para agarrarse a la roca, alcanzamos la cima de la Torre de la Palanca (2609 m.): imponente lugar desde el que el refugio parece quedar hundido allá en lo profundo, con el Jou Grande y canal de Dobresengos cual desierto a pasar, Cabrones y Torrecerredo enfrente. Allí disfrutaremos unos momentos de las vistas.




Cacahuetes no desaprovecha la oportunidad de volver a mirar “de cerca” al Tiro Callejo desde la cumbre. No pierde detalle. La ascensión al Llambrión se la plantea por allí, la vuelta habría que hacerla por detrás, Collada Blanca y Tiro Casares.



El descenso de la Palanca se hace rápido y entretenido, acompañados por otro grupo de montañeros, deja tiempo para el charloteo, posibles opciones,… rápidamente llegamos al Jou del Llambrión. Lugar de decisión.



Yo, por mi parte lo veo claro: con la mañana muy avanzada, subir el Llambrión para después afrontar toda la vuelta por el Norte suponía poner en riesgo otra vez la cena… y el atardecer!!! nueva paliza y reventón!! Yo desisto de esta opción… Cacahuetes y Perico, desconozco si por opción suya o por acompañamiento hacia mi, tampoco lo suben. Perico propone cambiarlo por la Torre del Hoyo Oscuro … “un paseín” menos exigente. A mi me parece correcto… recorro las Colladinas, que no las conocía, y casi doy un vistazo a Cabaña Verónica. Así lo decidimos.




El trayecto se hace llevadero, Colladina para arriba, Colladina para abajo. Detrás de una colladina siempre viene otra. Collada Ancha, Tiro Casares… una pequeña trepaduca y ahí tenemos la Torre del Hoyo Oscuro. Todo esto no es gratis… aquello parecía una sartén, sin paz, descanso ni sosiego, era como el sol te cayera encima. No hay donde meterse. Perico paga su precio… entra en el ya conocido modo “ahorro-energía”. En la cumbre, el tiempo justo para comer algo y había que volver… allí solo perdíamos tiempo y agua. Quedaba un largo trayecto.









El agua se convierte en elemento clave… ¿Mataría Cacahuetes por medio litro de agua? Que cada cual de su respuesta… a nosotros nos amenaza si no le damos agua. Yo siempre planteo la misma cuestión … “¿Hubiera cortado “Saimon” la cuerda si el otro hubiera tenido las llaves del coche en el bolsillo?” (Véase el documental “Touching the void”). En el fondo es un buen chaval. Que grande!!!




Collada tras collada, colladina tras colladina … ya únicamente con un sorbo de agua solo encuentro una forma de reponer algo… tirarnos un rato debajo de un peñasco… empezaba a haber sombra (esta vivencia ya la tenía de Gredos en situación muy similar). Allí descansamos media hora, muy de agradecer, y tomamos entusiasmo para afrontar las colladinas hasta el refugio. Una vez allí… esas gloriosas jarras de cerveza del Jermoso no tienen precio… no hay dinero que pueda pagar lo que uno siente en ese instante. Este día nos la habíamos ganado.




 Solo quedaba el descanso del guerrero: la cena, disfrutar del gran y único atardecer del Jermoso, buscar sitio para el vivac, un cola cao calentico, mirar un poco al cielo, charloteo y … hasta el día siguiente. Otro día de Picos.





Esta noche, en lugar de mulos, tenemos perros. Perico no los miraba con buenos ojos.

Día 3. Domingo 14 de agosto.

El domingo amanece con un perro saltando sobre la cabeza de Perico y él, metido en el saco, sin ser capaz de articular movimiento. “Cagüenmimantu!!!!!!!!”  Tenía que haber despeñado al perro!! … ¿¿¿¿¿¿o al dueño???????? Probablemente, el animalico de cuatro patas no tuviera culpa alguna de lo que estaba ocurriendo.

Cacahuetes ya nos avisa: “Hoy el día es largo”.

Esta vez con la mochila al completo, abandonando el refugio, la aproximación al Friero se hace eterna. Mira que lo ves ahí cerca, pero cuesta llegar a él la de Dios. Vaya xatada!!!! El agua vuelve a ser elemento clave. Cacahuetes me machaca la cabeza. Perico mantiene el optimismo.





La aproximación es un continuo sube y baja de colladas, colladinas, hombros, pedrerus, praos  y todo lo que se te pueda aparecer por delante.

Hasta la Vega de Liordes, quizás por tratarse de camino conocido, y el frescor de la mañana, la cosa se hace llevadera, incluso entretenida.



