“Cuéntame, Musa,
la historia del hombre de muchos senderos, que anduvo errante muy mucho después
de Troya sagrada asolar; vio muchas ciudades de hombres y conoció su talante, y
dolores sufrío sin cuento en el mar …”
Odisea, Homero.
21 de diciembre de 2014.
Tiempo ha que no
pisaba de nuevo estas tan a menudo recorridas montañas, gastando botas y
peleando contra sus pindias pendientes a las que intentar sobrepasar, siempre
que ellas nos dejaron, admirando su belleza sin igual, sus sensaciones
imposibles de repetir, su grandeza contra la que tomas conciencia de tu ser
real.
Tiempo ha que no
disfrutaba de nuevo de aquellos que tantas veces me acompañaron por las mismas,
disfrutando de esos, casi siempre, buenos y grandes momentos, de esos pequeños
detalles, de esos grandes escenarios, de esas indescriptibles sensaciones.
Aquellos que tantas veces me acompañaron para en muchas ocasiones decidir qué
rumbo tomar, qué camino subir, qué ladera bajar, que risco trepar o
simplemente… en qué momento parar.
En muchas
ocasiones los recordé a ambos, montañas y amigos, en muchas ocasiones me
preguntaron ellos cuando llegaría este momento, y hoy era el día, hoy volvía a
calzarme las botas, ajustaba crampones, tomaba en mano el piolo,… todo ello
para reencontrarme de nuevo con ellos: mis montañas y mis amigos de la montaña,
mis amigos de la montaña y mis montañas, relaciones que toda la vida irán
unidos.
Cuando el jueves
empiezo a preparar todo aquello que hace un tiempo era habitual y normal, he de
reconocer que un pequeño gusanillo recorre mi estomago. Había perdido esta
costumbre, hacía meses que no lo hacía, que no veía el material, que no
repasaba su estado,… Incluso, te asaltan dudas… ¿serán mis piernas capaces de
subir aquellas montañas que subía hace unos meses? ¿cómo sería el reencuentro
con estas situaciones? Uuuufff la prueba podía ser dura.
Todo estaba
preparado, había que superar el momento, había que volver a estar allí, había
que probarse de nuevo, había que volver a pensar “¿qué será mejor? ¿Subir o
bajar?”, “¿qué habrá allí arriba?” … esas preguntas qué a uno se le pasan por
la cabeza cuando se encuentra por allí. Había que volver a disfrutar de
aquellos que tantas veces me acompañaron, volver a mis clases de asturianu, qué
últimamente estuvo un tanto abandonado, volver a reir juntos, perdernos juntos
y disfrutar juntos de esos pequeños y grandiosos momentos.
Cómo siempre
había que fijar objetivo, destino del día, esta vez obligado por quehaceres
familiares, valorando varias opciones, nos acercamos un poco a la capital del
viejo reino, a León, una de esas rutas que uno tiene guardada en la recámara
para cuando quiere hacer algo “rapidito”, sin matarse y volviendo pronto a
casa: las Tres Marías.
Sobre los
acompañantes … ¿Quiénes mejores compañeros de aventuras que Niblap (sherpa de
las montañas asturianas), Stelvio (la rozadora inagotable), Perico (mi
profesor, gran conocedor y catedrático del asturianu) y Ro (después de lo de
hoy… no dejaremos que falte ni un día … uuuuuummmm que rico!! ;-) ) … el equipo
perfecto.
Desnivel acumulado: 900 m. aprox.
Distancia: 9 km. aprox.
Pronto nos
plantamos en Casares, como siempre, donde se encuentra cualquiera que va a uno
de estos pueblucos, en la iglesia, lugar donde se produce el esperado
reencuentro, los abrazos oportunos, preguntas de cortesía … parece que no
hubieran pasado todos estos meses … allí estábamos otra vez, a los pies de una
montaña, mirando hacia arriba, preguntándonos que hacer.
Así, yo todavía
con dudas sobre si no se me olvidaba algo, emprendemos el camino, a rodear por
el norte las Tres Marías desde donde afrontaríamos la subida a … todo aquello
que se pudiera subir, ya veríamos qué.
Ya me lo esperaba
yo, ya lo había pensado dos días antes, el reencuentro con la montaña es duro,
muy duro. En las primeras rampas de hielo, me ocurre aquello que tantas veces
había visto y hoy como novato me tocaba a mi. Uno confía en sus botas, confía
en su equilibrio, confía en pasar perfectamente aquello que tantas veces había
pasado. Con las manos bien asidas a los bastones, cual columnas de un templo,
uno nota que los pies se le van pa’tras y, cual fardo, pega en plano con el
pecho y mentón en el hielo. “ Ufffff!! Si que era duro el regreso a la
montaña”. Con golpe seco … “Ufff!!”
