martes, 24 de diciembre de 2013

Peña Ten. Bendito Rebeco.


Has comprobado en cuántas cosas anduviste sin rumbo, y en ninguna parte hallaste la vida feliz, ni en las argumentaciones lógicas, ni en la riqueza, ni en la gloria, ni en el goce, en ninguna parte. ¿Dónde radica, entonces? En hacer lo que quiere la naturaleza humana.

Marco Aurelio. Meditaciones.

22 de diciembre de 2013.
Titulo cortesía de Niblap.

Final de año, buenas nevadas, vacaciones navideñas… no se podía dejar la oportunidad de pisar nieve!!

En esta ocasión nos movemos de nuevo por tierras leonesas, tras dura negociación y múltiples consideraciones con Niblap nos vamos a una montaña que tenía pendiente desde hace dos años y medio, cuando la vi porprimera vez con grandes amigos. ¡¡A por Peña Ten!!


Stelvio se apunta con nosotros… montañero de invierno, es una fiera de la montaña, el sábado se lo curra bien y el domingo vuelve a “sufrir” otra vez.  Un año después nos volvemos aencontrar. Kike… se raja, esta vez por causas más que justificadas.





El día prometía pero la meteo no estaba clara. A ver que nos encontramos.



Desnivel acumulado: 1187 m.
Distancia: 11.43 km.



 Tras algunas vueltas por el Puerto de las Señales y el Puerto de Tarna, la niebla no nos deja ver nada. De inicio pintaba bastante mal. Decidimos bajar a ver qué hacemos. Ya en el aparcamiento de Carbellares, tenemos todas las dudas del mundo sobre el estado de la nieve, todavía recientemente caída. Estas dudas se reflejan en que vamos cargados con todos los aperos de matar: piolos, crampones, bastones, raquetas,… No sabíamos hasta donde podríamos llegar, pero por equipo que no sea.



Aquí la niebla nos da opción, por lo menos, a empezar. Al principio el estado de la nieve se hace llevadero. No es el mejor pero nos respeta. A ver hasta donde llegamos, ya que estamos allí… no nos vamos a volver.


La ida hasta el Monte del Rebollar, como suele ser habitual, se convierte en una charla distendida sobre lo acontecido en nuestras vidas desde la última vez que nos vimos. Stelvio nos “saca” los dientes con sus grandiosas rutas ciclistas por los Alpes; vaya lujazo.


 La duda del día llega cuando hay que decidir entre la norte o la sur a Peña Ten. Un poco más y todavía estamos allí divagando cual puede ser la mejor opción. Una por unos motivos, otra mejor por otros, pero claro, podría darse aquella situación,… ¿o la otra? Al final… “¿lo echamos a cara o cruz?, vaya nadie tiene una moneda”. Un mar de dudas. Al final … la Sur.



Pero, no podía ser tan evidente, tantas dudas llevan a que la cosa no vaya como has planeado. Vamos a la trocha, subimos por aquel pedreru,… Vaya, que ni la norte ni la sur… nos encontramos en mitad de ambas, aunque como ya se ha discutido en otros momentos, en esto de la montaña, ni el norte es norte ni el sur es sur, ¿Por qué la llaman la sur cuando es la este? Luego nosotros hacemos la sur y resulta que no es la sur, aunque si lo sea. Joeeeeeeee!! Vaya lío, menos mal que llevábamos el “hippy ese”, que al fin y al cabo es el que nos dice donde está la cima.


 La niebla hace la subida muy tediosa, solo nos vemos los pies, por momentos no vemos ni piedras, es como navegar en un infinito sin ver más allá de dos metros. Vaya toñazo de subida: un pasito, otro pasito,… Stelvio que demarra, una fotuca (¿para qué? Si no se ve nada),… vaya una piedra!! Qué alegría le da a uno cuando en mitad de la nada se encuentra con una piedra, que humilde puede llegar a ser el ser humano.



Según recomienda el uno-gradista Cacahuetes, “hay que seguir las huellas de los esquiadores, estos siempre van por sitios fáciles”. Así vamos subiendo… hasta que llegamos a los esquiadores. Ya no hay más huella. Falta poco, el “hippy ese” dice que la cima está “poco más allá”.


