29 de septiembre de 2019
“Todos enmudecieron y quedaron silenciosos. Y tan sólo se
levantó para luchar con él Euríalo, varón igual a un dios, hijo del rey
Mecisteo Talayónida”
Homero, La Iliada
Estaba todo planificado, todo preparándose desde hace meses,
ajustando los días al minuto, atentos al más mínimo detalle, dejando a un lado
cualquier cosa que pudiera impedir alcanzar el objetivo, destino escogido, no
había nada más importante, ahora o nunca, a vida o muerte … hoy … ¡¡había que
ir a la montaña!!
…
Va Perico … y nos dice que se la ha inflamao el tendón de
Aquiles … ¡¡No me jodas!!” … con gente así nun se puede ir a ningún lado.
¡¡Cagüenmimantu!! Así nun podemos ir a ningún lau.
Esa mañana, como tantas muchas otras, nos juntamos de nuevo
Jorgito y yo … Jorgito, como ye un tiu bien organizado, decide no madrugar, y
en la furgoneta esa que lleva a todos laos me espera en la puerta del Mariscal
… es un cliente asiduo. Al menos hoy tomaremos café antes de ponernos en
marcha. Eso siempre fue un lujo.
Distancia: 15.56 km.
Desnivel Acumulado: 1.312 m.
Al llegar la temperatura marca 1º … ya se que no nos debería
llamar la atención, pero dada la época en la que vivimos, en algunos momentos
pensé que nunca volvería a ver esas temperaturas. A Jorgito le debió pasar algo
parecido: se pensaba que venía a la playa, y casi me aparece allí en chanclas y
bañador. “Pues hace mas frio del que yo pensaba …”, comenta un tanto
preocupado, “y yo que pensaba venir en pantalón corto … ”, continua. “Está
desentrenao”, pienso yo … “el verano nunca fue bueno pa los montañeros”.
Tampoco le damos mucha importancia y nos ponemos en marcha.
Ya en La Riera de Babia, llega el punto clave del día. Había
que encontrar la salida. Si no lo llevas un poco preparado … te vas pa
cualquier sitio. La descripción de Cotoya nos ayuda en este caso: “¡¡estamos en
la senda buena!!” … “to pa’lante”
De esta forma, pronto cogemos el cordal que nos llevará
hasta la cima de la Crespa. Un día perfecto, temperatura agradable, de
charleta, unas fuentes, alguna que otra trepaduca manos sobre la piedra, Jorgito
lo da todo … es una máquina!! Con todo el cordal siempre a la vista alcanzamos
la cumbre de la Crespa. Las vistas excepcionales.
Desde aquí con una larga travesía a lo largo del cordal, rodeando
Peña Redonda, buscamos la Peña los Años, ya conocida de anteriores aventuras,
pero viniendo por derroteros totalmente opuestos. El día nos empieza a cambiar
… Jorgito, se apercibe de ello … “pues no hace tanto calor como yo pensé” …
“parece que las nubes se nos echan encima” … tras la larga travesía, donde
aparecen síntomas de desfallecimiento, alcanzamos la cima.
Lo primero que te sorprende es encontrarte de lleno con el
Montihuero y el valle, con su Laguna de las Verdes enfrente. Visto desde arriba,
en sentido opuesto … Impresionante, espectacular. Siempre veníamos de Torre de
Babia, hoy vinimos en sentido opuesto, desde la Riera. Esta salida de hoy ayuda
a “abrir” el mapa, enlazar unas zonas con otras, conocer el “más allá”.
Después de autoidolatrarnos por lo bien que lo habíamos
hecho, de superar la situación de autocomplacencia, había que reponer el gasto
hecho hasta el momento. No llegaríamos mucho más allá. Refugio, no había, el
viento soplaba fuerte … y Jorgito todavía en “modo playa”. Buscamos trinchera,
y allí como podemos reponemos fuerzas. Jorgito de forma ansiosa rebusca en su
mochila que ponerse y encuentra un chubasquero de esos, tipo “bolsa de basura”
que le debieron regalar cuando fue al cumpleaños (o despedida de soltera) de
“alguna amiga”. Se lo coloca como puede, la cabeza por aquí, taladra dos
agujeros pa sacar los brazos, y encima el forro. “¡¡Pues si que funciona
bien!!” … si no es por el plástico, hubiéramos salido en las noticias … ya se
sabe … “aparece el cuerpo de un experto montañero después de una tormenta
invernal … nadie se explica que pudo suceder”. Me entrevistarían a mi en el
telediaria (y nunca contaría lo del chubasquero de despedida de soltera). ¿Cómo
se le ocurriría a Jorgito meter eso en la mochila? Le salvó la vida. Eso si, la
chaqueta la dejó en casa.
No pudimos aguantar mucho en la comida, pronto “salimos
corriendo” cuesta abajo, camino de las Malvosinas para entrar en calor. A pesar
de los más de 15 km. Previstos, hoy no íbamos a llegar tarde a casa.
¡¡Las Malvosinas son terribles!! Es conocido por cualquier
montañero que se precie que las montañas no son todas iguales. Es más, no te
caen todas igual, incluso de un montañero a otro varía la percepción. Cada
montañero tiene sus montañas “aborrecidas” … “uuff!! Que coñazo!!”. Yo tenía
los Barrerones, el Minguete, … para mi son cuestas horrorosas, tediosas, que
parecen no acabar nunca. Desde este día tengo otra … la subida a las Malvosinas
desde la Peña los Años … casi tengo que llamar al GREIM a que venga a
rescatarme. ¡¡Un infierno!! Jorgito … no tiene sentimientos, le da igual todo,
to pa’rriba (y de vez en cuanto una foto). Finalmente la arista final, arregla
un poco el panorama. Alcanzamos la tercera cumbre del día, Las Malvosinas.
Solo nos quedaba El Piñon, esta facilita. Muy cerca de las
Malvosinas, orientada al Montihuero y la Laguna de las Verdes desde el Sur,
constituye el otro mirador: Uno la Peña de los Años, otro el Piñon. Preciosas
vistas que disfrutamos durante unos minutos. Me llama la atención la diferencia
de percepción entre el verano y el invierno: la bajada desde las Coloradas a la
Laguna, que en diversas ocasiones hemos transitado después de terminar alguna
de sus canales en invierno, en esos momentos agradable y complaciente paseo, me
parece hoy, vista desde el Piñón, si la tuviera que realizar, un esfuerzo
ímprobo!! Menos mal que no tenemos que transitarla hoy.
Poco más nos quedaba por hacer; unos kilometrillos de
regreso. Los primeros para autocomplacernos por lo bien que lo habíamos hecho y
acordarnos de los que no estaban. Los dos o tres últimos, ya se sabe, son esos
que sobran y que nunca entiendes porque los han puesto allí. Mientras … nos da
tiempo a tratar los problemas de Jorgito y planear como podríamos encontrarles
solución.
Así, de esta forma, esta vez bien tempranico, como no hubo
nadie que tuviera que volver al coche a recoger nada, como corrimos mucho por
el frío, … estamos en el punto de partida, allí donde pernoctó Jorgito, con
tiempo suficiente para echar unas cervezas, y comernos un plato de picadillo
con huevos. Listos para la siguiente.
Bonito día de montaña.
Salud y Montaña!!!!