martes, 25 de diciembre de 2012

Macizo de Ubiña: Peña Rueda


“de manera que la soledad, el sitio, la oscuridad, el ruido del
agua con el susurro de las hojas, todo causaba horror y espanto; y más cuando
vieron que ni los golpes cesaban, ni el viento dormía, ni la mañana llegaba,
añadiéndose a todo esto el ignorar el lugar donde se hallaban.”
Miguel de Cervantes, Don Quijote de la Mancha.

23 de diciembre de 2012.

Domingo, 23 de diciembre, única ventana de buen tiempo previa a la Navidad venidera, de nuevo había que aprovechar el día como fuera.

Niblap, renqueante de alguna lesión fortuita, arreglado de forma milagrosa dos días antes, me acompaña: “llegaré hasta donde pueda”, me decía el día de antes. “Nadie da un duro por nosotros”, pero había que intentar algo.

Buscamos algo que tenga pendiente todavía, sin excesiva dificultad técnica, me propone intentar el ascenso a Peña Rueda desde Lindes. No conozco esta zona, me parece buena idea. El domingo a las 8:10 de la mañana me encuentro esperándolo en un pequeño centro comercial de Pola de Lena. Al final del día esto tendría su transcendencia, marcará el día para la posteridad.




Ya en Lindes, conocemos a Jorge. Tenía el mismo plan que nosotros, le ofrecemos ir juntos. Gustosamente, nos permite disfrutar de su compañía durante todo el día. Quedará marcado como … ¡¡nuevo uno-gradista!! Otro de los ilustres uno-gradistas, el gran Kike, nos había dejado tirados por … ¡¡unas sidrinas!! … mira que siempre le ofrezco chorizo del bueno … pero nada, a la más mínima se raja. Hay que buscar remedio a este asunto.



Desnivel acumulado:  1.356 m.
Distancia: 10,53 km.



En principio el día es soleado. Todavía con los efluvios derivados de la noche anterior, en la salida desde Lindes se produce una situación anormal … bolsas de aire caliente hace que parezca que estamos en verano. Puede ser fácil que tengamos más de 15 grados a las 9 de la mañana. Esto es increíble … ¡¡buscando la nieve a 15 grados!! … en ¡¡Diciembre!!. Nos sobra toda la ropa, alguno de nosotros pasará gran parte del día en manga corta. Inaudito.



Hasta la cabaña de Manín, el camino transcurre entre los bosques de Lindes, bosques con gran encanto, en muchas zonas de belleza admirable. Nos tomamos el camino con calma: Niblap se va probando, parece que responde, no va mal; a Jorge lo vamos conociendo, alguna pregunta por aquí, comentarios por allá, un buen fichaje.






A partir de la cabaña de Manín, perdemos el bosque, empezamos a buscar el Cuchillar de Rueda. La subida es sostenida, pero cómoda, poco a poco vamos ganando altura. Empezamos a darnos cuenta que se va levantando viendo. Todavía no éramos conscientes de hasta donde llegaría la situación. Niblap sigue para arriba, no hay quien pueda con él … “nadie daba un duro por nosotros” … pero allí estaba.





Ya en el cuchillar empezamos a pisar las primeras nieves.  Blandita, blandita. La bota se hundía todo lo que podía, era fácil meter la pierna en algún agujero, en algunos puntos te hundes hasta los mismísimos. Se hace bastante incómodo transitar por allí, pero no había otra opción que aplicar el ya conocido plan A: “to pa’rriba”.





Conforme vamos ganando el Cuchillar, el viento empieza a apretar. Los últimos 400-500 metros se hacen horrorosos. Un ventisquero “del carajo”. En determinados momentos, ante las fuertes ráfagas te cuesta trabajo mantenerte de pie. Evito acercarme al cortado que delimita el Cuchillar por la derecha, incluso en determinados momentos prefiero perder un metro de altura en el cuchillar, aún a costa de tenerme que pelear con la nieve, de donde en alguna ocasión tengo que salir arrastrándome; si el viento me tira es mejor que me tire contra la ladera que por el cortado. Se hace duro, bastante duro, pero una vez allí había que llegar a la cima, no la podíamos dejar.








Así, peleando contra este ventisquero, tras dos o tres antecimas, vamos alcanzando la cima. Poco a poco llegamos los tres. “Nadie daba un duro por nosotros, especialmente por Niblap, pero allí estábamos!!”, en la cima de Peña Rueda. “Sin duda, el día con viento más fuerte en mi vida de montaña”, comenta Niblap, “¡¡cago’n mi mantu!!”. Jorge también se muestra impresionado del vendaval sufrido: “¡¡solo no subo aquí ni loco!!”. Allí estábamos, allí habíamos llegado. Las fotos se hacen como podemos, es imposible la típica foto de grupo, no hay quien suelte la cámara. Unas cuantas fotucas, y a aplicar el plan B:”to pa’bajo”. Por el camino recojeremos el Vaso de Rueda, pequeña cima que acompaña a Peña Rueda.




