miércoles, 4 de diciembre de 2013

O-Pie en la Cabeza Mediana: Una de orientación

Me sobresalta el timbre del teléfono, - ¿Quién puede ser a estas horas?
Con abnegado esfuerzo me levanto del sofá y descuelgo.
  •  ¿Siiiii? , -era mi amigo Mario, cuyas dotes de orientación ya conocimos en las Torres de la Pedriza.
  • Hola “Jota”. ¿Qué hacemos? ¿Nos apuntamos?
  • ¿A lo de Vane?
  • Si, a la carrera de orientación.
  • No sé
  • Si te animas, yo me apunto.
  •    
  • Eh?
  • Bien. La verdad es que llevo tiempo con ganas de algo de esto. Vale.
Y ya estábamos metidos en nuestra primera carrera de orientación.

Con denodada ilusión habíamos aceptado la amable invitación de una de las organizadoras. Un reto.
Quedaban cuatro días para el evento y no sabía ni donde tenía la brújula, que había comprado hacía ya muuuuucho tiempo. Era una brújula de la época pre-GPS, con una estética que la hacía digna de salir en una película de Indiana Jones, y que tenía el vicio de oscilar de Este a Oeste incansablemente.


Siempre me había atraído el tema de la orientación. Casi desde el mismo momento en que comencé a subir montañas para ver que había al otro lado, saltando las barreras que formaban mi valle. Una brújula con la que en mi mano viajé a profundos bosques en lejanos lugares, mientras soñaba despierto.

Orientarme en la montaña y saber donde estoy es algo habitual. Además, en muchas ocasiones había “jugado” a brujulear buscando puntos dibujados sobre un mapa a partir de coordenadas generadas al azar por el ordenador, en los que al alcanzar la posición un pitido del GPS me informaba de mi haber alcanzado mi meta.


Pero para meterme en una o-pie necesitaba mejorar algunas cosillas. A saber:
  • Una la brújula. Tendría que hacerme con una brújula más estable. Que marcase el horizonte rápidamente y sin oscilaciones. Que tuviera una regleta para leer rápidamente distancias en función de la escala y con la que tomar rumbos. Que tuviera un limbo que se pudiera girar para que recordase el rumbo. Todo esto lo sabía desde hacía tiempo pero uno deja pasar las cosas …. Bueno, una inversión de entre 16€ y 25€.
  • Saber leer un mapa. Llevo leyendo mapas desde antes de salir al monte. Toda mi vida los hubo en casa. Pero los de orientación son unos mapas enriquecidos con mucho más detalle que los típicos del ejército, del SGN o de Alpina. Y no tienen TODOS los detalles. Solo los significativos. Tuve que estudiarme los códigos que denotan vaguadas, rocas, piedras, picos o agujas; los que te dicen donde está el bosque, las vallas, etc. No fue complicado, pero hay que dedicarle un rato.
  • Saber encontrar las balizas. En esto del o-pie uno ha de buscar una serie de balizas en un orden determinado. Cada baliza está escondida (ubicada) de tal forma que es posible encontrarla haciendo uso de la notación descrita sobre el mapa, pero ayudados por la descripción de CÓMO se ubica en relación con el hito significativo más cercano. Para dar esta información hay una notación adicional que tuve que estudiar. Esta fase fue la más costosa, y todavía dificultosa.

-.-.-.-.-.-.-.-

Suena el teléfono. Suena el teléfono otra vez. Esta semana llevamos varias llamadas. Mapas, manuales, horas de llegada, meteo, ropa, etc. Los dos estamos un poco ansiosos.
  • ¿Siiiiiii?
  • ¿Jota?. Como va eso. Ya me he leído la documentación. ¿Tú te orientas bien?
  • ¿Eh? – era una pregunta de mi pareja en la competición-
  • Pues … claro. Sí.
  • Ah!. Menos mal. Yo confío en ti.
  • Buenooooo.
  • Más vale que tú lleves el mapa. Yo ya sabes que me pierdo. En las carreras sigo las marcas y llego. Pero esto es distinto. - Recordemos que Mario corre también maratones alpinos-.
  • Bueno no te preocupes. Vamos a divertirnos.
  • ¿Pero, tú te orientas bien?
  • Sí, no te preocupes. – Se dan bien los mapas, aunque alguna vez he tenido buenos despistes y obcecaciones. Recuerdo una en compañía de Trasgu en el Pirineo, al día siguiente de hacer el Perdido …. 
  • Bueno. Descansa bien. Acuéstate pronto.
  • Que siiiiiiii. Nos vemos en Moralzarzal.
  • Ay!. A ver si llego ...

