miércoles, 15 de enero de 2014

Dos benjamines y un Jim Beam en Claveles

De la tradición, según esto es hija la historia, y la escrita que primero fue vocal, y lo son todas, pues tradición es narración, opinión y doctrina derivada vocalmente, sin haber escrito, con el uso de padres a hijos, y de los que vieron las cosas, a los que no las vieron.
Luis Cabrera de Córdoba, 1611.

12 de enero de 2014

Tradición es cada uno de aquellos acuerdos que una comunidad considera dignos de constituirse como una parte integral de sus usos y costumbres. La tradición suele versar genéricamente sobre el conocimiento y también sobre principios o fundamentos socio-culturales selectos, que por estimarlos especialmente valiosos o acertados se pretende se extiendan al común, así unas generaciones los transmitirán a las  siguientes a fin de que se conserven y perduren, se consoliden. También se llama tradición a los patrones que pueden formar idiosincrasias.

Y tradición es ya desde hace años la celebración del pasar de los años por los más grandes uno-gradistas que jamás existieron, aquellos que forjaron su espíritu entre las vías grado I más arriesgadas, dejando a un lado cualquier temor que pudiera alejarles de sus objetivos: subir, ver lo que hay arriba y, finalmente, bajar.


En esta ocasión allí estábamos los dos, de nuevo, con la intención de ir a algún sitio donde pudiera tener lugar tan magno acontecimiento. ¿Dónde? En algún lugar en torno a Peñalara, todavía sin decidir, como siempre, se decidirá dependiendo de las circunstancias.



Desnivel acumulado: 1079 m.
Distancia: 11.79 km.




Inicialmente, el panorama no pinta muy bien: hay poca nieve, casi ninguna, al menos desde el aparcamiento de Cotos. Como será la situación que, en pleno enero, arrastrando piolos y pinchos, Buscasombras, uno de los homenajeados, se plantea si subir con botas de invierno o de verano. Como optimista nato que es, habilidad bien demostrada a la hora de “encontrar” cualquier jito, el muy valiente va y se pone las botas rígidas. Al final no le saldría tan mal, ya pensaba yo que le iría peor.


El otro homenajeado, el que aquí suscribe, sin problemas de botas (ya las había decidido en casa), pero cada vez con más problemas con la peña que uno se encuentra en el aparcamiento. No es que tenga nada en contra de ellos, pero cada día me molestan más, me indignan… y eso que seguro que son buenas personas. Será que el paso de los años me va convirtiendo en un anti-social (la enemiga siempre me lo recriminó, pero no es cual mía, así que… perdonen las críticas).

Como casi siempre, sin objetivo fijo emprendemos camino a la laguna, desechamos la zona de la ceja, subimos el hombro, el de las botas rígidas penando como un penitente, nos asomamos a Cinco Lagunas y … bueeeeno… la cosa no estaba tan mal, los tubos estaban formados. Evaluamos las posibilidades y… hay un tubo que nunca falla, donde buscando derivaciones por uno y otro lado uno se lo pasa muy bien, lo disfruta, allí vamos, a la “sureste clásica” de Peñalara, en diversas ocasiones descrita y hollada.




Cuando llegamos allí creemos que somos los primeros, el día nos va a permitir disfrutar de ella. Pronto empieza a aparecer personal… no nos podemos relajar, como nos pase toda esta peña… La nieve no está nada mal, no sobra, pero los tubos están bien formados, durita,… parece que hoy disfrutaremos de un gran día. Aquí es donde Buscasombras “disfruta” de sus botas.



La sureste se hace entretenida, un poco por la derecha, un poco por la izquierda, resalte por aquí, más pendiente por allí.








Alcanzada la arista hay que decidir: la muchas veces visitada Peñalara o Claveles, donde hacía mucho que no pisábamos. Me sorprende que no hay excesivo personal por los alrededores, teniendo en cuenta lo que uno se puede encontrar en Peñalara un domingo. Miramos para la arista de Claveles y la decisión hoy está clara… vamos a cruzar la arista, a ver cómo nos la encontramos.





De esta forma empezamos a negociar un bloque detrás de otro, colocando los pinchos donde menos rayen la piedra, procurando no clavarte uno de los piolos al pasar de un bloque a otro, poco a poco, vamos llegando a la cumbre de Claveles. Una vez allí me llama la atención que el tradicional cartel no está visible: ¿se lo han llevado o está tapado por la nieve? No lo se.






Después de las fotos típicas de cumbre, celebraciones y admiración de lo que uno puede divisar desde allí, toca el momento de bajar.







Sin duda se trata de la decisión más acertada del día: decidimos aventurarnos desde la cumbre hacia abajo, en búsqueda de las Cinco Lagunas, rodeando como se puede, bajando como cada cual entiende mejor, sin ruta fija pero con el objetivo claro. Al final encadenamos un descenso bonito, que no sale perfecto, sin tener muy claro que había detrás de cada bloque. Si algo salía mal, siempre teníamos el plan B…  volver a subir y bajar por otro sitio.


El descenso resulta perfecto, solo quedaba finalizar aquello para lo que habíamos venido: la celebración. Al cobijo de un bloque, con vistas perfectas sobre la laguna de los Pájaros, damos buena cuenta de lo que ya viene siendo tradicional… dos benjamines que nos permiten celebrar lo vivido y lo que esperemos nos quede por vivir.




La guinda la pone el Jim Beam… nuevas costumbres que Buscasombras viene introduciendo y degustando de aquella visita nocturna a la Maliciosa. Jim Beam es celebrado… ¡¡Viva Jim Beam!! ¡¡Viva Jim Beam!! ¡¡Tres hurras por Jim Beam!!

Esto nos permitirá llevar con mejor talante esa parte del día donde uno tiene la sensación de haberlo hecho todo solo desea volver al lugar donde todo comenzó. El retorno se hace agradable llevándonos al final… o principio… de otro nuevo año uno-gradista, otro nuevo año de experiencias, esperemos tan saludables, benéficas y cordiales como las que venimos viviendo en la última década.


Como ya íbamos servidos, bien servidos, la tradicional cervecita del final fue inexorablemente sustituida por un café calentito reconfortador. De esta forma uno vuelve nuevo a su casa, dispuesto a lidiar con todo lo que la semana le pueda echar encima.

Trasgu, 2014.