“¿hubiera cortado Simon la cuerda si no hubiera tenido las llaves del coche?” y lo más difícil… “¿hubiera contado Simon la verdad si Joe no hubiera aparecido vivo?”
Buscacombras.
Hay días donde por encima de la montaña pasan otras cosas. Hoy era uno de estos días.
Era abril de 2011. El tubo encajonado, en Peñalara marcaba este día. Aquel día no lo sabíamos pero estaba marcado.
Una lesión apartaba a Buscasombras de la montaña. ¿Hasta cuándo? Hasta hoy, casi un año después. Esto era más importante que cualquier ruta a realizar, cualquier cima a conseguir, cualquier vía a planear.
Todo aquel que se haya dedicado a esto de la montaña durante un pequeño tiempo, de forma un poco “intensa”, se habrá dado cuenta que algo que caracteriza a este deporte son los lazos de unión que generas con aquellas personas que te acompañan, personas en las que, en muchas ocasiones, no te queda otra que confiar en ellas, confiar incluso para dejar tu vida en sus manos.
Mi caso no es especial, a lo largo de los años en los que he estado metido en la montaña, he conocido a mucha gente, muchos recuerdos, muchos momentos, muchas amistades, personas conocidas por toda España.
De todas estas personas, en mi mundo, Buscasombras es un caso especial, mi caso especial.
Es con quien, sin duda alguna, he estado más tiempo en la montaña, muchos momentos buenos y algunos “regulares”. Siempre nos quedamos con los buenos, pero de los regulares siempre intentamos aprender.
Uno-gradista fundador, desde el principio.
Es quien me volvió a devolver a la montaña, quien un día, hace bastantes años, me dijo que lo acompañara, un día que duró hasta abril de 2011.
Es quien me enseñó como empezar en esto, buenos consejos, buenas referencias.
Es quien me enseñó muchos de lo que actualmente se sobre la montaña, mucho tiempo invertido para ello.
Es con quien aprendí muchas de las cosas que la montaña nos ha enseñado.
Es con quien aprendí muchas de las cosas que la montaña nos exigió.
Es con quien preparé infinidad de salidas a la montaña, muchos viajes, muchos madrugones, muchas noches en refugios de… ¿medio mundo? Al menos media Europa.
Es con quien he compartido la gran mayoría de mis salidas a la montaña, cada una de ellas con sus cervecitas, siempre ansiadas, siempre esperadas, motivo para el resumen diario de lo realizado. “¡¡Esa cervecita!!”
Es con quien he confesado esos momentos “regulares”… algo podíamos haber hecho mejor. Esperemos haber aprendido.
Es con quien he “repetido” alguna de las rutas no se cuantas veces… ¿repetido? Siempre fueron distintas, cada una distinta de la otra.
Es con quien he visto pasar por esas montañas muchas personas, personas que nos han acompañado, que repitieron, que no volvieron, que volvimos a ver al tiempo.
Es quien me enseñó la Sierra de Madrid, la Pedriza y Gredos. Difícil encontrar mejor maestro.
En abril del año pasado hacíamos una de estas rutas, nada de especial, volvimos a casa como otras muchas veces.
Una lesión inesperada amenazó todo lo anterior, ¿se había acabado? Hoy volvimos a hacer cumbre, ¿dónde? En Peñalara… ¿Cuántas veces habremos subido a Peñalara? ¿Cuántas vueltas le habremos dado a la laguna? No lo se, muchas, cada una con una historia, siempre finalizada con dos cervecitas. Esta vez, como siempre, también fue distinta.
Por cierto… hoy subimos por la canal Ezequiel y el tubo sin nombre central derecho … pero … ¿qué más da? Mejor recordar las preguntas de Buscasombras antes de la Ezequiel… “¿hubiera cortado Simon la cuerda si no hubiera tenido las llaves del coche?” y lo más difícil… “¿hubiera contado Simon la verdad si Joe no hubiera aparecido vivo?”, … esas cosas que uno piensa en la montaña.

Me alegro de que estés de vuelta.
Trasgu, 2012.