Si bien el Vaso de Rueda pueda vivir a la sobra de Peña Rueda por su altura, tiene un valor increíble por sus impresionantes vistas sobre el Macizo de Ubiña y los puertos de Agüerias. Acompañado por viejos y vetustos parapetos de la guerra civil, las vistas que desde aquí se pueden disfrutar son impresionantes, con todo el Macizo de Ubiña a tu alcance, con los puertos de Agüerías como foso que guarda el Macizo. ¡¡Impresionante!!, pocos sitios podrán superar en belleza a este mirador.











Desde aquí, después de disfrutar ampliamente de aquel espectáculo visual, solo nos quedaba bajar, parando a mitad de camino, una vez resguardados del fuerte viento que nos había acompañado toda la mañana, a reponer fuerzas, premio bien ganado en esta ocasión. Al ver ese chorizo … alguno se acuerda de Kike, gran admirador de este alimento.


Así, con la tranquilidad merecida, retornamos a Lindes, donde nos despediremos de Jorge con la promesa de volver a vernos en otras ocasiones. Después de todo, habíamos pasado un bonito día juntos.




El día parecía haber terminado, en situación de autocomplacencia nos dirigimos a Pola de Lena, donde este relato se había iniciado, allí nos quedaba una sorpresa pendiente: me habían cerrado las puertas del centro comercial, el coche dentro, no había forma de sacarlo de allí. ¡¡Ya la habíamos liado!! , ¡¡ya habíamos hecho la gochada!!

Después de unas llamadas por aquí, otras por allí, la inestimable ayuda de la policía local de Pola de Lena, algún desinteresado que, como buena acción del día, se acerca desde su lugar de descanso a abrirme la puerta, gracias a estas buenas personas … puedo recuperar mi coche y, ahora si, emprender el merecido y tranquilo regreso a casa. Vaya liada en Pola de Lena, medio pueblo movilizado, gracias a todos por la ayuda y el interés prestado.

Trasgu, 2012.


sábado, 15 de diciembre de 2012

El Pardo en senderos: Diversión3


Uno se puede poner kafkianamente nervioso cuando piensa en una red interminable de senderos, revirados y fáciles, de los de dejar fluir la bici; con un buen surtido de subidas técnicas, algunas intensas, bajadas con toboganes, curvas de 180º y peraltadas, y combinaciones de todo eso.
Cuando además es invierno y sabes que esos senderos están en un terreno cuyo barro que drena muy bien, que permite ciclar de una forma disfrutona incluso a los dos días del gran diluvio (al día siguiente también, pero está muy pesado), pues ya entra ansiedad por esos senderos.
Y todo eso cerquita de una ciudad como Madrid. Va ser verdad, solo le falta playa.
Tan solo unos peros. Somos muchos por aquí, y algún encontronazo te mete el susto en el cuerpo. Cuando está seco es un terreno con tendencia a hacer balsas de arena.
Y la gana de frenar de algunos hace que surjan surcos que terminan por erosionar peligrosamente el terreno.
En resumen, terreno de senderos, divertido y muy bueno para entrenar cardio si enlazamos las subidas sobre la bici con cierta ilusión de llegar arriba. Ideal para días lluviosos.

Aquí presentamos tres actividades y los vídeos de alguna de las bajadas a modo de ejemplo.


Tubos de la M40

En este vídeo, además de la bajada, merece la pena la explicación que nos regala un compañero de lo que nos encontraríamos. La mano no para de girar.


Bajada de El Tambor



La ruta en datos.
  • Distancia: 28.8 km
  • Desnivel: 510m
  • Agua: En el pueblo y en la fuente de Vallapalomero
  • Dificultad física: Moderada. El corazón se pondrá a tope en alguna subida, pero son cortas.
  • Dificultad técnica: Moderada, si estamos acostumbrados a pedalear por senderos. Ocasionales balsas de arena y muy pocas raíces. Abundancia de surcos.
  • GPS: J. Messnertegui (Buscasombras): Wikiloc http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=3713114


Otras rutas recomendables:
"Diversión por el monte de El Pardo", de Larcos,
http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=578331



La ruta.
Subimos directamente a Valpalomero para ir al Tambor y hacer la primera de las bajadas. El retorno de subida es sendero intenso pero fácil, con algún molinillo necesario cerca del final.
Desde el Tambor volvemos en dir. al palacio de la Real Quinta del duque de Arco para pasar por la puerta y hacer una intensa subida bastante erosionada pero ciclable y gustosa.

Tras recuperar el resuello ciclamos evitando ir a la bajada de "El Tiro" (resulta peligrosa en domingo), y bajamos en dir al túnel del tren para buscar la subida al Sur del Club de Tiro, con su bajada.

Desde este punto nos dirigimos a la M40 para hacer los dos lazos Sur de la ruta, no sin antes acercarnos a ver el carril bici de Madrid.
La primera de las bajadas no merece la pena. Está erosionada y no resulta un trazado entretenido.
recomiendo ir directamente a la segunda.
Esta es un resumen del Pardo. Toboganes, senderos, peraltes, tubos, etc. MUY, MUY RECOMENDABLE. pero por favor, frenad lo menos posible que se estropea.

Desde este punto, retorno por lo senderos paralelos a la carretera, con más toboganes y peraltes, y subida a Valpalomero para repetir El Tambor.

Todo un día de diversión, al que solo añadiría los senderos del bosque junto al cuartel de perros de la guardia civil.

Buscasombras 2012