Algo un poco más normal. Después de Volando por Patones, y del aterrizaje, este es el vídeo del descenso a Patones.
No muy rápido, todavía con la impresión de lo sucedido en "Volando ...", y con el objetivo en mente de preguntar por la Cruz Roja y no de disfrutar, esta es una bajada tranquila.
En esta nueva
entrega de brico-gradismo vamos a describir el proceso cutre para no pinchar. Lo de cutre es por no usar cubiertas UST, a pesar de tener todo lo necesario para hacer uso de esa tecnología.
Hace un par de
temporadas me fue bien el experimento de tubelizar (hacer tubeless una cubierta
que no esta pensada para ello) la Maxxis High Roller 2.35. Anduve todo un
verano con el orgullo de funcionar con una ñapa casera que me quitaba la friolera de 300 gr (ya sé que es muy friki el tema).
Pero el caso es
que todavía recuerdo la cara de mi enemiga el día que me puse a recargar el líquido, y me sorprendió en la cocina con cara de culpable, cubierto de látex, todavía con la
rueda una mano y en la otra una ampolla de CO2, y mi silueta marcada en la
pared de detrás. Hasta el fluorescente goteaba.
¡¡¡La del pulpo!!!.
Así que decidí
hacer algo híbrido, y me pasé a probar a llenar de látex una cámara convencional.
Este proceso,
realizado en lugar sin riesgos lo llevo ejecutando desde que sucedió el
incidente antes relatado y funciona extraordinariamente bien. Pincho una vez al
año como mucho, y me siento doblemente protegido al llevar cámara y líquido.
Necesitaremos:
Líquido antipinchazos.
Yo uso el No-Tubes y me funciona muy bien. El Sin-Cámaras con algunas cámaras me
ha dado la sorpresa de que se come la goma de la cámara, resultando en un
reventón. Si cambiamos las cámaras con el cambio de temporada, 6 meses, no debiéramos
de tener problemas.
Una jeringuilla
de caballos, que venden en farmacias. Las de 60 cm3 son ideales. Vienen con un
embudito que ayuda a meter el líquido. Si queremos usar aguja, la de 1.2mm
funciona bien, pero se obtura con frecuencia por las partículas que lleva el
látex en suspensión. El problema está en tener que contarle a la farmacéutica lo
que te propones. En mi caso se va a la rebotica meneando la cabeza y pero
diciendo la encargará, y que mañana estará.
Una caja de
parches.
Un cuter,
destornillador fino u objeto punzante.
Un bolígrafo.
Los pasos
Marcamos un punto
de la cámara con el bolígrafo. La marca ha de ser mayor que el área que ocupe
el parche, y que la que lijemos para poder ponerlo.
Perforamos la
cámara.
Introducimos la
boquilla de la jeringuilla o el embudito que aplicaremos a la boquilla. Si
tenemos aguja de 1.2mm podemos introducir directamente la aguja, saltándonos el
paso 2.
Inyectamos 100cm3
de látex. El mínimo recomendado es de 60cm3, pero con 100 nos da para toda la
temporada. Nosotros, sin válvula de obús desmontable no podremos rellenar.
Lijamos la zona
de la perforación y aplicamos el parche de la forma usual.
Montamos la cámara de forma convencional, prestando atención a que el obús esté cerrado.
Este método lo
vengo usando desde el percance de la cocina, hace 2 años, y ha funcionado
extraordinariamente bien.
¿Qué nos ahorramos frente a cámaras que ya vienen con líquido antipinchazos? El peso y el precio.
¿por qué no uso UST? Por los problemas de los líquidos con algunas carcasas y por la dificultad a talonarlas sin un compresor. En estas fotos se puede apreciar como le quedó a Larcos una Kenda Nevegal UST en la que la carcasa se ha separado de la goma. Lo que se vé es la parte interior de la cubierta.
Atención al
comportamiento del líquido con algunas cámaras. Como decíamos antes, parece disolverlas. Podemos llevarnos
una desagradable sorpresa. 6 meses parece un periodo seguro de uso. Pero en un
caso, con cámaras baratitas del Decathlon, solo me duró 4 meses, quizás porque la bici estuvo mucho tiempo parada.
No importa la
destreza demostrada, el saber asimilado o la acumulación de experiencia.
