lunes, 25 de noviembre de 2013

Portillo del Lobo (Sierra de Ayllón).

“Bien notas, escudero fiel y legal, las tinieblas desta noche, su estraño silencio, el sordo y confuso estruendo destos árboles, [… ], las cuales cosas todas juntas, y cada una por sí, son bastantes a infundir miedo, temor y espanto en el pecho del mesmo Marte, cuanto más en aquel que no está acostumbrado a semejantes acontecimientos y aventuras.”
Don Quijote de la Mancha, Miguel de Cervantes.

24 de noviembre de 2013

Después las últimas veces que Cacahuetes subió a Peñalara, siempre en búsqueda de las nieves, quedó claro que la próxima trataría de evitar los tumultos típicos de la Sierra madrileña en los fines de semana.

Cuando unos días antes le planteo subir a estrenar las nieves de esta temporada, le atrae la idea de ir a conocer el Pico del Lobo: con la estación cerrada, no debía haber mucha gente por allí. Buscasombras y yo hacía mucho tiempo que dábamos una vuelta por allí. Podía ser un buen momento para volver.


Allí nos presentamos los tres: Cacahuetes, Buscasombras y el Trasgu, quien suscribe este texto. Ya en el camino, antes del amanecer, Buscasombras nos advierte que el tiempo no va a ser bueno. ¡¡Vaya racha que llevamos!! No acertamos una. La verdad es que a mi me había parecido ver un sol “amarillo” por aquella zona (he de reconocer que no investigué mucho más). A Cacahuetes le debió pasar lo mismo. El único que tiene cabeza entre nosotros es Buscasombras, menos mal que no le solemos hacer mucho caso, y él nos sigue, para meternos en estos fregaos (últimamente demasiado habituales).



Desnivel acumulado: 920 m.
Distancia: 7.4 km.

Así, superando todo tipo de perezas, ya aparcados en un aparcamiento con un único vehículo, nos armamos de valor y abrimos las puertas para comenzar la larga mañana que nos esperaba por delante.




Todo se inicia con el pequeño ritual de ponerse botas, guetres, ropa de abrigo, recomponerse, buscar “hippy-ese”, encenderlo,… Ya sabemos quién es el último en terminar, como es tradicional, … Cacahuetes se percibe pronto… “¡¡este tarda más que yo!!”, me comenta. Buscasombras no tiene rival, todo un protocolario a la hora de apergañarse antes de arrancar.

Hoy estaba claro que acertaríamos en poco. “Los pinchos nos los tenemos que poner en 100m.”, indica Cacahuetes. Yo, para evitar movimientos de mochila innecesarios, los dejo “colgando” de mis piolos. Ya me quedó claro que esto nos les gustaba ni a Buscasombras ni a Cacahuetes, pero solo iban a ser 100 m. Al final los paseé de esta guisa por todo el Pico del Lobo hasta las tres de la tarde, volviendo al coche en la misma posición que salieron. Cacahuetes tampoco había acertado en su pronóstico de 100m.


Al inicio de la subida, con nieve bien cerrada, la discusión de las últimas salidas, como decía, ya demasiado habitual: “¿tú crees que abrirá?”. Jooooooder … ya estamos como siempre. Yo siempre soy optimista, siempre digo que si (me va a dar igual…); Buscasombras… esta vez lo tenía muy claro. No teníamos nada que hacer.



La verdad es que hoy pintaba muy mal, pero ya que estábamos allí … como siempre, habría que subir “a ver” que había allí arriba, aunque hoy “ver”, lo que se dice “ver” íbamos a ver poco. Estamos resignados desde la salida (yo … casi casi también). Al principio de la subida, todavía en las primeras rampas, un hombre se nos acerca a preguntarnos si íbamos a buscar al montañero perdido. La verdad es que no teníamos noticia de ello. Nos indica que un montañero se había perdido hace ya un día y que había pasado la noche por “allí arriba”. Nos advierte de los peligros tal y como estaba el día, pidiéndonos que si lo vemos avisemos mediante la correspondiente llamada telefónica. La verdad es que aquello no dio que pensar. Uuuff!! Tal y como estaba el día… mala noche tuvo que pasar el hombre perdido.


La verdad es que la subida hasta el Gran Plató no debe tener pérdida, siempre que tomes como referencia el telesilla adecuado. En nuestro caso, quizás dejándonos llevar por el pundonor inicial, tomamos como guía un remonte más a la derecha, lo cual nos condicionará durante toda la mañana. Tendremos que ir buscando de nuevo aquel que teníamos que haber seguido. Con no más de 20 m. de visión en la niebla, esta tarea no es fácil.




