28 de junio de 2009
Este fin de semana, después de un ‘pequeño parón’ forzado por ‘las circunstancias’ decidimos retomar las salidas a la montaña de los pocos uno-gradistas que van quedando.
Como no queríamos nada demasiado complicado en este ansiado retorno, y las nieves parecen habernos abandonado por estos lares hasta el invierno que viene, decidimos retomar la Pedriza del Manzanares: zona montañera, histórica donde las haya, como dice Xfera ‘tan cerca y tan lejos de Madrid’.
Decidimos hacer la circular que transcurre entre Manzanares y el Yelmo, pasando por el Elefantito, para darle algo más de vistosidad al día.
Allí vamos Xfera y Trasgu, a pasar la mañana.
La ascensión la hacemos por la senda de las Carboneras, disfrutando desde el principio de ese ambiente especial que se respira en La Pedriza, buscando esas formas ‘caprichosas’: “¿Quién habrá colocado eso así?” se preguntaba Xfera.
Por el camino nos vamos encontrando a algún que otro vigilante.
Una vez que llegamos al inicio de la Gran Cañada buscamos el sendero al Elefantito, por cierto, bastante perdido entre jaras y zarzas (este año más frondosas de lo normal). Finalmente, después de dejar atrás Cinco Cestos, damos con él: toda una sorpresa para Xfera, el cual no puede frenar los impulsos que le llevan a abrazar ‘la trompa’ (en el fondo es un sentimental).
Yo he de reconocer que me encanta verlo de vez en cuando, parece que alguien lo talló para dejarlo allí, en ese pequeño rincón de La Pedriza.
Después de jugar un poco con el Elefantito, los pertinentes intentos de subir arriba del todo (la próxima vez, con dos arneses está hecho, está vez lo dejamos por ‘precaución’), nos vamos a buscar la senda Maeso que nos llevará al gran objetivo del día: El Yelmo.
El Yelmo: se trata de una enorme placa de granito, sin duda el risco más vistoso de toda la Pedriza, centro de atracción para escaladores de toda España, donde la escalada por adherencia es toda una tradición.
Su nombre se debe a su peculiar forma que es similar al yelmo usado por los caballeros medievales, apareciendo ya con dicha denominación en el "Libro de Montería" de Alfonso XI del año 1350. Su antigua denominación es "Peña del Diezmo".
Allí afrontamos la conocida grieta utilizada para su ascensión sin cuerda. Allí uno puede comprobar lo que haya adelgazado o engordado de un año para otro (se necesita meter barriga para pasar por allí).
Ya en el camino de bajada tomamos la salida del Yelmo hacia la Gran Cañada, desviándonos de nuevo por la senda que, sin tener claro a donde nos conduciría nos deja de nuevo en el Elefantito, desde el cual, con el sol sobre nuestras cabezas decidimos, afrontar la bajada de forma rauda y veloz (nunca vi a Xfera bajar tan veloz!!): buff!! Aquí ya no se puede estar!! (habrá que buscar las cervecitas ganadas!!)
Trasgu’2009
... se puede apreciar con claridad el enfado del uno-gradista Trasgu atacando al elefantito en la oreja que mas le duele después de haber abortado la ascensión a la cabeza del curioso animal fruto de la naturaleza..... Así nunca llegaremos a nada...
Xfera'2009
Oh!!!, aquel aguerrido incipiente 1-gradista que tantas loas nos inspiraba
cuanta lozanía ha perdido que su frustración en indefensas rocas gasta
que por sus ojos inyectados con la fiebre del 1-gradismo parecen molinos,
amenazadores cual tronante ronquido, o gustosa fabada, en refugio alpino.
el nuevo mester'2009
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Ahí, ahí. Ese grupo de nuevo en la montaña
ResponderEliminar¿Para cuando una con Diego? Seguro que pronto...
Saludos a los dos
mañana pensamos hacer la misma ruta, gracias por el aporte
ResponderEliminarAdviértase que en el cierre épico se pueden intercambiar las palabras "gustosa" y "tronante", manteniéndose el espíritu de la obra.
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