jueves, 2 de mayo de 2019

Mampodres: Picos Valjarto y Mediodía



23 de diciembre de 2018

La ruta empieza el día de antes … otro majestuoso día de montaña se nos presenta para el día siguiente, algunas consideraciones sobre donde vamos a ir … y esta vez se decide que las aventuras de nuestros héroes transcurrirán por una zona desconocida, poco visitada hasta el momento, donde tendrán que lidiar con los retos que los dioses antepongan ante su objetivo para este día.

Más allá … el reto será doble … tenemos nueva aspirante a uno-gradista, Noemí, no será fácil para ella, pobrecica, algunos nunca se explicarán como osa poner su vida en juego de tal forma, como se atreve a ello, como nadie pudo avisarla de que aquello no era recomendable. Para colmo … Jorgito Stelvio, el semidios del puerto de Cubillas, dueño y defensor de aquellas remotas tierras, forma parte de la expedición. Para ir con Jorgito a la montaña hay que tener valor, una locomotora, cuesta arriba y cuesta abajo, con nieve o sin nieve, se hunda o no, lo da todo, te lleva con la lengua fuera … y como te descuides vuelves al coche de noche, ¡¡si es que vuelves!!, que en más de una ocasión, este que suscribe se vio tentado de llamar al rescate. El tercer componente de la expedición, un clásico, el Trasgu, el que de vez en cuando martillea el blog con estos relatos, siempre pidiendo clemencia a Jorgito.

Allí se presentan los tres, esta vez en Acebedo, Reino de León, conforme llegan mirarán a su alrededor: “¿Dónde tenemos que ir?”. Los Picos Valjarto y Mediodía son los objetivos para hoy.


Allí conozco a Noemí, alma intrépida y audaz, espíritu valeroso y decidido, he de reconocer, que entre todos los unogradistas que he ido conociendo, nunca conocí semejante actitud y aptitud para demostrar su valía y llegar a ser una auténtica unogradista. Allí vamos.



Distancia: 16,02 km.
Desnivel acumulado: 1247 m.




La montaña nos recibe entre las umbrías de la niebla, aquello parece Escocia, no nos lo iba a poner fácil desde el principio, Noemí empieza a sentir en su piel lo que supone intentar ser un unogradista … no va a ser fácil.



Así vamos ganando altura, dejamos atrás los mundos de Érebo, permitiendo que el Éter vuelva a iluminar nuestros pasos.




De esta forma, siguiendo el arroyo Erendia, entre majadas, emprendemos la subida al Valjarto, la nieve prácticamente no la tocamos, vamos buscando su arista oriental, y entre algún que otro pedreru y cambio de rumbo no considerado, llegamos a su cima (2.038 m.), excelente mirador a Maraña y la Loma de Mampodre.








El siguiente objetivo, el Pico de Mediodía, se presenta delante nuestro. Inconfundible. Aquí no hay dudas … to pa’rriba.







La transición de un pico al otro, del Valjarte al Mediodía, sin duda alguna constituye la parte más espectacular del trayecto, muy entretenida, ahora por la derecha, luego por la izquierda, alguna trepaduca, miras para un lado, miras para el otro, intentas que no se te escape nada. Algunos “amigos” nos acompañan, suben y bajan parece que intentando mostrar sus habilidades para ganarse algo de lo que los humanos arrastramos con nosotros. Cual majestuoso virrey del lugar, uno de ellos parece esperar a que paguemos nuestro diezmo para dejarnos pasar. Después de habernos dado su consentimiento, allí seguimos mirando a la cima que parece no llegar.








La parada técnica la hacemos antes de la cima, en un pequeño balconcillo, que alguien pareció haber puesto allí para nosotros. La cima del Pico Mediodía está ocupada por una pequeña muchedumbre, aquello parece la salida del cine … intentando buscarnos nuestro lugar, damos con este rincón. Queda fichado para la posteridad.




Allí reponemos fuerzas, unas fotos por aquí, otras por allí, la cima parece estar muy cerca, Noemí disfruta del lugar, Jorgito encantado de la vida … ¡¡aaaaaayyy!!!! ¡¡Ilusos!! … ¿qué os pensabais? ¿qué esto iba a ser tan fácil? Uno no se hace unogradista tan fácilmente, los dioses imponen sus condiciones y hay que jugar con ellas.




Todavía en un mundo de autocomplacencia por lo bien que lo habíamos hecho, hacemos cumbre, poco menos que hay que pedir permiso para que nos dejen pasar, pero empiezan a irse, y tenemos nuestro minuto de gloria, donde sientes que por ese minuto la cumbre es tuya. Emprendemos el regreso.







Después de pasar de nuevo por el Valjarto, como quien no quiere la cosa, decidimos buscar otro camino de vuelta, argumentando lo mismo de siempre, para no ir dos veces por el mismo sitio. Uno comente siempre el mismo error.



Todo parecía fácil, después de buscar un rato, “vamos por aquí”, “mejor por allí”, “parece que puede ser ese arroyo”, … nos metemos en la vaguada que rodeando el monte Cuesta Rosa nos debe de llevar al Arroyo de la Vega. Jorgito está gafado. Pobrecilla Noemi, a quien se le ocurre venirse con Jorgito.



Aquello se va complicando poco a poco, te vas metiendo tu solo en la boca del lobo, empieza fácil, algún escaloncillo, el arroyo con poca agua, cuando ya vas descendiendo, los robles empiezan a aparecer, más agua en el arroyo, algún salto que otro, poco a poco vas pensando que esto se complica, incluso te planteas si se podrá pasar por allí, o que habrá después, “¿me doy la vuelta?” … con la paliza que llevamos encima es mejor morir pinchado en la rama de un roble que volver a subir todo eso. Jorgito lo tiene claro … ha llegado su momento … es el momento de abrir camino entre el follaje. En estos momentos es único … jajajajaja … pone la máquina que lleva dentro a funcionar … y hay que salir por delante como sea, no había lugar a la duda. ¡¡¡Que grande!!!



Así salimos a las praderas del rio de la Vega, desde donde de forma apaciguada, como el descanso del guerrero, entre amena charla, apacibles paisajes, nos permiten esa hora de relax y distensión antes de volver al punto del que salimos. Acebedo.




Gran día de montaña, una nueva unogradista con la que esperamos contar en otras nuevas aventuras, inmejorable compañía y grandes paisajes a nuestro alrededor … perdonen la extremosidad poco rigurosa en algunas ocasiones de este relator, en muchas ocasiones con desmesura, pero solo de esta forma se ve capaz de mantener su atención hasta esta última línea.


Acabando como siempre, parafraseando al amigo Carmar, ¡¡Salud y Montaña!!.

Trasgu’2018.

PD: Que grande es Jorgito … no os creáis nada de lo que cuento aquí sobre él. ¡¡¡¡Ámigo!!!! … jajajajaja.