-.-.-.-.-.-.-.-

A las 7:50 recibimos vía whatsapp la primera foto de la zona. Ha nevado y hay sol. Fresquecita la mañana.


Salgo y paso por Atochare a recoger  a AnaV  y salimos en animada conversación recordando el Almanzor de hace algo más de un año. Las vistas de la sierra, nevada, nos llevan a identificar la Peñota, el Avantos, La Maliciosa. Llegando a Moralzarzal vemos al fondo La Pedriza, también nevada y enmarcada por el Cabeza Mediana y nuestro pueblo de destino abajo. Un mensaje de Mario nos dice que ha llegado.


Tras aparcar nos tenemos nuestra primera dificultad de orientación. Nos topamos con un seto que merece la calificación de “vegetación infranqueable” que se interpone entre nosotros y el puesto de control. Tras un titubeo encontramos un paso y vamos ilusionados y ansiosos a la cola, donde al oírnos un caballero se gira y amablemente nos saluda. Es Mario.




Saludamos a Vanesa, que trata de encontrar un hueco que dedicarnos, y mientras esperamos a Esther, Manuel y Antonio, nos ponemos a lo nuestros chascarrillos y risas.




Me encuentro con Marco, compañero en el Mont Blanc en el 2007 y del que guardo buen recuerdo, y charlamos un rato actualizándonos. 

Cuando llegan Antonio, Esther y Manuel quedan escasos 20 min para la salida. Vanesa consigue que un compañero nos dedique unos minutos y nos cuenta muy pedagógicamente lo básico de la interpretación de la notación de los mapas de orientación y de descripción de balizas, y también de cómo poner la brújula. Nunca está de más.

Manuel y Antonio se dirigen a la salida. Son los primeros. Manuel ya ha participado anteriormente en este tipo de eventos y se le ve tranquilo y asentado.
Ana y Esther saldrán 8 min después, y ya van con ellos. Ana también ha participado antes en alguna prueba, y Esther está muy acostumbrada al deporte y a competiciones.

Mientras, Mario y yo deambulamos como pollos sin cabeza por la zona del control, hasta que nos damos cuenta de que no nos falta mucho. Estamos ansiosos. Llegamos a tiempo de ver corriendo a Manuel y a Antonio perdiéndose tras una curva en dir. al bosque.

Allí estamos. Charlamos con las chicas. Nos vemos como competidores de “Humor Amarillo”. Les toca el turno. Borran la pinza, comprueban, y pasan a la zona de mapas. 2 min de espera y se van corriendo.


Nos quedamos solos. Estamos nerviosos. Tenemos miedo de no encontrar una sola baliza.

Lección 1. Borramos pinza, comprobamos, pasamos a la zona reservada para la salida, 2 min.
Pasamos la zona del mapa. Comprobamos que es el que nos corresponde. 2 min
  
Salimos.
Lo primero que observo al girar hacia nosotros el mapa es que este no se corresponde con nuestra supuesta posición. Vamos en dir Sur y el mapa dice que debiera de ser SW. Me paro. Pasa algo. Compruebo la brújula. Veo que la aguja gira sin problemas. Ando unos metros y sigo sin ir en la dir en la que según el mapa debiera de ir. Troto un poco y me paro a mirar si tengo algo metálico cerca. ¿Qué pasa?
Giramos en una curva y llegamos a una zona de casetas en un cortafuegos o bajada de tubería y vemos una baliza. ¿Nuestra primera baliza?. 
Nos aproximamos a trote y no vemos donde meter la pinza. Espero que pueda orientarme al saber dónde estoy, pero no vemos el número de baliza. Estamos en lo peor.
Tras un cierto desconcierto escuchamos una voz que nos grita: “Esa no es una baliza. Ese es el inicio”.
Lección 2: hay que ir al inicio.

Sin tiempo ni para estar avergonzados vemos que todo cobra sentido. Sabemos dónde estamos, el cortafuegos o tubería, las casetas, todo. Incluso que nuestra baliza de inicio esté en dir. W un poco al S (unos 260º) como era de esperar. 