Siempre hay un momento en el que la montaña te recuerda que es ella la que
tiene el control, la que gobierna tus acciones, la que te dice hasta aquí.
Patones es uno de
esos sitios catalogados como poseedores de los mejores senderos de montaña.
Interminables kilómetros de diversión que todo buen globero sueña con surcar
una y otra vez. Y la Patones-Extrem es una ruta muy conocida, y ya descrita en
este blog.
El propósito era
explorar la parte que da al embalse del Atazar, y si terciaba repetir el tramo
de entrada en Patones, repitiendo la Patones-Extrem.
Ya nada más
empezar, el día se torció al comprobar que el tránsito por encima del canal que
va de Patones de Abajo al Pontón de la Oliva estaba bloqueado, con lo que
tuvimos que bajarnos a la carretera con poco ánimo. Allí, una gran presencia de
la Guardia Civil nos indicó que algo sucedía, o iba a suceder.
La Vuelta Ciclista
a Madrid era la sorpresa, que nos pillaría subiendo por carretera en dir. al
Poblado del Atazar. Nos sacan de la carretera y pasan, con ostentación de
medios materiales y de comunicación, tras 20 min de espera y enfriamiento. Vamos
a arrancar, y a nuestro fichaje italiano, al que apodamos Claudio Pantani por
su poder explosivo en las rampas de subida, le da un mareo de esos que hay reponer
rápidamente azúcar. Otros 20min de parada. El día promete y cumple.
Una vez abandonada
la carretera, ya en las rampas de la pista de tierra, entramos en calor y
llegamos a las sendas que dan al Atazar. Vistas extraordinarias, sendero muy
estrechito, curva en zeta a derecha un poco delicada por un escalón en medio, y
vereda ancha por bosque encantador. Compensados todos los sinsabores.
Subimos al punto de regreso, decidimos hacer e tramo de la patones-Extrem que nos llevaría a la zona de Los Tomillares,
al este de Patones, que no conocíamos. Tras las rampas y el cortafuegos toca
bajar la senda empinada y resbaladiza por la humedad, y ya estamos en el
sendero de 4km camino del pueblo. Que gozada!!
Curva, bajada por
piedras bien asentadas, curva a izq., peralte con salida rápida que fuerza el control firme del
manillar para abrir rápido, corto repecho, curva a derecha suave con piedras a
la entrada, unas ramas no me dejan esquivarlas, peralte muy fuerte en curva a
izq. , más ramas, corta subida con fáciles rocas en la parte alta, descenso
suave recuperando el resuello, … jadeo y pedaleo con fuerza para que Larcos no
se me marche. Curva a izq. en bajada y piedras a la entrada. Subida aprovechando
la inercia porque estoy descolocado y no llevo la marcha correcta. Huy!! Casi se
me va la rueda de delantera, ¡cómo va el tío! Larcos me está haciendo cometer errores.
Ya hace un rato que paso de esquivar charcos, recorto curvas, noto la humedad
en la ropa. Cada pedalada no hace sino mejorar el disfrute. Curva a izq. en
ligera subida, la bici se queda ingrávida y la empujo hacia abajo sobre unas
rocas, aterrizo con el tiempo justo de entrar en la curva a derechas. Y queda
mucho todavía.
Bufff!!!. Un collado
en el que nos esperamos todos y yo uso para respirar y congratularnos eufóricos
por el buen rato de disfrute que nos estamos dando.
Seguimos,
subidas, repechos, bajadas, y llegamos a la zona rocosa cercana al pueblo.
Nos volvemos a agrupar
y llega a nosotros un grupo cuyos tres últimos integrantes se paran a conversar
poniendo en duda la catalogación “fácil” que su compañero-guía les ha dado de
la zona: “esto como es de difícil”, … y con un “ ya decía yo ….” Se despiden con
cara de hartazgo y de a ver lo que nos queda.
Damos un poco de
aire y arrancamos con ansiedad. Delante Larcos filmando, yo destras con la
cámara enfocándole a él. El sendero fluye más rocoso, pero fácil. Se abre un
poco y se enroca más. Ganamos velocidad y felicidad. No hay curvas, solo rocas
planas y de pronto veo como se baja la velocidad y con un giro en el aire
aterriza trabajosamente a la derecha de la senda, librando justo la zona de
roca.
