martes, 22 de junio de 2010

Curavacas: Callejo Grande

19 de junio de 2010

Sin duda alguna esta es la narración que más trabajo me ha costado estructurar en mi cabeza y contar.

Muchas cosas que contar sobre un único día, muchas cosas que ordenar, muchas cosas que digerir, muchas cosas que asimilar.

Ya desde el mismo momento que retornaba después de la ruta montañera, a la sombra del Espigüete, tenía claro que era lo que me dejaría marcado de este día, que era lo primero que tendría que escribir.



Lo más importante.

Muchas veces escuché, y estoy totalmente de acuerdo, que no hay nada más ‘antinatural’ que la pérdida de un hijo, algo insuperable para los padres que quedan aquí. En este caso eran dos hermanos, a los cuales nunca conocí en persona, con los que ‘únicamente’ intercambié algún mensaje en el foro, Juanjo y Dani, desconocidos pero cercanos (por todo lo leído y escuchado).

Lo vivido a los pies del Curavacas, esa montaña negra, su montaña, debajo de la Diagonal, es una de esas lecciones con las que una persona se debe quedar para no olvidarla en su vida. La llegada de Luis y Carmina, sus padres, a ‘ese lugar’ es algo que no olvidaré jamás. Qué fuerza, amor a sus hijos y entereza deben de tener estas personas para vivir lo vivido. Pocos momentos tantos me marcaron tanto como verlos llegar en ese momento, cuanta admiración, especialmente al ver a Carmina, que fuerza debía llevar esta mujer para llegar allí en aquel momento, solo pensaba en las ganas que esa mujer tenía de poder estar allí, cerca de sus hijos.

Curavacas

Curavacas

Después, Luis no renunció a colocar el mismo la placa en honor a sus hijos, subido en la roca del Curavacas, besándola en reiteradas ocasiones, colocando con esmero y cuidado cuantos detalles le entregaban.

Luis y Carmina

Luis

Placa

Placa

Con las palabras de Luis … muchos de los allí presentes no pudieron evitar las lágrimas, agarrado a la fe, una de las pocas vías de escape que te pueden quedar, nos hizo recordar a todos “esas dos estrellas” que siempre brillarán allí arriba cuidando de los montañeros. Alguna mirada se escapa hacia J. Blas, muy cercano en estos momentos.

Luis y …

Luis y Nacheras

homenaje

"QUERIDOS JUANJO Y DANI
VENIMOS DE LAS ESTRELLAS Y A LAS ESTRELLAS VAMOS
CON VUESTRA ALEGRIA Y VUESTRO AMOR
ALUMBRAD NUESTRO CAMINO
SIEMPRE CON VOSOTROS"

homenaje

Se llevan como entrañable y valioso recuerdo, lo que el Curavacas devolvió a Avigamo, dos de los piolets con los que Juanjo y Dani con tanta fuerza y tantas veces se agarraron a la vida, espero que ahora les sirvan a ellos para lo mismo, agarrarse a la vida, bajo la luz de “sus estrellas”.

homenaje

Habiendo vivido esto, no me cabe la menor duda que Juanjo y Dani, como hijos de Luis y Carmina, tenían mucho ganado, la fuerza para subir montañas no era nada comparado con la que ya traían heredada y enseñada de esos padres.

Mi más sincera admiración a esta familia.

Otros asuntos.

La presentación.

La noche anterior tenía cierta intranquilidad.

Para mí la montaña es algo a vivir ‘en soledad’, con una compañía discreta y cercana, fuera del bullicio del que ya ‘disfruto’ en mi vida urbanita, algo que admirar sin la preocupación de tener nadie al lado. Esta filosofía se rompía un poco con la quedada de más de 100 personas. ¿Cómo sería aquello?

No obstante, en múltiples ocasiones me había planteado asistir a alguna de las quedadas ya organizadas para conocer y poner cara a muchas de las personas con las que tantas veces he intercambiado mensajes.

En esta ocasión tenía la escusa perfecta: no era una ‘quedada masiva’, era el homenaje a dos montañeros. Pensé que era la ocasión perfecta para asistir por primera vez a un evento de este tipo. A la vez volvería a coincidir con algunos amigos ya conocidos: Pocholo, Jicho, Setmil, Xiblo, Lito, Greko, …

A las 8 de la mañana ya estaba en Vidrieros, allí entablo conversación con un amigo de Juanjo y Dani que venía de Vitoria, con el que para hacer tiempo acabo tomando un café. Una vez acabado el mismo, en la misma puerta observo y escucho con atención durante un tiempo un ‘grupete’ al que se le veía preparado. A los 10 minutos llega alguien. Su tono de voz es inconfundible. ¡¡Si señor!! Era Avigamo, ¡¡mi ídolo!! (ni Messner, ni Bonatti, este si que es un ‘machaca’ de la montaña). Cuanto habré leído de él, cuantas veces habré visto sus vídeos, …

embalse

embalse

Cinco minutos después enlazo que en ese grupo estaba Pedro Yubero y Pucavi, es difícil juntar más conocimiento de montaña en un metro cuadrado. Lo siento, pero no podía dejar de prestar atención a lo allí relatado.

