“Del buen suceso que el valeroso don Quijote tuvo en la
espantable y jamás imaginada aventura de los molinos de viento, con otros
sucesos dignos de feliz recordación”
Miguel de Cervantes Saavedra, Don Quijote de la Mancha.
23 de diciembre de 2017
El talento es difícil de obtener. En esta ocasión, hacía
mucho tiempo que no se juntaba tanto talento encima de unas botas.
Perico, Jorgito Stelvio, el gran Niblap y yo, como
acompañante y para dar fe de lo allí acontecido (que estos manguanes luego no se
acuerdan) conformamos el glorioso grupo que trataremos de rodear el Cordal del
Cirbanal, 23 de diciembre … ¿en invernal? En contra de lo que pudiera parecer
viendo los praos verdes … alguno no tuvo la menor duda de que aquello era
“invernal”.
Solo hay un problema, el tiempo pasa y se hacen viejines,
todo se paga en esta vida. Allí estábamos, en Caldas de Luna … nadie daba un
duro por nosotros.
La sorpresa es mayúscula cuando, en el encuentro matutino,
entre los participantes hallo, sin previo aviso, al gran maestro Niblap, pozo
de sabiduría. Hacía muchos meses que no lo veía. Solo por ello el día estaba
ganado. Eso si… había que tratarlo bien, que luego nos toma rencor. Se conserva
bien el paisano.
De esta forma, tras los emotivos saludos, preparativos y
últimos ajustes emprendemos la marcha. Salida del pueblo, barranco del Pincuejo
y a buscar la entrada al Circo, donde aparecen las eternas dudas: “¿es por
aquí?”, “¿es por allí?”, “Un poco más
pa’lla”, “creo que por ahí no es”, … No había problema, ya llegaríamos.
Distancia: 12.62 Km.
Desnivel acumulado: 1155 m.
Es aquí donde acontece el momento grande del día: a Perico
(que va venía pensándolo …) se le levantan las orejas. Algo importante ocurría.
Perico no podía vivir con ello a cuestas (o sin ello). Tira la mochila al
suelo, empieza a rebuscar entre sudores fríos, no puede creer lo que le está
pasando, ¡¡a él!! … sería difícil encontrar tío más precavido, más cauto, más
concienzudo … y …
…
…
Se había dejado los pinchos en el coche!!!!!!!
¿Cómo iba a superar semejantes glaciares? ¡¡Donde el hielo reta
tu vida en cada instante!!
Lo siento… yo me miraba las botas y solo veía hierba y barro
debajo de ellas. Miro al frente y veo al Perico corriendo, cuesta abajo, como
alma que lleva el diablo, sin dudas sobre su recto proceder, como si le fuera
la vida en ello… ¡¡¡a recoger los pinchos!!!! Este chaval es puro optimismo.
Así da gusto llevarlo a la montaña, siempre ilusonando… ¡¡una máquina!!
Niblap, que hacía más de un año que se veía en estos lances,
se pregunta ojiplático… “¿Dónde va este ahora?” “¿Qué le ha pasado?”
Lo perdemos de vista, no lo vemos, ni pa’rriba, ni pa’bajo.
¿Habrá vuelto a Asturies a por los pinchos? Al ratico lo vemos aparecer, nos
deja más tranquilos. Pobrín. Henchido de orgullo, guarda sus pinchos en la
mochila, ya va tranquilín.
“¡Póntelos pa la hierba! (que esbira)”
De’sta forma empezó el día. No pudiera haber habido mejor
forma. Seguimos rumbo al circo entrando en el mismo por las Agujas de la Cabra.
Perico llevaba sus crampones, iba tranquilo.
Hacia la Peña la Genestosa y Los Bueyes el camino se hace
disfrutón siguiendo la arista. Peña arriba, peña abajo. El circo del Cirbanal
nos acompaña en todo momento a la derecha. Hasta aquí todo fácil. Niblap
empieza a percibir que “vamos tarde”, “nos quedan 5 horas de luz”. La preocupación
la lleva consigo. Jorgito, vive feliz. Perico no ve la forma de ponerse los
pinchos con nieve debajo de ellos.
Los Estribos ya nos obligan a destrepar, hay prisa, cada uno
por dónde y cómo puede. Entramos en la cara norte, la poca nieve que hay está
más dura, en ocasiones muy dura. ¡¡Perico se ha ganado su minuto de gloria!!
¡¡Pa eso había ido a buscar lo pinchos por la mañana!! Había salvado su
dignidad. Los pinchos habían servido para algo.
Así llegamos a la arista de la Silla y el Cirbanal. La
exigencia cambia. Jorgito lo percibe. Allí se agarra a los bolillos como Dios
le da a entender, Perico lo anima. ¡¡Todo pundonor!!
El asunto se alarga bastante, hay que buscar la salida, la
luz se nos acaba. Tercer momento del día. Uno solo ve por la noche si tiene
frontal, tiene pilas y … ¡¡no están gastadas!! Quien ya ha vivido una larga tarde atemorizado por
la noche (y yo he vivido varias últimamente en el Montigüero … http://uno-gradistas.blogspot.com.es/2016/03/corredor-occidental-izquierdo-del.html
o en los Albos http://uno-gradistas.blogspot.com.es/2016/12/autores-hay-que-dicen-que-la-primera.html)
suele echar el frontal en la mochila y no lo saca en la vida. Eso me paso
literalmente a mi … eché el frontal, con sus pilas, hace dos años … y no volví
a mirarlo. Lo mismo las pilas están sulfatadas!!
Hacemos cuentas … dos frontales, uno con pilas, el otro no
lo sabemos, y cuatro paisanos. Había que darse prisa. La coña dura todo el
regreso … yo prefiero no comprobarlo para no generar pánico en el grupo, era
mejor mantener la duda. Como se corre en estos momentos.
Ya en el Pincuejo, a 10 minutos del pueblo, … no podía ser
de otra manera, “veamos las pilas” … estaban en perfecto estado, ¡¡incluso con
unas de repuesto!!
¡¡¡¡Ay!!! almas de poca fe (excepto Perico … con el
optimismo demostrado).
Poco se puede reprochar a Niblap, quien lo dio todo,
¡¡dejándose las suelas por los caminos!! También … ¡¡todo pundonor!!
Trasgu’2018.
No dudo que con esos tres cabestros, el disfrute de la jornada estaba asegurado. Tanto como el mío leyéndote.
ResponderEliminarUn saludo