sábado, 5 de octubre de 2019

Cordal de la Crespa



29 de septiembre de 2019

“Todos enmudecieron y quedaron silenciosos. Y tan sólo se levantó para luchar con él Euríalo, varón igual a un dios, hijo del rey Mecisteo Talayónida”
Homero, La Iliada

Estaba todo planificado, todo preparándose desde hace meses, ajustando los días al minuto, atentos al más mínimo detalle, dejando a un lado cualquier cosa que pudiera impedir alcanzar el objetivo, destino escogido, no había nada más importante, ahora o nunca, a vida o muerte … hoy … ¡¡había que ir a la montaña!!



Va Perico … y nos dice que se la ha inflamao el tendón de Aquiles … ¡¡No me jodas!!” … con gente así nun se puede ir a ningún lado. ¡¡Cagüenmimantu!! Así nun podemos ir a ningún lau.

Esa mañana, como tantas muchas otras, nos juntamos de nuevo Jorgito y yo … Jorgito, como ye un tiu bien organizado, decide no madrugar, y en la furgoneta esa que lleva a todos laos me espera en la puerta del Mariscal … es un cliente asiduo. Al menos hoy tomaremos café antes de ponernos en marcha. Eso siempre fue un lujo.




Distancia: 15.56 km.
Desnivel Acumulado: 1.312 m.





Al llegar la temperatura marca 1º … ya se que no nos debería llamar la atención, pero dada la época en la que vivimos, en algunos momentos pensé que nunca volvería a ver esas temperaturas. A Jorgito le debió pasar algo parecido: se pensaba que venía a la playa, y casi me aparece allí en chanclas y bañador. “Pues hace mas frio del que yo pensaba …”, comenta un tanto preocupado, “y yo que pensaba venir en pantalón corto … ”, continua. “Está desentrenao”, pienso yo … “el verano nunca fue bueno pa los montañeros”. Tampoco le damos mucha importancia y nos ponemos en marcha.

Ya en La Riera de Babia, llega el punto clave del día. Había que encontrar la salida. Si no lo llevas un poco preparado … te vas pa cualquier sitio. La descripción de Cotoya nos ayuda en este caso: “¡¡estamos en la senda buena!!” … “to pa’lante”


De esta forma, pronto cogemos el cordal que nos llevará hasta la cima de la Crespa. Un día perfecto, temperatura agradable, de charleta, unas fuentes, alguna que otra trepaduca manos sobre la piedra, Jorgito lo da todo … es una máquina!! Con todo el cordal siempre a la vista alcanzamos la cumbre de la Crespa. Las vistas excepcionales.











Desde aquí con una larga travesía a lo largo del cordal, rodeando Peña Redonda, buscamos la Peña los Años, ya conocida de anteriores aventuras, pero viniendo por derroteros totalmente opuestos. El día nos empieza a cambiar … Jorgito, se apercibe de ello … “pues no hace tanto calor como yo pensé” … “parece que las nubes se nos echan encima” … tras la larga travesía, donde aparecen síntomas de desfallecimiento, alcanzamos la cima.














Lo primero que te sorprende es encontrarte de lleno con el Montihuero y el valle, con su Laguna de las Verdes enfrente. Visto desde arriba, en sentido opuesto … Impresionante, espectacular. Siempre veníamos de Torre de Babia, hoy vinimos en sentido opuesto, desde la Riera. Esta salida de hoy ayuda a “abrir” el mapa, enlazar unas zonas con otras, conocer el “más allá”.





Después de autoidolatrarnos por lo bien que lo habíamos hecho, de superar la situación de autocomplacencia, había que reponer el gasto hecho hasta el momento. No llegaríamos mucho más allá. Refugio, no había, el viento soplaba fuerte … y Jorgito todavía en “modo playa”. Buscamos trinchera, y allí como podemos reponemos fuerzas. Jorgito de forma ansiosa rebusca en su mochila que ponerse y encuentra un chubasquero de esos, tipo “bolsa de basura” que le debieron regalar cuando fue al cumpleaños (o despedida de soltera) de “alguna amiga”. Se lo coloca como puede, la cabeza por aquí, taladra dos agujeros pa sacar los brazos, y encima el forro. “¡¡Pues si que funciona bien!!” … si no es por el plástico, hubiéramos salido en las noticias … ya se sabe … “aparece el cuerpo de un experto montañero después de una tormenta invernal … nadie se explica que pudo suceder”. Me entrevistarían a mi en el telediaria (y nunca contaría lo del chubasquero de despedida de soltera). ¿Cómo se le ocurriría a Jorgito meter eso en la mochila? Le salvó la vida. Eso si, la chaqueta la dejó en casa.