Aún así, con más vueltas de las necesarias llegamos al Gran Plato. Desde aquí, buscar el acceso al Portillón del Lobo se convierte en otro problema. Uno que si más a la derecha, otro que si más a la izquierda, yo que si subimos por aquí mismo (“a ver lo que hay”)… Parece evidente que no lo teníamos muy claro, y es que no acertábamos a ver ni las piedras que teníamos delante.



Finalmente, Cacahuetes, como hombre sabio que es, toma la decisión correcta: sigamos las huellas de los esquiadores, estos siempre bajan por sitios fáciles. Buen razonamiento para no quedarnos enriscados. Este razonamiento nos lo confirmaría un atento y amable esquiador con el que nos cruzaríamos en esta última pala. La demostración de cómo de bien vienen unas “focas” en estas circunstancias es evidente: lo veríamos subir y bajar hasta … ¡¡tres veces!! durante la mañana.


De esta forma, a duras penas conseguimos llegar al Portillón, siguiendo el cordal teníamos delante la cima del Pico del Lobo (eso lo sabíamos por los mapas, no porque viéramos nada). A lomos del cordal surge la discusión del día… ¿Vamos a la cumbre? ¿pa qué? La verdad es que no se veía absolutamente nada. Después de un intercambio de impresiones, alguno quería hasta votar, decidimos bajar por donde hemos subido. El día estaba echado… evidentemente sin abrir … ¡¡ni un pelo!!!

Solo nos quedaba bajar, volver a ver a nuestro amigo el esquiador (que subía por tercera vez), buscar hueco para la típica degustación entre los aportes de todos los allí presentes, incluido orujo… en esta ocasión de café, gracias a Cacahuetes… y mi te calentito (a Buscasombras y Cacahuetes les costaba entender que “meter algo calentito para el cuerpo” fuera reconfortante… jajajaja).




Después de la narración, es evidente que al montañero perdido no lo vimos, el coche de por la mañana seguía allí aparcado, esperemos que esta pequeña historia acabe con un final feliz.



Solo nos quedaba parar en algún sitio a darnos ese pequeño homenaje con el que siempre se debe terminar un “aciago” día de montaña.



Trasgu, 2013.

PD: si viene el Troll… ¡¡no vuelve!! Hizo bien en no venir.

lunes, 18 de noviembre de 2013

El rey de la combinada en la Maliciosa

“Campeador, el que en buena hora se ciñó la espada,
hoy de Castilla os vais para las tierras extrañas.”
Cantar del Mio Cid. Anónimo.

10 de noviembre de 2013.

Hoy era un día grande, hacía años que no coincidían cinco uno-gradistas en la montaña… la cosa tenía su peligro.

Nos juntamos Buscasombras, habitual en estas lides, los Rickys Jr. y Sr., supervivientes natos, capaces de sorprender a cualquiera, el Troll, rey de la combinada, no hay quien pueda con él, y Trasgu, el que suscribe, un pobre hombre al que le atrae esto de dar un paseo por las montañas.

El destino, en esta ocasión… teníamos que enseñárselo al Troll y Ricky Jr., nóveles uno-gradistas… y parece que recordárselo a Ricky Sr: “¿He estado aquí antes?” preguntaba en la cima ante un atónito Buscasombras.

El destino se trata de uno de los más glamurosos a los que un uno-gradista se puede dirigir, donde todo uno-gradista debe volver y rendir pleitesía: La Maliciosa (y como siempre digo… se trata de una montaña, nada más).



Desnivel acumulado: 857m.
Distancia: 10.99 km.






Con la Maliciosa últimamente hemos tenido nuestros más y nuestros menos, toda una lucha: - - Allí subimos al Felón, el del ilustre apellido, en un día de perros, con su mochila jabonosa donada por su queridísima, subimos pero no la vió: se tuvo que imaginar la Bola del Mundo, la Pedriza, el Peñotillo, las Cabezas (de Hierro, no las nuestras),…

- Allí subió Xfera, calificado en aquel momento como un tío simpático, dentro de su sobrio estoicismo. Con Buscasombras … bajaron entre brujas y lobos, las piernas no les daban para más.

- Allí subimos, los “cansajíbaros”, a rendir pleitesía a todo lo que había alrededor, dando buena cuenta de orujines y bourbon … aquel día si que bajamos … nunca bajamos tan rápido, la Maliciosa nos tiró rayos, agua, truenos, … nos lo tiró a mala leche.

