martes, 14 de junio de 2011

El Carro del Diablo y bajada al Paular, y senda del Angostura

En mitad de la subida al puerto del Revetón yace el último carro cargado de piedra camino de la catedral de Segovia. Su construcción era realizada con la mejor de la piedra extraída de las canteras de Madrid. Ha pasado tiempo, y todavía se rememora tan inesperado suceso, que se debe a la rotura unilateral de la promesa que ligaba al arquitecto de la obra con el diablo. Parece ser que el primero había vendido su alma con la idea de que el segundo allanase el camino eliminando los problemasde pudieran impedir su finalización a tiempo. Estaríamos ante un precursor de los modernos lobbies, y en temas de procesos de la construcción puediera ser que la concejalía de urbanismo (supongo). Ya al final, viendo que se cumplían los plazos de entrega, el arquitecto/constructor decide prescindir de los servicios del segundo, que enojado torna el carro en piedra (huelga, protesta verde, etc., que supongo instigada por el propio lobby o el sindicato afín a la concejalía) en un intento de malograr la obra. Pero, como buen constructor, la carencia de materiales fue obstáculo para que la obra se entregase sin problemas, aunque con una torre más baja que otra, que no hizo resentir en demasía el orgullo de la entrega.
Más o menos, e interpretada un poco, esta es la leyenda que acompaña al particular risco del Carro del Diablo, situado en mitad de la subida al Puerto del Reventón desde el pueblo de Rascafría, o desde el monasterio del Paular, y que era el primero de los hitos que pretendiamos alcanzar en la actividad que hoy se relata.

Ver la leyenda por Alfredo Merino, http://www.elmundo.es/elmundo/2010/11/25/ocio/1290694757.html



Foto del artículo de Alfredo Merino, http://www.elmundo.es/elmundo/2010/11/25/ocio/1290694757.html

Ruta en datos.
Distancia: 35km
Desnivel: 740m
Dificultad física: Media
Dificultad técnica: media-baja. Un paso de piedras al principio de la bajada del Carro del Diablo.
Track: Larcos, versión acortada de una ruta de Iogrea, sin la visita a la cascada de Purgatorio.



La ruta.
La idea era disfrutar de los primeros suelos secos de la temporada y hacer dos bonitas bajadas en la zona de Rascafría. La primera consistia en bajadar desde del Carro del Diablo al Paular, la segunda la del río Angostura pasando por el embalse de Pradillo por su orilla derecha. Y luego, si se tercia la cascada del Purgatorio.
Partimos de Rascafría, saliendo por el polideportivo en dirección N., para llegar al Carro del Diablo por cómodas pistas. Tras un par de sube-bajas, uno de ellos largo, alcanzamos el curioso risco cuando llevamos hechos unos 11km. En este punto parte la pista, en un estado regular, que sube al pto. del Reventón. A la izq. vemos que sale en bajada un camino-senda lleno de piedras, que nos llevará a Rascafría o al Paular por un paraje especial, caracterizado por el bosque de robles.
Se trata de una senda llena de piedras, al principio muchas y con un paso malo; y luego rápida y con piedras ocasionales. Tendremos que estar atentos, pero no es complicado. Tras la zeta a izq. llegaremos a una puerta de ganado que no hemos de cruzar si queremos bajar directamente al monasterio, como fue nuestro caso.
Nosotros tomamos la senda que parte a la derecha de la puerta en fuerte bajada que luego se suaviza. El camino está muy perdido, pero con intuición se sigue bien. Cuando se allana el terreno tendremos que cruzar varias fincas particulares, alguna con las puertas cerradas.















Ya en el monasterio saldremos a la carretera que sube al pto. de Cotos para recorrer unos 1,5km y salirnos a la derecha para ganar altura por pista de tierra en dir. a la Cabeza Mediana, que bordearemos por su izq.. Durante este tramo tendremos buenas vistas del risco de los Claveles y podremos visitar el monumento al guarda forestal.
Tras un breve descenso cruzamos la carretera y seguimos con sube-bajas remontando el Angostura por su orilla izq. hasta que la pista principal se desdobla y el de la izq. hace una curva pronunciada. En el interior de esta curva tenemos la senda/tubo del Angostura que nos llevará al Puente del Perdón visitando otro de los rincones más maravillosos de la sierra de Guadarrama, pero en este caso bastante transitado, por lo que hemos de tener cuidado.

Tubos, peraltes, raíces, puentes de madera, arroyos, fáciles escalones, alguna piedra que otra, etc. configuran un divertido y fácil tramo que tan solo es un poco difícil a la altura del embalse de Pradillo.

Nosotros en esta ocasión disfrutamos de un momento "galleta" al cruzar el pontón de cemento sobre la tubería de la central eléctrica. Por resumirlo, la horquilla no superó el escalón de entrada; y ciclista y bicicleta salieron despedidos cada uno en una dirección, con la mala suerte de que la bici, en su vuelta campana dio con el bordillo y se precipitó bajo el pontón. El ciclista, tras la voltereta habitual solo con algunas erosiones. La bici, ay! la bici.
El saldo final, erosiones en un brazo y un cuadro fisurado.

Después de esto decidimos prescindir de la zona del Purgatorio y hacemos una bajada tranquila, llegando a Rascafría con un sabor de boca agridulce tras un día que había sido de los mejores.

Buscasombras 2011

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6 comentarios:

  1. ¡¡¡¡¡¡AY!!!!!
    ¡¡Pobre bici!!
    ¡¡Con lo que cuesta ésa burra!!
    Por Dios!!!
    Bueno, ¿daños personales? espero que cero.
    Un beso chicos, cualquiera va con vosotros.... ¡¡miedo me dais!!

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  2. mira que siempre os lo digo .....

    "que os vais a matar con las bicis!!!"

    estos de las bicis ... son ...

    A recuperarse

    S2

    Trasgu

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  3. por cierto ... como mola el carro del diablo ... un bonito "montículo"

    S2

    Trasgu

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  4. Toñi, Trasgu, un cariñoso saludo:

    Pasado el susto, dolía verla. Y todavía el recuerdo duele. Además, se produjo un momento chocante, de esos inexplicables:

    Cuando sobresaltado por el ruido del golpe tras la voltereta de la bici (la de Larcos no la oí), tiro mi bici y vuelvo corriendo al pontón, me encuentro con Larcos que, todavía con la impresión, me dice que está bien. A continuación, sin palabras, juntos empezamos atontados a mirar alrededor buscando la bici, que era como si la hubieran abducido.
    Menos mal que Guss, que cerraba el grupo, la vio desaparecer saltando del pontón abajo.

    Era un sitio tonto, de los más tontos del día, pero la caída pudo ser muy mala. Y si no, que se lo digan a la bici.

    S2

    PD: Bueno, ahora ya solo duele el cuadro de la bici.

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  5. Pues si te gusta la zona, preparo una ruta guapa, guapa.
    Tranquila, sin vuelos ni cabriolas. Y con final feliz. Que no es otro que un merendero-bar muy apañado que hay en Pinilla, al borde del embalse.

    S2

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  6. Vamos, que os lo digo a ambos.
    Si os apetece ....

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