jueves, 16 de julio de 2009

Siete Picos (Sierra de Guadarrama)

Tiempo estimado: 4h (sin tomar las alternativas).
Desnivel: 500m (sin tomar las alternativas).
Nivel: Iniciación. La subida a los picos puede requerir algún paso comprometido, y en general se recomienda precaución.
Sendero de montaña abrupto.
Agua: Fuente en el Ventoso. Recomendable llevar agua.
Fotos: Galeria Guadarrama, Galeria Schmidt

Siete Picos Sur

Cómo cambian los objetivos. Cómo cambia la percepción del entorno. Al igual que nuestro estado de ánimo, nuestra capacidad física nos hace percibir la montaña de muy distinta forma.
Continuando con la recuperación, y animado por los calores de esta época, decidí darme una vuelta por el macizo de 7Picos (Siete Picos) y el col. Ventoso, siempre haciendo gala de su nombre.
El macizo de 7Picos (Siete Picos) se sitúa entre el puerto de Navacerrada y el col. Ventoso, aunque en muchos casos en él se engloba al cerro Ventoso, extendiendo el macizo hasta el puerto de la Fuenfría.
Los tupidos pinares de su cara Norte contrastan con lo escarpado y descarnado de la cara Sur. Por ello, tras recorrer el cordal, el retorno lo haremos por el camino Schmidt que, manteniendo cota, recorre toda la umbría entre el pto. de Navacerrada y el col. Ventoso. Si nuestro objetivo fuese llegar hasta la Fuenfría, el Schmidt lo podríamos prolongar gracias a la senda de los Cospes con la que enlaza en el lado norte del Ventoso.
Sin la majestuosidad y elocuencia de la Pedriza, el cordal de 7 Picos (Siete Picos), además de en sus roquedos, tiene su mayor virtud en las vistas que ofrece sobre el resto de los macizos del entorno y de ambas mesetas. Al Este podemos ver la imponente silueta de La Maliciosa, con su característico Peñotillo; y a su izquierda veremos la descarnada falda del Guarramillas con las antenas de la Bola del Mundo y sus característicos radomos calefactados (ver relato de Trasgu en el que se describe el origen del nombre http://uno-gradistas.blogspot.com/2009/05/garganta-del-infierno-maliciosa.html). Al Oeste podemos destacar el Montón de Trigo que da paso a la Sierra de la Mujer Muerta.
El macizo de 7 Picos (Siete Picos) no ofrece dificultad técnica alguna salvo que pretendamos coronar sus cimas o queramos subir por los roquedos de su cara Sur. Aun así, en invierno convendrá extremar las precauciones por lo resbaladizo de las rocas y por lo difícil que resulta la orientación en el bosque del Norte al perderse las marcas de los árboles que marcan la ruta.
En una excursión por Siete Picos (7 Picos) lo normal sería partir del puerto y tomar la primera de las pistas de esquí que aparecen a nuestra izquierda una vez en la carretera que conduce a la residencia militar los Cogorros. De esta forma se alcanza rápidamente el alto del Telégrafo, y ya sin abandonar la parte alta de la montaña recorrer todo el cordal. Pero en esta ocasión me propuse hacer la mayor parte de la ruta por sombra, y como disculpa para ello decidí ver el estado de la subida por el arroyo del Telégrafo para enlazar en la Pradera de 7 Picos (Siete Picos) con el camino habitual.
Como alternativa, y así aparece en la foto 3D y en el mapa, se puede subir por la pista de esquí de fondo (fucsia).