Batacazo
imponente que tras la comprobación de rigor solo muestra problemas en un dedo
que todavía dentro del guante se muestra
visiblemente torcido, en el ángulo que no es.
iVan y yo nos
preocupamos por el suceso, mientras Pantani comenta que por eso prefiere ir
más tranquilo en este terreno.
Desde allí decido
adelantarme a buscar un dispensario o ambulatorio donde puedan atender ese dedo
lesionado. Pero llego al pueblo y me gano una bronca de uno de los comerciantes:
“porque vamos como locos y no respetamos a nadie”, “nos creemos los dueños, que
estamos por encima de todo y de todos”, “que un día nos vamos a cargar a
alguien,” y no sé que mas lindezas me dedicó. Pero que al saber del percance logró
alternar sus críticas con la información de que el centro de salud más cercano
estaba en Torrelaguna.
Bueno, el caso es
que escribo estas líneas tres semanas después, cuando ya hemos vuelto a salir en
bici y estamos enteros pero magullados después de ser revisados en un hospital
y de disfrutar de una rehabilitación que todavía se presenta larga.
Un angosto cañón
por el que serpentea un río, el Monachil. Un paraje rojizo unas veces y de caliza grisácea otras, por el serpentean a media altura sendas y veredas que, bien se asoman a
precipicio, bien buscan el paso entre los riscos. Puentes colgantes de entre 12m
y 30m que permiten que el retorcido transitar por el fondo del valle sea
posible, etc. Y todo esto a escasos 12km de Granada.
Los Cahorros de Monachil
son otro de esos tesoros cuyo brillo no se percibe con la intensidad que se
merece por estar tan cerca de la estrella que es Granada y su Sierra Nevada, si bien forma parte del macizo de esta última.
La ruta en datos
Distancia: 10.2 km
Desnivel: 320m
Dificultad: Poca, trepadas y necesidad de capacidad para agacharnos.
La ruta que describimos
recorre el cauce del Monachil hasta llegar a la central eléctrica de La Vega,
desde donde regresa, sobre sus pasos durante unos 800m, hasta encontrarse con una
senda sale a nuestra derecha, que recorre la pared derecha del cauce.
Salimos de nuestra
casa en Guejer Sierra y emprendemos la dura escalada en busca de nuestros
coches. Siempre arriba. Todo está arriba. Hoy tenemos el buen gusto dejado por nuestra
agradable cena en el restaurante La Hacilla, situado en el mismo pueblo.
Tras las
interminables curvas en dirección a Granada tomamos la salida de la autopista
que nos dirige por carreteras secundarias a Monachil, que atravesamos.
Dejamos el coche en el aparcamiento que nos encontraremos en la carretera. Desde
este, descendemos unos metros y tomamos el camino que, en bajada al principio, se
dirige entre casas de campo a la garganta ya visible a lo lejos.
Transcurridos
1200m entraremos en la actividad propiamente dicha. El primer tramo de esta,
por el cañón del río, caminaremos por el borde izq del canal, necesitando en
ocasiones recurrir a puentes colgantes con mucho encanto. Este tramo puede
presentar algunas dificultades menores, exigiéndonos que seamos capaces de
agacharnos mucho, agarrarnos a las rocas haciendo uso de las presas naturales o
de las asas colocadas en los sitios más complicados, o destrepando y trepando desde
la senda al cauce del río, que en ningún caso está a más de 2 m de altura. Es un
camino para todos los públicos con movilidad normal.
Cuando el valle
se abre pasamos a transitar por senda cómoda hasta alcanzar la central.
Si queremos
explorar un poco, a la derecha de la puerta de alambre, entre la cerca y el
cauce, sale un sendero bastante cerrado que recorre el valle. Está un poco cerrado y hemos de recorres bastantes metros para sacarle sabor.
En el segundo tramo,
el de vuelta, ganaremos altura por una senda que transcurre por las paredes de
la orilla derecha. No plantea ningún problema, salvo de vértigo si nos asomamos
mucho en alguno de los puntos que actúan de mirador.
Si el primer
tramo es divertido y espectacular, este tramo no desmerece, regalándonos vistas
sobrecogedoras del valle, y una visión de conjunto de la zona, con una vista de
pájaro del lugar por el que hemos transitado hace un rato.
Como opción podremos bajar a un mirador situado cerca de la boca de la garganta, pero nosotros decidimos salir por una zona de huertas a la pista de cemento que nos lleva al aparcamiento.