lunes, 14 de abril de 2014

Macizo de Ubiña: Canalón del Infierno en Fariñentu


“Todos se habían ido, ellos cuatro solos son,
así lo habían pensado los infantes de Carrión:
Aquí en estos fieros bosques, doña Elvira y doña Sol,
vais a ser escarnecidas, no debéis dudarlo, no.”
Cantar de mio Cid, Anónimo.

12 de abril de 2014

Niblap convoca a sus vasallos; estos se destierran con él. A los que conmigo vengan que Dios les de muy buen pago; también a los que se quedan contentos quiero dejarlos. Con vos nos iremos, por yermos y por poblados, no os hemos de faltar mientras que salud tengamos, y gastaremos con vos nuestros piolos y pinchos, y todas nuestras mochilas, cascos y polainas. Aprobación dieron todos a lo propuesto por Niblap, la deuda de Niblap debía quedar saldada… su mito debía quedar derrumbado. Mucho agradece Niblap aquello que ellos hablaron.

Niblap, Perico y Ro salen de les Asturies, Trasgu de Llion… allí dejan sus palacios, yermos y lugar de reposo, a Lindes van encaminando, dispuestos a solucionar aquella afrenta por saldar: el Canalón del Infierno los esperaba.




Piensa entonces Niblap, que en buena hora ciño piolo, “Canalón del Infierno, a los pies del Fariñentu, … si Dios me da vida … he de remontaros, en grata y valerosa compañía, no me lo dará de grado, habré de sacarlo por las malas”.


Distancia aprox. : 17.49 km.
Ascensión acumulada aprox. : 1612 m.



De esta forma, al amanecer, en la soledad de Lindes emprenden la marcha, ya aguijando las botas y bastones, apretando las riendas de mochilas, camino de rodear Peña Rueda, lugar de batallas antiguas. Versando a Carmar, gran narrador de aguda y afilada pluma, “huellas de troll surcando ‘los bosques’, tiran de las mentes de gnomo todavía turbias por la madrugada y así, sin darse cuenta, se encuentran en fila india, poniendo pie tras pie en la profunda traza hasta que, avivados los sentidos, se percatan que ya otean la entrada al empinado canalón, donde, por fin despiertos aceptarán disfrutar de la maravilla que su montaña, el Fariñentu, les tenía preparada”.





Los cuatro abnegados montañeros errantes múltiples obstáculos han de superar para conseguir postularse a las entradas del infierno en el canalón de tan suntuoso nombre.  De’sta forma escogonciados caminos, ríos y pedrerus han de superar, momentos de extenuación que Trasgu aprovecha en incrementar sus conocimientos sobre esa extraña forma de falar que los aborígenes de las asturies suelen tener y mostrar de forma abierta a los que osen acompañarlos por ese reino de montañas y valles donde suelen habitar.


“Nun queríamos pisar barru, pero nun quedo más remedio si en este día queríes subir alguna cume. El día perguapu, lo malo la gran xiatá a meter entre pechu y llombu, pero prestónos. Subimos al canalón por la foz grande y puertos de Agüería, ente borrines, gurrianes y escamplaes, lugares para mi desconocíus”.



“Al curzar el ríu hemos de tener curiáu con nun moyanos, el caudal del ríu nun nos lo pon facil, tendríamos que buscar piedres sobre les que sofitanos para d'esta forma salvar un importante obstáculo nel dia de güei. Ente obstaculo y obstaculo,Trasgu, pa invertir el so pensamientu, fai importantes esfuerzos por asimilar tan histórica llingua de montes y valles, procurando entender y aprender d'estos aboríxenes, Ro intenta nun entemecer col so gallegu natal, llingua d'otros llares, por otros motivos conocíos.”



Pasada la Foz Grande, ya entrando en los Puertos de Agüería,  cruzando chanos de agradable pastar para las bestias que allí moran, el valle llegando está, donde, Huertos del Diablo, Ranchón, Pachón y Cigacha, se enfrentan a los allí presentes, todavía reteniendo nieves en sus entrañas, marcando de forma indudable que, al final del valle, en las paredes del Fariñentu el mismo Infierno, en forma de Canalón hemos de encontrar.












Para alcanzar lo buscado en el día de hoy, solo faltábanos cruzar el pedreru. Este que escribe, vime morrer ante la visión del mismo. Largo y penoso camino debe uno pasar para alcanzar tan excelso, magnánimo y deseado premio… aquí ya no había vuelta atrás… había que sufrir lo que fuera por alcanzar las puertas de lo anhelado.




¡¡Por fin a las puertas del Canalón!! … auténticos bastiones a los lados que dan entrada al camino a la cumbre Fariñentu, marcando el inicio de lo que en el día de hoy habíamos venido a buscar, aquello por lo que Niblap suspiró tiempo atrás y que al resto nos trajo a conocer.  Allí cincharemos todas las armas, ceñiremos piolos, cascos y pinchos, piolos bien empuñados, firmes los pinchos, ante batalla que los allí presentes entienden no poder evitar.


Así de esta forma, se adentran en aquel Canalón, donde, por su virar a siniestra y diestra, uno no acierta a ver el final. Niblap se regodea en el mismo, tanto esfuerzo merece ser degustado y disfrutado con todo detalle. En tanto, Ro busca la salida, pareciendo haber recuperado el imperioso esfuerzo exigido y demandado por Perico con anterioridad. “No corras tanto que se va a acabar pronto”… exhorta Niblap 30 metros más atrás.










Así, disfrutando todos los allí presentes con las exigencias que demanda tan ilustre canalón, perseverantes en el empeño de alcanzar la cima, los allí presentes tomamos el pequeño hombro, en el ascenso confundido con la arista de cumbre. Desde este hombro, solo un pequeño repecho, nos separa de la cumbre. Aquí no perdemos la oportunidad que todo alpinista desea de entrar en situación de autocomplacencia por lo bien que lo hicimos hasta el momento en el día de hoy.






Así fácilmente alcanzamos la arista de cumbre, donde quedamos impresionados por el mar de nubes que cubre los valles de las Asturies, intentando de alguna forma taparnos lo que desde allí arriba pudiéramos otear, reemplazando de esta forma un espectáculo, por otro espectáculo, aún más grandioso si cabe: poder contemplar la lucha sin igual de las nubes a tus pies intentado cubrirlo todo lo alcanzable contra las imponentes montañas intentando emerger de las mismas, montañas sobre las cuales uno se yergue cual jinetes a lomos a las mismas.





Desde aquí, ya con la hora vespertina amenazante, solo nos queda emprender el cauteloso y tedioso regreso, que, de forma ágil sobre las Cuenchas Remechas, rodeando la Braña el Chegu, confundida por nosotros con Cheturbio, nos permite alcanzar de nuevo la Foz Grande que nos dejará en el lugar del que unas horas antes habíamos emprendido tan bonita labor para el día de hoy.







Ya en Lindes… Stelvio nos recordaría, mediante misiva caligrafiada, que, si bien se encontraba en otras grandes lides, su cabeza había estado allí con nosotros… Ya tiene el gusanillo en el cuerpo, esta ganado para la causa.

La cervecita de siempre, como siempre también bien ganada y merecida, sería el premio final a tan ajetreada jornada: otro de los elefantes blancos había caído.

Tomando la despedida de Carmar ... Salud y montaña ;-)

Trasgu, abril de 2014.

[Fotos de Niblap, Perico y Trasgu]