Poco a poco, conforme voy cogiendo la palabra y el espacio me presento a ellos, por fin os tengo fichados.

La ruta.

Tiempo estimado: 6 h.
Desnivel acumulado: 1569 m.
Distancia: 12,52 km.
Nivel: Medio en esta época del año.

ruta

ruta

ruta

ruta

ruta

ruta

ruta

ruta

Una vez junta la mayoría de personas empezamos la marcha. Hasta el punto de homenaje, muy tranquila, relajada, quizás impuesto por el gran grupo que componíamos, por la diversidad de personas.

salida

Curavacas

Curavacas

Aprovecho este trayecto para ir saludando a viejos conocidos, e ir conociendo a otras grandes personalidades de los foros J. Blas (pura energía), Pepe García (todo un caballero de la montaña), Escubiello (me sorprendió), El Koko (grata compañía), Nandi (muy conocida y leída), Educo (siempre con ‘buen talante’), Nacho de Espinama (este … un figura) … seguro que olvido a alguien, perdonad pero la neurona no da para más (no lo consideréis como una ofensa).

Todos

Leyendo posteriores comentarios en los foros me doy cuenta que otros muchos conocidos estuvieron por allí, a los cuales no pude ‘conocer’. Espero veremos en otra.

Después del homenaje, el grupo se reduce bastante, en torno a 25-30 de los allí presentes emprendemos por el Callejo Grande la búsqueda de la cima. Cuesta un poco arrancar, pero rápidamente se coge el ritmo, y prácticamente sin paradas llegamos a la cima.

Callejo Grande

Callejo Grande

Callejo Grande

La subida se hace agradable, entre comentarios con los allí presentes, subida sostenida y constante, con algún agarre eventual. Especialmente deseada y atractiva es el paso a la cara norte, muy bonito. Trato de imaginarlo en invierno, donde con hielo, la cosa puede ser ‘atractiva’.

Callejo Grande

Callejo Grande

Callejo Grande

Ya en la pala previa a la cumbre, ¿la llana?, uno busca de forma ansiosa el hito de cumbre, el cual se descubre ya cercano donde, en un día muy agradable como el que teníamos, se hace obligada la parada con la consiguiente degustación de manjares, traídos de los más diversos lugares.

Llana

Llana

Curavacas

Curavacas

Curavacas

Lago Curavacas

Tomar un par de riojas (no más puesto que hay que descender ‘entero’) en la cima del Curavacas es algo imposible de describir, hay que estar allí para vivirlo. Si a esto se le une unos taquitos de queso, ¿para qué queremos el Bulli? Ya se que muchos de los allí presentes aportaron sus viandas, pero a mi me tocó al lado de Nacho, ¡¡¡Vaya suerte!!!

Foto cumbre Curavacas

Fotos de cumbre, ponte pa’qui, ponte pa’lla, hazme hueco que no entro, … Lo de Avigamo en su faceta de showman no tiene desperdicio. Mira que es difícil sincronizar a 25-30 personas para hacer un pocho-salto en la cima del Curavacas, vamos, que a la primera aquello quedó perfecto (aunque parezca mentira, el de los bastones levantados de la derecha, ese que no se ve, soy yo, ja ja ja ). A este lo tiene que fichar para la tele.

Pocho salto Curavacas

En el descenso, sin mayores sobresaltos, con algún problemilla muscular para alguno, empezamos con lo de siempre. Que si este pico, que si el otro, que ya que estamos aquí, … finalmente 8-10 de los allí presentes decidimos acercarnos al Pico Hospital. Lo mejor las vistas del Curavacas: impresionante, majestuoso, daba respecto con ese color tan negro.

Paso a la norte

Descenso

Curavacas

Curavacas

Hacemos cima, pero aquí estaba lo peor del día. ¡¡Vaya descenso!! Las escobas nos tapan la cabeza, vaya liada, … entre J. Blas y Pepe García tendrán que depurar responsabilidades. Desde abajo, ‘algunos’ disfrutan del espectáculo dantesco que estábamos dando. Si alguno se desmaya allí, no hay quien lo encuentre, tenemos que declararlo desaparecido. Acabamos saliendo, cada uno como puede (era imposible seguir a nadie más allá de dos metros), con cuentagotas.

Cumbre Pico Hospital

Lago oscuro

Desde aquí, ya se sabe, vuelta a Vidrieros, un par de cervecitas, algunas risas, algunos recuerdos, algunas despedidas y en mi caso … pa casita, cruzando la sombra del Espigüete, donde comenzaba el relato de este día, un día muy bonito, que nunca tendría que haber existido, pero que el destino marcará en nuestro recuerdo.

Curavacas

Espero veros por las montañas.

Trasgu’2010.

PD: algunas de las fotos aquí expuestas para ilustrar el relato se deben agradecer a diversos compañeros del foro (Pedro, Pepe, FAFI, … alguno olvidaré, perdonadme).

2 comentarios:

  1. Mejor homenaje no se puede hacer!!! que bonita sigue siendo aun asi la jodida montaña.
    Un saludo.

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  2. Pues así es sherpa, vaya dos componentes más opuestos, es lo que tenemos.

    S2

    Trasgu

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