domingo, 20 de mayo de 2012

Mirador de la Sierra de Guadarrama


Entrose Sancho por aquellas quebradas de la sierra, dejando a los dos en una por donde corría un pequeño y manso arroyo, a quien hacían sombra agradable y fresca otras peñas y algunos árboles que por allí estaban. El calor y el día que allí llegaron, era de los del mes de agosto, que por aquellas partes suele ser el ardor muy grande; la hora, las tres de la tarde: todo lo cual hacía al sitio más agradable, y que convidase a que en él esperasen la vuelta de Sancho, como lo hicieron. Miguel de Cervantes, Don Quijote de la Mancha.

13 de mayo de 2012

En dos semanas hemos pasados de las nieves invernales de mayo a los calores estivales, también de mayo.

Ya amanece pronto, muy pronto. Estas rutas siempre se comienzan de la misma forma: “¿a qué hora quedamos?”. A unos les cuesta más madrugar, a otros les gusta menos pasar calor. Hoy había que elegir: o madrugas o pasas calor, tu verás.

Al final llegamos a un consenso, y a una hora prudencial estamos en Cercedilla. De nuevo los Rickys (Ricky Sr. y Ricky Jr.) nos premian y deleitan con su presencia. Siempre son bienvenidos. Completamos el equipo Buscasombras y yo, Trasgu, el que suscribe.

Hoy, al menos para mi, tocaba zona nueva en Guadarrama. Íbamos a la Peña el Aguila y la Peñota. La primera un dosmil todavía inexplorado, de la segunda teníamos buenas referencias, había que comprobarlo.



Distancia: 14,80 km.
Altura acumulada: 982 m.











Partiendo de Las Dehesas, empezamos cruzando el pinar, ya directamente para arriba, buscando el Collado de Marichiva que nos da el acceso al cordal, el cual no dejaremos al final del día. El día ya prometía, hoy iba a apretar bien. Ricky Jr. paga los excesos de la noche anterior … “no se puede salir de copas antes de ir a la montaña”. No obstante, no lo dejaría en todo el día, la cantera promete.









Ya en el Collado de Marichiva, agusto, a la sombra de uno de los árboles allí presentes, degustando las vistas hacía la Pinareja (cuna de otro ilustre uno-gradista, Xfera, al cual esperamos recuperar un día de estos) y la Peña del Oso. Todo el día las tendremos presentes, vigilándonos para que no dejemos el cordal.





Aquí, al frescor del árbol, pronto caemos en situación de autocomplacencia, “que bien se está aquí”. Más de uno pensó que para que íbamos a subir a la Peña, con lo bien que allí se estaba. Finalmente, bajo la presión de Buscasombras, decidimos que hay que seguir. Nos esperaba la Peña del Águila.







La subida a la Peña del Águila es tediosa, su cumbre anodina, una montaña bastante sosa. Ahora bien, las vistas de Siete Picos le dan valor a esta cumbre, que salvo por ser un dos mil … poco aporta. “¿A qué nunca habías visto Siete Picos desde esta perspectiva?” Pues no, es cierto, una nueva imagen. A nuestras espaldas la llanura castellana, también nos llama la atención … uno siempre mira al fondo a ver si vemos el Espigüete o no. Esta vez no se veía nada, la bruma no lo permitía.











Un poco decepcionado por la Peña del Águila, con más nombre que otra cosa, emprendemos el camino a la Peñota. La gran desconocida.





Esta montaña yo no la tenía fichada. Iba hacia ella porque en el mapa estaba cerca de la Peña del Águila donde ya habíamos estado. En algún blog (¿el de Alakan?) ya la presentaba como la montaña con las vistas más bonitas de la Sierra de Madrid. La verdad, no le habíamos prestado mucha atención… tantas cosas se escriben.





Si la Peña del Águila nos dejó un poco alicaídos, con la Peñota ocurrió totalmente lo contrario. Una montaña desconocida, sin ningún valor inicial, sin llegar a ser siquiera un dos mil, en medio de ninguna parte… nos sorprendió muy gratamente.





Es cierto que puede ser una de las montañas con las vistas más bonitas en la Sierra de Madrid. Uno se sorprende por lo entretenida que resulta su cumbre, con la senda serpenteante entre piedras, para acabar rodeando la cima y una pequeña trepaduca que siempre le da alegría al día. Desde aquí salen bonitas fotos de prácticamente toda la Sierra: Peña del Oso, Pinareja y Montón de Trigo, conformando la Mujer Muerta (algún día hablaremos de ella, merece la pena), Siete Picos, con Peñalara asomando por detrás, La Maliciosa, a la izquierda de la Bola del Mundo. Realmente es cierto que resulta difícil tener una imagen mejor de la Sierra de Madrid, otro de esos miradores desconocidos.









Una vez cubiertos los grandes objetivos del día, poco quedaba por hacer, solo … esa cervecita!!!!

La bajada, en esta ocasión por el Collado del Rey, se hace larga… el sol aprieta, aquí es cuando uno se acuerda de lo que no madrugó por la mañana, paso rápido y a buscar bareto para ver las últimas vueltas de Alonso con esas cervecitas bien merecidas.



(No fueron estas… pero bien podrían haberlo sido, … este atleti …).

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