Aquí nos surge la decisión clave del día. Una gran masa de piedras se vislumbra a través de la niebla. “¿Por donde la rodeamos?¿Por la derecha o por la izquierda?”, todo ello sin ver cómo acababa aquello. No lo sabíamos, pero en esta decisión estaría la clave del éxito. De pura chamba, siguiendo las huellas de un rebeco, bendito rebeco, decidimos ir por la derecha, habíamos acertado. Fue la decisión del día, por la izquierda se nos hubiera complicado todo bastante.

Se nos presenta por delante un corredor de 40-45º, cuyo final no vemos. Yo tengo la esperanza que poco más allá debe estar cumbre.


Cuando acabamos el corredor, el alma se me cae a los pies: estamos en una arista “curiosa”, nos separa de la cima un murallón, en principio inaccesible. “Por hoy hemos acabado”.




Esa fue mi primera impresión. Cuando llega Niblap vemos que esta debe ser la arista de la Sur (la Sur que no es la Sur), “¿por donde discurre la arista?” nos preguntamos. Decidimos asomarnos más allá de unas piedras que nos separan del murallón. “¡¡Bien!!” Hay algo más que hacer. Un pequeño corredor de unos 15 metros, 55-60º, nos separa de no sabemos qué. Vamos a asomarnos por allí. Esto se pone serio, sacamos los piolos, ponemos casco, y… a ver que dan por allí arriba. Stelvio, dice que nos espera. Allí vamos.



Al superar este pequeño corredor vemos que estamos en la arista cimera. Vemos el jito de cima. Nos separan de él 120 metros de arista. La cosa está seria, casi todo en mixto, con la piedra aflorando entre el hielo. “¿Vamos?” Tendremos que hacer esperar a Stelvio un ratín, seguro que nos perdona, pero una vez allí había que intentarlo.



Poco a poco, entre piedra y hielo, con algún paso más que regular, vamos progresando por la arista, hacemos cima. El día nos regala lo mejor de él en estos momentos. Las nubes se quedan por debajo, nos permite ver todo el “panorama”. ¡¡Espectacular!! Vaya premio que nos llevamos, no es habitual disfrutar de momentos semejantes. No olvidaré Peña Ten.




Después de las fotos de rigor, celebraciones, momentos de autocomplacencia,… volvemos por donde mismo vinimos. Stelvio nos esperaba.







Solo nos quedaba lo más duro del día, el regreso, en el que pararemos a reponer parte de lo consumido, “tengo fame” nos recordaba Niblap.



De esta forma, ya relajados, poco a poco, vamos superando ese tedioso retorno, con discusiones filosóficas planteadas por Stelvio sobre “¿qué se os pasa por la cabeza en esos momentos de tensión?¿no hay miedo?”, a mi “el cuerpo me pide seguir y la cabeza me dice… ¡¡no te mates!!?”.




Solo nos quedaba alguna culada, meter el pie en algún furaco… y la cervecita final.





Grandioso día montañero, gracias a un rebeco.

Trasgu, 2013.




5 comentarios:

  1. Peña Ten ha mostrado ser una Peña "Diez", honorando su nombre. Bonita ascensión en la que el rebeco contribuyó a que el "hermano hombre", intuyendo correctamente, segregase adrenalina, tragase saliva y coronara. Primeras nieves muy bien aprovechadas. Salud y montaña.

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  2. Efectivamente Carmar!!

    la liebre salta en cualquier sitio ... hay que estar ahí para poder aprovechar la oportunidad!!

    Salud y montaña!!

    Trasgu

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  3. No tengo palabras,Impresionante vistas.Un saludo.Felices Fiestas.

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  4. Ya había visto alguna foto de Pablo, y como le había dicho al él, me sorprendió ver la Peña Ten tan complicada de subir. Es de esas a las que le tengo muchas ganas desde hace años para hacerla en invernal y cuando la subí en verano, no me pareció que alcanzar la arista y subir después por ella, fuera a ofrecer excesivas complicaciones. Pero ... en montaña nunca se sabe. Y en invernal menos.
    Un saludo

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