Con confianza emprendemos una navegación a rumbo por bosque. Hay un camino que esperamos cortar y que nos lleve en dir. correcta. Cómo resbalan las rocas al estar mojadas por la nevada. Cuando hemos recorrido 2/3 de la distancia esperada Mario ve baliza a nuestra derecha, arriba, justo cuando leyendo el terreno debiera de estar al frente junto unas rocas. Interpretamos que nos despistamos un poco y hemos perdido altura. Salimos para arriba y al llegar vemos que no es el número. Joooooooder!!!!! El terror de irnos sin encontrar una baliza resurge.
Lección 3. No hay que dejarse llevar por la emoción de ver balizas que no están donde no se las espera.

Salimos en bajada a las rocas marcadas anteriormente, y tras un par de resbalones giramos en la roca y allí encontramos una baliza que es la que tiene nuestro número. Buffff!!!. Un abrazo, un gran choque de manos y trazamos el siguiente plan de aproximación.




La nº2 baliza está en el interior de una curva de un camino que tenemos colina arriba. Dos opciones:
  1. Salir dando un rodeo en dir. NW para pillar el camino muy pronto.
  2. Subir a rumbo hasta el camino en la esperanza de ubicarnos en una curva característica y saber desde donde atacar.
Optamos por la segunda opción. Subimos con energía por bosque y salimos justo en la curva. Cruzamos el camino en un punto de ataque característico y navegamos entre los árboles y en ligera subida para encontrar la baliza. Nuestra segunda baliza.







La tercera parece fácil, pero está muy lejos. Optamos por subir el camino hasta llegar a un cortafuegos que hemos de bajar durante 250m para salirnos 70m a la derecha en una zona de pequeños cortados dentro del bosque. Como dudamos de nuestra capacidad de medir distancia, y creo que hicimos bien, nos salimos un poco antes y bajamos buscando por el bosque.

Entre los árboles vemos figuras humanas que corren en todas las direcciones buscando balizas. Creemos reconocer a "las chicas" a distancia, entre los pinos, pero se nos escapan de la vista. Seguimos bajando.
Marcamos varias posiciones y damos con la baliza.



Salimos al cortafuegos a pensar, y vemos subir por él a Ana y Esther. Decidimos hacerles una foto de recuerdo, de esas que no se esperarán.



Para ir a la cuarta baliza tenemos dos opciones, aunque ambas vienen dominadas por un camino horizontal que nos acerca a la baliza:
  1. Subir el cortafuegos hasta tomar al camino horizontal que nos acerca.
  2. Cortar el bosque en una diagonal hasta alcanzar el camino y luego seguirlo hasta ataque. Hay que evitar una zona de exclusión y un par de zonas de vegetación infranqueable.

Para atacar decidimos hacerlo a rumbo desde la curva, contando como hito intermedio unas rocas a media distancia.
La subida por el bosque es muy dura. Nos topamos con zarzas y escalones de repoblación. Tenemos que usar las manos, pero mantenemos el rumbo.

Justo cuando creemos estar cerca escucho a Mario decir, “mira las chicas”, y pasan a trote a escasos 10m de nosotros con simpático saludo.

Ya en el camino llegamos a ver como se pierden en la distancia. Nosotros seguimos a buen paso hasta famosa curva y trazamos rumbo. Ganamos un poco de altura y encontramos las rocas intermedias. Seguimos. De pronto, señalando a la izq y arriba, Mario dice un “mira está allí”. Salimos a trote y descubrimos que es la “36” y no la “37” que se correspondería con nuestra 4.
Lo que sigue a esto es una antología de errores de orientación y malas interpretaciones del terreno: Identificamos unas rocas como las que rodean a la nuestra baliza, por lo que subimos, y NO; bajamos, vamos para atrás, y NO; bajamos y subimos a otras rocas, y NO; vemos a las chicas buscando también en la misma zona, y se van supongo que al vernos grillados; nos separamos, llegamos a no vemos y nos entra temor de que no solo no encontremos la baliza sino que nos perdernos uno del otro. 
Tras 30 min perdidos en escasos 100m decidimos reinterpretar todo, y optamos por intentar el ataque usando el contorno del bosque, lo que nos lleva directos.




En ese momento las chicas nos llevan 9 min, y Manuel y Antonio ya nos sacan 23 min.
Lección 4, es como la 3. No hay que dejarse llevar por la emoción de ver balizas que no están donde no se las espera.

La siguiente baliza, la quinta, está cerca, abajo y junto a un cortado. Bajamos a rumbo y con la referencia de una curva en el camino. Es una zona de canteras. En la de más abajo la encontramos agazapada.