(transcripción literal del sonido escucahdo en aquel momento, sonido seco,
parco, corto, …) pecho y mentón golpea de plano en el hielo, los pulmones se
quedan vacios … “¿Cómo estás? ¿Qué te ha pasado?” … en aquel momento mi
ausencia de respuesta se debe a que los pulmones estaban vacios, no podía
emitir sonido alguno … “espera que tome aire” … pienso para mi. Este leñazo,
quedará para la posteridad como aquel del “vivac de la muerte”, tantas veces
recordado y rememorado en grata compañía y en la soledad.
Un minuto
después, ya recuperado, con las costillas apretadas, me parecía evidente que
tenía que ponerme los crampones, este es el momento de … “¿Esto … cómo se
ponía? ¿Con los pinchos pa’rriba o pa’bajo?” … jajajaja. Con crampones y piolo
emprendemos la subida, ladera arriba hacia la collada entre Peña Esquina y las
Tres Marías. A pesar de haber estadoaquí hace unos años, me alegro de verlo, de aquel día se que estuve pero poco
pudimos ver (era evidente que tendría que volver a verlo).
Desde aquí la
subida es agradable, vamos recogiendo la cima de Peña Esquina que la dejamos a
nuestra derecha y emprendemos la arista a la tercera de las Marías, la más
occidental de las tres.
Sin duda alguna,
la arista se hace disfrutona, la nieve en mal estado, nieve pescadería muy
paposa, con furacos amenazantes que te tragan en cualquier momento, sobre los
que Rocío levita cual hija de un Dios y los demás peleamos e intentamos
sortear, viendo como uno detrás de otros vamos metiendo la pierna hasta el
fondo.
De esta forma
alcanzamos la cima de esta María, donde vendrá el gran momento del día. Rocío
decide deleitarnos con una tarta de chocolate que hace las delicias de todos
los allí presentes, acompañada de un cola cao calentín que Perico también nos
ofrece. ¿Hay mejor sitio para tomar un desayuno como el allí ofrecido?
Solo nos quedaba
el descenso, en teoría ya estaba todo hecho, pero es en esos momentos cuando
nos da por “inventar”. Habiendo track … ¿para que inventar caminos? Pues este
día íbamos a inventar. Lo que parecía una bonita mañana soleada casi se
convierte en un infierno. Allí dejamos a la derecha la bajada marcada en el
track. Por abreviar nos metemos en un laberinto de farallones, piedras,
regachos y cortados… parecía que podía ser posible bajar directos a casares,
pero aquello se fue convirtiendo en un laberinto hasta que no encontramos salida
posible. Nos toca remontar mucho de lo andado hasta que encontramos salida por
donde tendríamos que haber ido en un inicio (el track presentado en rojo es el
correspondiente a este día, hasta el enriscamiento … el violeta presenta el
camino de retorno final).
Solo nos quedaba
un poco de prau y llegar de forma tranquila al lugar de donde por la mañana
partimos.
Trasgu, diciembre
2014.
PD. Esta vez las
fotos corresponden a Stelvio y Perico, mi cámara falló, ya se sabe… la falta de
costumbre y experiencia. Palabras de Niblap: “Te perdonamos porque estas en
baja forma...cámara estropeada, caes como un fardo, toses como si fueras a
expulsar los pulmones...libras porque los Asturianos somos buena gente...pero
ten cuidado con los gallegos! Jajajaja”.
Había visto alguna de las fotos de Jorge. Precioso día para disfrutar de las Tres Marías. Por un momneo tpensé que igual habíais subido tmabién el Palero, que en invernal tiene que ser "del cagalse". Por cierto, ¿ninguno de los profesores de asturiano te dijo que cuando se cae como tú pareces haberlo hecho, en Asturias se dice que pegaste un "sapiazu"?, ja ,ja.
ResponderEliminarUn saludo
Hola Cienfuegos ... el Palero no lo subimos ... mucha tela para un día.
EliminarTomo nota del "sapiazu" ... vas a tener que venir a alguna para darme tu aportación a "mi" asturianu.
S2
Trasgu
De asturianos, salvo que los que conozco son buena gente, poco más puedo decir; los gallegos tampoco se han portado mal conmigo, y desde luego, este aragonés que suscribe se alegra mucho de, por fin, ver que Trasgu, en buena compañía, ha vuelto a las andadas por estas montañas que tanto nos atraen a todos. No sé dónde o en qué has estado metido durante esta larga ausencia, pero bienvenido y a por el invierno que nos espera. Salud y Montaña.
ResponderEliminarEeeeiii Carmar!!
EliminarCarmar ... aquí de vuelta de nuevo. Dispuesto a darlo todo!! ;-)
Salud y montaña!!
Trasgu
Jooooooo:
ResponderEliminarDespués de esa sapada en el hielo ya tenemos otros 5 años de tos perruna.
Bien devuelto a la montaña.
S2
Messnertegui ...
ResponderEliminarmás de uno debe ser devuelto a la montaña .... ;-)
Un abrazo
Trasgu