martes, 11 de junio de 2013

El bautismo del Troll pedricero.

"Pero el pequeño Troll no se puede dormir.
No para de pensar en el sol. Esa gran luz del cielo, caliente y traicionera.
Despacito, dirige su mirada furtiva hacia una pequeña rendija de la pared de la montaña, y echa una ojeada.
¡Todo es tan bonito ahí fuera! ¡Todo está mucho más vivo que por la noche!"
El pequeño Troll, cuento popular noruego.

9 de junio de 2013

Un troll es un temible miembro de una mítica raza antropomorfa. Su papel en los mitos cambia desde gigantes diabólicos hasta taimados salvajes más parecidos a hombres que viven bajo tierra en colinas o montículos, inclinados al robo y el rapto de humanos que, en el caso de los infantes, eran sustituidos por niños cambiados.

Suelen habitar en los valles protegidos, las profundas cavernas y los lugares más templados, son muy altos y corpulentos y emplean su fuerza para capturar y devorar seres humanos o cualquier criatura que les quepa en su barriga.

La mayoría de las veces los troles se mantienen invisibles pero si se está en el bosque y se huele a comida guisándose, se sabe que hay un trol viviendo cerca.

En zonas más expuestas, y en las Shetland y las Orcadas, tienen poca estatura y un aspecto avejentado. Aunque también son peligrosos, prestan algunas veces un pequeño servicio a los humanos, si bien prefieren evitarlos por completo.

Los trolls suelen vivir alrededor de unos 300 años y su gama de colores va desde el verde oscuro hasta el gris. Muchos trolls, por no decir la mayoría tienen la capacidad de regenerar sus heridas o miembros cortados. (http://hacheron-mundocelta.blogspot.com/2009/01/mitologa-celta-los-trolls.html)

La mayoría también de los trolls tienen muchísima repulsa hacia los trasgus, y qué mejor manera de eliminarlos que comiéndoselos, pues es una de sus comidas favoritas, sobre todo cuando están crudos y son bastante gorditos.

También otra comida preferida para ellos son los hobbits, también si pueden ser gorditos y sabrosos.

Existen algunos trolls que pueden llegar a tener dos cabezas. Son llamados Hammar y son raros de ver.



Desde tiempos inmemoriales Trasgu y Buscasombras los habían perseguido y habían huido de ellos en bosques y montañas, el enfrentamiento con estas bestias era encomiable llegando en ciertos momentos a tener características épicas.



Habitualmente siempre fue el troll quien persiguió hasta la extenuación al Trasgu, hoy las tornas se volverían, el Troll sería ajusticiado.

En esta ocasión, si bien es por todos conocida la dificultad para poder verlos y tomar imágenes de ellos a la luz del día, un troll, conocido, capturado y traído por Trasgu de Traid hace pocas semanas, el Trol de Traid, de entre  los Trolls uno de los más peligrosos, osados, bárbaro y mordaz, fruto de su propia autocomplacencia, vanidad, egolatría y narcisismo, haciendo ostentación de su megalomanía, busca, propone y decide por si mismo adentrarse en los dominios de los Trasgus, allá donde los Trasgus se retiran en la búsqueda de su propia meditación y encuentro consigo mismo, allá donde cada uno debe sobrevivir por si mismo y contra si mismo. El Troll decide adentrarse en la Pedriza.


La ruta a seguir es ya toda una mítica ruta para los uno-gradistas, considerada como uno de los lugares sagrados donde un extraño, incluido un Troll de Traid, puede y debe demostrar su valía si como uno-gradista quiere ser considerado y admitido. Un lugar esquivo al modus vivendi de los Trolls, pero este Troll no tiene límites… allí se mete. Se trata de la Pedriza Posterior, la ya mítica ruta que pasando por el Cáliz, símbolo bautismal, por detrás del Cancho de los Muertos (símbolo de sumisión), a través del Collado del Cabrón (sin acritud hacia el Troll), para finalmente cruzar las puertas del Collado de la Romera, en el propio Carro del Diablo, lo cual da acceso sin restricciones a este pequeño grupo de amigos, los uno-gradistas, donde incluso un Trasgu es capaz de aceptar a su Troll.






En todo este camino, Buscasombras, como siempre que asomamos por la Pedriza, nos deleita con el detallado y profundo conocimiento que tiene de estos entornos. Es difícil conocer a nadie que tenga retenidos en su cabeza más detalles sobre senderos, cruces de caminos, jitos, piedras y árboles característicos (siguiendo y haciendo honor al conocimiento adquirido de su gran maestro en la zona, Domingo Pliego)




El día, aunque amenazante en todo momento, no puede ser mejor para disfrutar de la Pedriza: día plomizo, fresco sin alcanzar el frío, orvallando sin llegar a llover, evitando en todo momento alcanzar ese estado en la roca pedricera que esvira que mata … un día perfecto.







Sobre la ruta, ya descrita en anteriores ocasiones poco que añadir que no se haya dicho ya. En esta ocasión el protagonista era el Troll.








Su peor momento lo alcanza, previo al Collado de la Romera, en el paso del Pajarito, donde motivado y dolido en su ego más interno por un par de Japoneses de avanzada edad que le pedían paso, hace de tripas corazón para alcanzar lo que él creía la puerta al descanso (en este caso no sería el eterno, aunque no se yo si ya lo deseaba).







“Ves aquel de rojo… pues por allí tenemos que pasar”, estas palabras de Buscasombras hunden al Troll, al Troll le aflora su ira más profunda, yo, por más que miro no veo “al de rojo” pero el Troll ya lo había localizado, sabía lo que aquello suponía,… “¿cuándo paramos de subir y bajar?” … fue el comentario “educado” que, hundido en su propia frustración, logro transmitir.




De esta forma, ya cuando la tensión se mascaba, cuando el Troll pensaba en comerse al Trasgu… alcanzamos el Collado de la Romera. Aunque siempre que llego aquí hecho una mirada a las Torres, era evidente que hoy no era el día. Si el Trasgu quería salvar su vida teníamos que buscar una salida airosa, los Llanillos.




Todo Trasgu debe saber que lo más peligroso en el mundo, incluso más peligroso que un Troll, es un Troll con hambre y sed. Un Troll con hambre y sed, pierde el norte, no conoce, no distingue, solo presta atención a sus instintos más básico, aquellos que le piden saciar su ansia de comer y beber. Un Troll en esta situación sería capaz de engullir incluso a Buscasombras, que mira que debe ser duro de pelar. Camino de los Llanillos, el Troll empieza a mostrar los primeros síntomas… el hambre y la sed se están haciendo dueños de él… el Trasgu, incluso Buscasombras empiezan a correr un serio peligro. Trasgu, buen conocedor del Troll, rápidamente pone remedio a la situación… son los mejores momentos del día para el Troll. Un Troll comiendo y bebiendo es como un osito de peluche, como un ser indefenso, con su atención centrada… es inofensivo. Este es el mejor momento para acercarse al Troll (¡¡así consiguió el Trasgu domesticar y amansar al Troll!!)



El Troll redimido en parte de su maldad, el Troll había sido sanado en parte de su vanidad, el Troll desde este día será considerado como un uno-gradista. Bienvenido a este pequeño grupo de amigos, donde, aunque alguna vez se putea un poquillo a algún “pardillo”, al final todo el mundo es bienvenido y aceptado. Esperamos volver a verte. Ya tenemos el Troll uno-gradista.



¡¡Este Troll es una máquina!!

Trasgu, 2013