- PakMaldini, también bautizado como uno-gradista en tan majestuosa montaña, acompañado esta vez de Xfera y el que aquí suscribe comprobó que incluso la Maliciosa en Madrid se puede llenar de gente un domingo cualquiera. El peor de los infiernos, peor que cualquiera de los anteriores.

Visto esto es fácil entender el nombre, nos ha tirado niebla, lluvia y viento, brujas y lobos, rayos, truenos y agua, incluso … a 2500 turistas. La Maliciosa.


Esta vez no esperaba que fuera menos. Así se lo avisaba al Troll el día de antes (“llevate abrigo”). Buscasombras dejo a los Ricky a los pies de semejante bestia, la Maliciosa, no sabían donde venían.


El Troll, tampoco lo tenía muy claro. Autocalificado como “el rey de la combinada”, se decide a darlo todo. A quedarse vacío. El mismo se lo puso difícil el día de antes, más difícil ahí, lo da todo por el día… y por la noche (o mejor… por la noche y por el día, que es lo que nos suele ocurrir normalmente). Aunque durante algunos momentos su dignidad flaquea, nunca la perderá, mejor morir que perder la vida.

Los Rickys… fallo gordo… no habían arrancado la hoja del calendario de agosto. Eso la Maliciosa no lo perdona.

Yo desde que me bajo del coche me doy cuenta que el día será duro. Frio y viento. “Arriba debe de estar curioso”. Pero ya que habíamos venido, que habíamos hecho lo más difícil (madrugar), no nos íbamos a volver a beber cerveza a las 8 de la mañana. Habrá que subir a ver que hay.


Yo no se porque hacemos siempre la misma pregunta: “¿Crees que abrirá?”… ¡¡si nunca abre!!, diga lo que diga el del tiempo. Lo bueno es que siempre hay alguno que dice (o espera) que si. Jajajajaja. Hoy pintaba fatal. Habíamos vuelto a la Maliciosa… ¿qué se podía esperar? Lo que teníamos.

Al principio la cosa es llevadera, estamos en el bosque, bien abrigados. Subimos, subimos, subimos … entre la niebla el Peñotillo se hace inalcanzable. El Troll, rey de la combinada, empieza a ganarse su apelativo. Al Peñotillo le cuesta llegar. Todo se hace más ameno “buscando nuestro unicornio azul”. Quien canta sus males espanta.





Superado el Peñotillo, la Maliciosa te guarda lo peor, su pedrera. Con viento y frio, se hace dura. “¡¡Manolete pa que te metes!!”. El Troll es un tío duro, no asoma en él la menor duda sobre continuar en el esfuerzo, abnegado, nunca dejará que su dignidad quede mancillada. Allí sube, hasta el final. Solo los guantes le dan consuelo. Qué gran invento en estos momentos.






Aquí Ricky Jr., en plena pedrera, sufre. Agosto se había pasado. Pelaba un frio curioso. Buscasombras, hombre precavido donde los haya, tiene la solución a sus males. Le saca de un mal día.




Cuando alcanzas el collado, con la cima a la vista, te crees que ya ha pasado lo peor. Pero la Maliciosa lo puede empeorar todo un poco más. Un viento gélido nos pone todas las dificultades posibles a nuestro avance. Parece que se niega a que alcancemos la cima. No nos lo va a poner fácil. Es imposible hablar entre nosotros. Solo nos podemos seguir unos a otros. La frente duele por el frio proyectado en ella. Quien quiera tocar la cima, tendrá que pelear un poco por ella.




Ya en la cima, la cosa no da para mucho, hay que bajar rápido. Allí no hay quien aguante. Hasta el Collado del Piornal, no dará descanso.



Ya en el Collado del Piornal, el valle de la Barranca nos cobijará, como otras tantas veces, permitiéndonos relajar un poco el día, algunos chascarrillos, bromas, comentarios… “¡¡Manolete pa que te metes!!”. Ya estaba todo ganado.



Solo nos quedaba disfrutar de las viandas, allí donde la fuente de la campanilla tintinea a todo el que llega a la misma, con su botellita de vino, orujín, chorizos, fuet… incluso un te calentito. Todo un festín. Bien ganado en esta ocasión.




Otro día que la Maliciosa no nos lo pone fácil, pero… así es la Maliciosa. Los Rickys y el Troll, ya la conocen.




Trasgu, 2013.