Los Cogorros

Ruta
No sin cierto nerviosismo me visto y estiro (ahora es religión). Salgo con paso firme en dirección a los Cogorros. En la base de la pista de esquí que desemboca ante la puerta de la residencia parte el camino Schmidt, escrupulosamente balizado con puntos amarillos y en el que solo es posible perderse en los días de invierno en los que la nevada tapa las marcas y la traza del camino. Y surge la primera dificultad.
Y es que les tengo mucho respeto desde que hace años bajando de la legendaria Peña del Seo, en El Bierzo, me envistiera una vaca al verse amenazada por la cornamenta de mi bicicleta BTT. Ahora, justo en mi camino, allí pacían astifinas y con recelosa mirada unas “vaquitas”. Sin dejar de hablar (sólo que estaba), sin dejar de cantar me paseo entre ellas sorteándolas con cuidado. Puffff!!!!!
Ya andando como un hombre, tras cruzar el desvío de la pista de esquí de fondo y después de cruzar la pista de esquí del Telégrafo, tomaremos el camino de la izq. que surge en una bifurcación a 20 minutos desde el aparcamiento. Este camino, que nos llevará al arroyo del Telégrafo manteniendo cota, mientras que el camino Schmidt baja ligeramente.
Sin gran esfuerzo llegaremos a la vaguada del arroyo del Telégrafo, que en verano no lleva agua en superficie. Aquí comienza una subida intensa, pero breve, sobre un sendero apenas visible que transcurre por la orilla dcha. orográfica. Pasaremos dos depósitos de agua semienterrados y alcanzaremos rápidamente la pista de esquí que fondo.
Girando a nuestra derecha seguiremos por la pista-vereda (primero en dir. O y luego, tras una cerrada curva a izq. en dir. E) hasta la Pradera de Siete Picos, desde donde siguiendo los hitos alcanzaremos el séptimo pico por el habitual y abrupto camino de montaña que serpentea entre pinos (sendero de escalones rocosos y tierra).
Nota: En la zeta de la curva antes mencionada surge una senda muy perdida, balizada con puntos azules, que tras mantener cota desciende en busca del camino Schmitd.
Durante la subida disfrutaremos de las vistas de ambas mesetas según nos acerquemos a una u otra vertiente.
Alcanzada la redondeada loma que da comienzo al cordal, busco los primeros pasos para subir al Séptimo pico. Marcados por el paso de los montañeros aparecen claros sobre el gris de la roca. Ayudándonos con las manos, tras unos primeros escalones vamos dando vuelta al pico rotando a la izq, hasta alcanzar el vértice geodésico. Allí me encuentro una nudista sorpresa con gran conversación. Tras fotos emprendo el descenso comprobando que unos meses de parada le hacen a uno perder soltura en esas operaciones.
Nota: Conviene prestar atención al camino de subida para no complicar la bajada.
Continuando por el cordal en pocos minutos llego a la base del sexto. Busco el diedro chimenea ligeramente tumbado que da acceso, sin ningún compromiso, a las rocas por las que ganar la cima. Saliendo del diedro encaro la roca que a la derecha custodia el acceso. Tiene forma de menhir, de los de Obelix, de unos 3 metros de alto y actúa de puente entre la roca sobre la que me encuentro y las de la cima. Tras unos titubeos sobando sus redondeces (que malo es el parón) lanzo la pierna derecha a la roca opuesta y me alcanzo al otro extremo del un agujero. Las vistas son las mismas que tendríamos si nos asomáramos ahora a una vertiente, ahora a otra, pero todas juntas, y es un poco más divertido si se sube.
Tras descender ganando confianza en cada paso, continúo con el recorrido del cordal subiendo alguna que otra roca hasta alcanzar el col. que hay entre el tercero y el segundo. ¡Qué bonita es la vista desde la ventana que se abre en el segundo sobre el valle de la Fuenfría! (aparece en la portada de algunos libros de Domingo Pliego)
Desde aquí desciendo al N para alcanzar la pradera del col Ventoso y descansar un poco.













Desde el 2º Pico (Macizo de Siete Picos)
Desde el 2º Pico (Macizo de Siete Picos)
Collado Ventoso

Galeria Guadarrama



El Camino Schmidt
Desde que ese cantinero le diera su nombre a base de hacer camino entre Cercedilla y el puerto con víveres a lomos de mulas, el Camino Schmidt ha sufrido algunos cambios, llamémosles, naturales. No hemos necesitado muchos años para ver como la caída de árboles o el efecto de cursos de agua han hecho que el camino, que no olvidemos se hace al andar, modifique su curso arriba o debajo de una forma nada sutil.
Pero es que ahora estamos ante algo importante que cambiará su faz para siempre. Las autoridades del Parque Natural están “arreglando” el camino.
Mi sorpresa comienza cuando tras el habitual merecido descanso y la consiguiente autocomplacencia (siempre es así) en el col Ventoso empiezo a escuchar un motor en la lejanía del bosque.
Adentrado en el bosque unos 50 metros se escuchan voces y algún que otro relincho. En un recodo me topo con una excavadora removiendo rocas y suelo, formando un cierre tipo jardín. Recuas de mulas traen sacos de tierra para nivelar el terreno. Allí donde las rocas molestaban son trituradas, picadas, desmenuzadas. Más adelante una hormigonera ayuda con su mezcla en la labor de afianzar las piedras que formarán pasos de agua, pequeños puentecillos sobre los arroyos, etc.
Resumiendo, el Camino Schmidt está siendo arreglado.
No sé que opinar sobre el tema. Me siento como el orwelliano protagonista de “Subir a por Aire” que en su opresiva realidad ve cómo cambia su mundo y deja de ser suyo (claro, sin el ambiente de preguerra). Por un lado se pierde el pasar sobre raíces, rocas y riachuelos, sintiéndonos en un entorno salvaje. Pero lo cierto es que el aumento de transeúntes que ha sufrido en los últimos años ha provocado un deterioro manifiesto visible no solo en la proliferación de puntos blancos en sus márgenes, que al acercarnos vemos que son clínex usados.
El arreglo del camino puede suponer el encauzamiento de los excursionistas además de favorecer el acercamiento o toma de contacto para otros, ya ahora este camino es accesible incluso para personas con baja movilidad.
El “campo” se aleja.



Galeria Schmidt

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