No pudimos aguantar mucho en la comida, pronto “salimos corriendo” cuesta abajo, camino de las Malvosinas para entrar en calor. A pesar de los más de 15 km. Previstos, hoy no íbamos a llegar tarde a casa.




¡¡Las Malvosinas son terribles!! Es conocido por cualquier montañero que se precie que las montañas no son todas iguales. Es más, no te caen todas igual, incluso de un montañero a otro varía la percepción. Cada montañero tiene sus montañas “aborrecidas” … “uuff!! Que coñazo!!”. Yo tenía los Barrerones, el Minguete, … para mi son cuestas horrorosas, tediosas, que parecen no acabar nunca. Desde este día tengo otra … la subida a las Malvosinas desde la Peña los Años … casi tengo que llamar al GREIM a que venga a rescatarme. ¡¡Un infierno!! Jorgito … no tiene sentimientos, le da igual todo, to pa’rriba (y de vez en cuanto una foto). Finalmente la arista final, arregla un poco el panorama. Alcanzamos la tercera cumbre del día, Las Malvosinas.




Solo nos quedaba El Piñon, esta facilita. Muy cerca de las Malvosinas, orientada al Montihuero y la Laguna de las Verdes desde el Sur, constituye el otro mirador: Uno la Peña de los Años, otro el Piñon. Preciosas vistas que disfrutamos durante unos minutos. Me llama la atención la diferencia de percepción entre el verano y el invierno: la bajada desde las Coloradas a la Laguna, que en diversas ocasiones hemos transitado después de terminar alguna de sus canales en invierno, en esos momentos agradable y complaciente paseo, me parece hoy, vista desde el Piñón, si la tuviera que realizar, un esfuerzo ímprobo!! Menos mal que no tenemos que transitarla hoy.





Poco más nos quedaba por hacer; unos kilometrillos de regreso. Los primeros para autocomplacernos por lo bien que lo habíamos hecho y acordarnos de los que no estaban. Los dos o tres últimos, ya se sabe, son esos que sobran y que nunca entiendes porque los han puesto allí. Mientras … nos da tiempo a tratar los problemas de Jorgito y planear como podríamos encontrarles solución.





Así, de esta forma, esta vez bien tempranico, como no hubo nadie que tuviera que volver al coche a recoger nada, como corrimos mucho por el frío, … estamos en el punto de partida, allí donde pernoctó Jorgito, con tiempo suficiente para echar unas cervezas, y comernos un plato de picadillo con huevos. Listos para la siguiente.


Bonito día de montaña.

Salud y Montaña!!!!


sábado, 28 de septiembre de 2019

Cordal Peña del Viento: Fornos, Peña del Viento, Rapaína y Rapaona.

31 de marzo de 2019


"No he venido a pelear obligado por los belicosos troyanos, pues en nada se me hicieron culpables -no se llevaron nunca mis vacas ni mis caballos, ni destruyeron jamás la cosecha en la fértil Ftía, criadora de hombres, porque muchas umbrías montañas y el ruidoso mar nos separan-, sino que te seguimos a ti, grandísimo insolente, para darte el gusto de vengaros de los troyanos a Menelao y a ti, ojos de perro."
Homero, La Iliada.

Era allá por los años 650, casi 1500 años tiempo ha, cuando, como sucesor de Recesvinto, un tal Wamba, rey de los visigodos, dio esplendor a tierras del norte. Así, por sendas próximas al hoy Puerto de San Isidro, comunicaba tierras leonesas con tierras astures, herederas de su cultura visigoda.