A partir de la Vega de Liordes empiezan las incertidumbres, el camino lo intuimos (que gran intuición montañera la del Cacahuetes), sabemos dónde hay que llegar, incluso un grupo de montañeros nos lo explica y nos dice que está jitao… “¡¡¡to está jitao!!!” (esta historia también me la conozco de Gredos... léase en este mismo blog el tratado filosófico sobre la “consideración de jito”… ¿Qué es un jito? ¿Cuándo tres piedras pueden considerarse como jito? Todo depende del nivel de desesperación que tenga uno).  

Así, más allá del Llagu Bajeru, por el Jou de los Llagus, emprendemos la búsqueda del jito. Uno por aquí, otro por allí, la cosa no parece ir mal, Cacahuetes nos insiste en que queda mucho, que cuidado con el agua … Perico siempre mantiene su optimismo.

En el paso del Jou de los Llagus, tratando de buscar el Collado de la Chavida perdemos los jitos … “¿es esto un jito? ¿y aquello?” … Sin agua, con un calor que te mata, con el Jou que teníamos por delante, yo no puedo buscar jitos… conforme se me está cayendo el alma a los pies, viene Dios a verme y encuentro el jito que nos marca la salida… Dios aprieta pero no ahoga, nos muestra la salida y, durante el día, considerará que habíamos tenido suficiente castigo: Los dioses de la montaña, como otras muchas veces, deciden ayudarnos.



El camino estaba marcado, ya vemos la salida, solo quedaba la cuesta al hombro del Friero y las trepadas… “con un paso malo”. Yo he de decir que cuando me dicen “solo hay un paso malo…” se me ponen los pelos como escarpias. A ver qué es eso del paso malo.  

Merece la pena recordar aquí lo acontecido la noche anterior, donde una humilde pareja, con sus mochilones, nos cuenta que los habían mandado al refugio bajando el Tiro Callejo: “Nada… solo tiene un paso malo, tiras la mochila y ¡¡ya está!!”. Hay que tener mala hostia… si los pobrecillos no le habían hecho mal a nadie… ¿para qué les harán esa putada? Hay que joderse. Lo pasaron bastante mal los pobres.

Volviendo a lo nuestro… nos quedaba probablemente los mejor de los tres días. Una llambría antes de llegar al hombro, el paso malo (que esta vez de verdad era “un paso malo”, solo un paso) y dos trepadas de lo más entretenido. Lo disfrutamos a lo grande. Alcanzamos la arista cimera y cumbre.







La Torre del Friero… yo le tenía muchas ganas, era una cumbre que me gustaba desde hacía muchos años, ahí estábamos, Cacahuetes, Perico y Trasgu en la cumbre; disfrutando del momento.




¿Y por qué será cuando estás en una de estas cumbres bonitas aparecen las “moscas de cumbre”? Nombre técnico … “Culmen Muscae”.  Allí hay que comer rápido porque sino las moscas te comen a ti. Uuuuff!!

El descenso, parte preocupante desde que uno llega arriba, se hace más fácil de lo que inicialmente nos hubiera podido parecer. Pasito a pasito, otra vez el “paso malo”, peor en la vuelta que en la ida, la llambría, donde el uso de la “tercera pierna” se hace obligatorio, y ya solo nos queda la vuelta.






Quizás por lo bien que lo habíamos hecho, el Dios Eolo se encarga de darnos su brisa de vez en cuando y no dejar que la nube se quite de encima de nosotros. Le estaremos eternamente agradecidos.




Entre racionamiento de agua, “moscas de cumbre”, “grillos del pedreru” y otros asuntos tratados, a través de la Canal de Asotín llegamos a su Vega. Cacahuetes nos había dado descanso en la Canal, las ampollas distraían su atención y pensaba para adentro, sin necesidad de transmitirlo al exterior, pero al llegar a la Vega, en merecido y ganado descanso tomo su puesto como autonominado presidente de la República de Asotín, puesto al que no está dispuesto a renunciar. Como lo disfruta.¡¡¡ Todo un Jabalidor!!!



Solo nos quedaba en relajado paseo atravesar el Hayedo y, por la pared, llegar a Cordiñanes. En el entremientras Cacahuetes nos va exponiendo las condiciones para ser nombrados miembros “Jabalidor”… asunto que dejaremos para tratar en otra ocasión.




 Con unas botellas de agua, un limón, dos sobres de azúcar y unas jarras de cervezas en Posada de Valdeón, 33.76 km. después, aunque recuerden que en Picos la distancia no se mide en kilómetros, y 3674 m. de ascensión acumulada, damos por concluido el fin de semana.

Fin de semana grandioso en grata compañía. Gran montaña la Torre del Friero.

Trasgu. Agosto’16.

PD:

Pa que no me digan que se me ha olvidado… he de renovar mi material de montaña… después de 15 años, empieza a estar obsoleto.
Y, por cierto, agradecer el magnífico trato y atención recibido en este refugio del collado Jermoso. Probablemente el mejor en los refugios de España que yo he estado. Un abrazo para los que lo atienden.
Fotos de Perico y Trasgu.