Para la sexta hemos de buscar dos cruces de caminos y luego seguir a rumbo. No nos cuesta mucho, aunque nos metemos en dos zonas de “vegetación infranqueable” que hacen que Mario quiera proponer a la organización una modificación de los mapas:
-         Vamos, que a uno del Barraco y a uno de El Bierzo les ponen unas zonas de “vegetación infranqueable” ...
La verdad es que nos percatamos de lo "infranqueable" que era cuando ya estábamos muy adentro.

La séptima es también de cruce de caminos, pero la distancia a medir dentro del bosque se nos hace más complicada, y nos ponemos a husmear muy pronto.
Otra vez el bosque está lleno de individuos vestidos con vistosos colores que deambulan en todas las direcciones. Parecen formar parte de un banco de sardinas.
Muy abajo encontramos las rocas y que marcan la posición.
Esta vez Mario desarrolla una técnica menos eufórica de pinchar la baliza con la pinza. Estamos hartos de que se nos vengan encima "gorrones" que luego ni te saludan. Uno de ellos va haciendo el hurón desde la nº4.

Lección 5. Hay que medir la distancia de alguna forma, ¿fiable?.




La octava estuvo desde el principio mal planificada por nosotros. Se trataba de salir a camino y luego optar por:
  1. Navegar por bosque en fuerte pendiente hasta encontrar una senda. Muy directa.
  2. Bajar camino ancho hasta encontrar a la derecha camino-senda muy marcado por el que subir. Todo un rodeo.
Optamos por la primera, y descubrimos que había muchos senderos que surcaban el bosque, lo que hacía  muy difícil saber cuál era la senda que figuraba en el mapa. 
Además, se puso de manifiesto una vez más nuestra dificultad para medir las distancias caminadas.
Todo esto dio un camino errático, subiendo y bajando el bosque olisqueando toda roca que pareciese ser significativa.



Lección 6. No es fácil identificar una senda, se generan dudas razonables.

Lección 7. No están representadas en el mapa todas las rocas.

Tras mucho subir y bajar, identificamos una zona de “vegetación infranqueable” que nos permitió discriminar la senda y encontrar rápidamente la baliza.

La novena fue fácil. Tomamos una de las muchas sendas en la dirección adecuada y, cuando creímos que estábamos muy arriba, bajamos y nos la encontramos de bruces, no sin antes ponerse Mario, una vez más, a buscar níscalos. Ya llevaba tiempo diciendo que había pocos, que no se veían. Hasta que encontró, uno de ellos de buen tamaño. Tras un “¿A qué estás, a balizas o a setas?”  – llevaba años queriendo soltar algo así, lo toma y dice lo guarda como trofeo para Vanesa en agradecimiento por la buena mañana que nos había regalado.

De ahí nos dirigimos a la meta para toparnos con una valla que nos detiene y hace que tengamos que desandar unos 150m hasta encontrar una puerta por la que cruzar.
Desde ahí solo restó un paseo, que acordamos hacer sin prisas, hasta la meta. Total 2h:06’.
Allí nos esperaban Manuel y Antonio, que habían logrado hacer el circuito en 1h40’.


Mientras las chicas están dando una vuelta por el límite del mapa en la zona del Este, se ponen a recorrer una finca bajo la atenta mirada de reses bravas y se plantean si tendrán que dar algún capotazo.



Y el Níscalo de Oro para Vanesa, con un final más que glorioso sobre el plato de nuestra anfitriona, en uno de los días más divertidos. 
No será nuestra última competición de orientación.



Fuentes externas:

Trazado sobre mapa de nuestro caminar generado con QuickRoute:


Buscasombras 2013

5 comentarios:

  1. Eeeiiiiiinnn!!

    a la próxima me avisas ... que yo también juego!!! ;-)

    S2

    Trasgu

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  2. Pero tu con la brújula de Indiana Jones.
    Que estás muy profesionalizado.

    S2

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  3. He leído vuestra crónica de la carrera y me ha parecido muy divertida.

    Para ser la primera carrera se os dio muy bien, se nota la experiencia en montaña y con los mapas. Es verdad que cuesta un poco cambiar el chip de un tipo de mapa y otros.

    Espero que nos veamos, en alguna carrera de orientación.

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  4. Rubén,
    Creo que sí, que nos veremos.
    Mientras me entretengo y mato el gusanillo con los rompecabezas que nos propones en tu web.

    S2

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