En esta ocasión, dos aguerridos unogradistas se proponen adentrarse en el glorioso camino Wamba, grandemente referenciado en nuestros días por todo montañero astur-leones que se precie, allá donde los reyes caminaron, y todos ellos disfrutaron de sus escenarios y cumbres.





Distancia: 11.80 km
Desnivel acumulado: 902 m.





En el puente Wamba se citan Jorgito Stelvio … y el que aquí escribe, Trasgu, reminiscencias de los unogradistas que vagaron por cumbres del mundo.

En un día con ambiente que honra la ocasión, entre neveros y piornos, al cobijo de un cielo azul y temperatura acogedora, Jorgito y Trasgu recorren la agradable senda Wamba, en esos primeros momentos del día actualizándose las noticias uno del otro, y recordando a algunos que un día ejercieron como unogradistas pero hoy se nos escaquean con las más infundadas escusas (alguno incluso es capaz de dejar los pinchos en el coche para decir que se tiene que volver … e intentar que Dios haga pasar de él este castigo) … Si Wamba los viera …





Mientras Jorgito va relajado … tiene la impresión que hoy Trasgu lo ha metido en un “paseo por el parque”.



Así llegan al Collado Acebal, punto clave del día, en algún momento hay que dejar el cómodo sendero, buscando la Peña de los Fornos … “a la trocha!!!” … Jorgito se resiste … pero allí vamos. “Trasgu!!! ¿Dónde me llevas????” … es cierto, que en las últimas ocasiones hemos rozado el límite de la tragedia, pero todavía eran primeras horas de la mañana, daba tiempo a mucha reacción.





Salvada la loma del camino, el cordal de la Peña del Viento, con la Peña de los Fornos en su inicio se nos muestra en su plenitud. Nos quedaban por delante las ya nombradas Peña de los Fornos, Peña del Viento, Collado de las Agujas, Rapaína y Rapaona.

Así, entre trepaducas, con pies y manos los dos unogradistas disfrutan de un desconocido y sorpresivo Picu Fornos. No estuvo nada mal para ser la primera … “ya estamos activados … amos to pa’lante!!”. Disfrutamos enormemente del día y del escenario …










A partir del Fornos, tocaba afrontar la cumbre que da nombre al cordal, sin duda la más conocida de la zona, y frecuentemente visitada por muchos de los montañeros que transitan tierras de Wamba. La Peña del Viento, azotada y “rapada”, de ahí su nombre, por todos los vientos.

Jorgito le ha tomado gustillo a eso de clavar pinchos y piolo, y como loco busca laderas donde dar uso a los mismos (¿ultimo de la temporada?) … el tío no tiene límite. Una bonita y disfrutona arista, con impresionantes vistas a ambos lados, nos llevará al bonito buzón de la Peña del Viento. Allí firmamos tarjetas de cumbre de otros amigos que previamente habían estado por allí. La celebración en la cumbre, la tradicional con Jorgito: ¡¡¡¡¡¡¡¡¡H. H. P.!!!!!!! Rememorando antiguos amigos.










De la Peña del Viento … a la Rapaína (también nombrada como Picota las Hazas), con el collado Agujas de por Medio. Cruzando praos y laderas, imaginando a Wamba por el valle, alcanzamos la Rapaína.




La sorpresa está después … al enlazar Rapaína y Rapaona. Jorgito resopla. “¡¡¡Trasgu!!! ¡¡ que me vas a matar!!” … pero lo disfruta … entre boliches, con algún furaco (ya tradicional), pie aquí, mano allá, usando “la tercera pierna” cuando la cosa se pone complicada, bastones pa’bajo en caso extremo, … bajamos de la Rapaína, para de forma ya sencilla, mostrar reverencias al gran Wamba en la Rapaona … las cumbres del día estaban cubiertas.






La meteo nos cambia … ha llegado el momento de retirarse, en situación de autocomplacencia, por lo bien que lo habíamos hecho, y lo disfrutón del día, tras cruzar el Arroyo Fornos, solo nos queda despedirnos de Wamba y agradecerle la oportunidad y compañía que nos dio en el día de hoy.


Como siempre, parafraseando a Carmar …

Salud y montaña montañeros!! Salud y Montaña a Wamba!!