domingo, 27 de diciembre de 2020

Picos Blancos

 "Un home é un home ... y un gato un michu". 

Dicho gallego. Perico dixit.

26 de diciembre 2020

Vivimos una época “extraña”, donde, entre otras cosas, nos dicen que “para no contaminarnos”, nos prohíben ir a una montaña u otra, dependiendo de donde el hombre decidiera poner una línea imaginaria. La montaña lleva allí miles de años, esa línea unas pocas decenas de ellos … y se nos gobierna en base a ella.

 

Uno decide un día subir a la montaña, y cuando empieza a estar un poco alto, mira a su alrededor y piensa … “a esta si puedo ir, a aquello no, a aquella otra tampoco, a la de aquí al lado si … cuidado que de aquí no puedo pasar por este camino, da la vuelta por el otro, …”.

 

Esto es León, eso es Asturias (o viceversa). Allí o allá me contamino o contamino, aquí o ahí no.

 

Levantas la cabeza, miras a tu alrededor, y solo ves montañas, montañas blancas, montañas y valles blancos.


 “El hombre blanco está loco” … y lo que más me preocupa es cuando la gran mayoría acepta esta locura, sin cuestionarla.

 

A pesar del extremo peligro avisado en esta situación, transgrediendo normas, el unogradista tiene que continuar yendo a la montaña, es su hábitat natural. El unogradista tiene como máxima la célebre frase del ilustre George Mallory: “¿Por qué vamos a la montaña? Porque está ahí”. Dice José Rodríguez (http://www.joserodriguez.info/bloc/conquistando-lo-inutil-%C2%BFporque-subimos-montanas/), “una actividad que tiene un alto nivel de riesgo y un bajo nivel de beneficio en apariencia, debe estar motivada por una base emocional que fomente este tipo de actividades y que evolutivamente haya sido favorecida”.

 

A pesar de todos los riesgos, reales y ficticios, físicos y mentales, allí se encuentran cuatro de los más grandes unogradistas de todos los tiempos: Jorgito Stelvio (comúnmente conocido como “la rozadora”), Perico (incombustible a la desazón, capaz un día de subir al Jermoso a las 2 de la madrugada, y otro dejarse los pinchos en el coche), Trasgu (este que suscribe) … y … vuelve Rocío, después de seis años dedicada a otras aventuras, una unogradista nunca deja de serlo, y aquí la tenemos de nuevo entre nosotros, recuperada para la causa.

Para hoy recuperamos una se esas rutas que durante mucho tiempo estuvieron guardadas en la mochila, para cuando se considerase conveniente. Desde el bonito pueblo de La Cueta vamos a Picos Blancos.

 


Distancia con alturas: 10.77 Km.

Desnivel Acumulado: 742 m.

 

Una carretera helada, en un angosto desfiladero, siguiendo el curso del rio Sil, constituye la antesala del pueblo de la Cueta, el pueblo más alto de Babia, pueblo milenario de ganaderos. Desde allí cruzando un todavía el “muy joven” rio Sil, a través del bonito puente que constituye la tarjeta de presentación de este pueblo, buscamos la Pradera de las Espinas.

 




Últimamente llevamos buena racha, no salimos demasiado a la montaña (al menos este que relata), pero lo días que hemos salido no hemos podido tener mejores días, los dioses de las montañas nos respetan, tanto por el clima, como por lo contemplado … y la compañía. Hoy nos encontramos en situación semejante, Babia nos muestra todo su esplendor, la montaña es condescendiente con estos pobres montañeros que lo dejaron todo por compartir un día con ellos, parece que nos agradece nuestra presencia allí.

 



De esta forma llegamos al Collado Sobre el Agua (bonito nombre) desde el que buscamos el cordal que se inicia en la Peña la Paredina y nos llevará al objetivo planteado para este día, Picos Blancos. Es aquí cuando Perico, de bravura sin igual, nos dejará la frase del día … “un home é un home … e un gato un michu”, difícil acumular tanta sabiduría en tan pocas palabras.

 

 


Ya en Peña la Paredina, ubicamos unos cuantos picos, las Morteras, Peña Orniz, Torre Orniz, incluso Peña Ubiña, algún lago (que se ve, y que no se ve), disfrutamos de las excepcionales  vistas a la Braña Murias Chongas, las fotos de rigor … y continuamos el camino.





Desde aquí el cordal nos llevará, a través del pico Cebolleu, a Picos Blancos. La nieve, tipo polvo, nos hará buscar las palas más duras, algún repecho donde hacemos uso de los piolos, que pa eso los trajimos, donde Rocio recordó esas habilidades aprendidas hace años que te ponen los gemelos ardiendo (quien tuvo retuvo), y el amigo Jorgito … ¡¡lo dio todo!!.







 




Ya en la cima, muy venteada, tras la foto de cumbre, solo nos queda buscar el camino de vuelta, buscar algún lugar para reponer fuerzas y disfrutar del grandioso panorama que tenemos a nuestro alrededor. Allí Perico, como un indio cabreado, se meterá entre pecho y espalda el bollo preñau que acarreó durante todo el día … ya se sabe “un home é un home … e un gato un michu”.




Solo nos queda, sufrir el valle de Pozo García, hasta tomar la pista que nos devuelve, en un bonito atardecer invernal a allá de donde todo se inició, de La Cueta.  

 




Un cafecito caliente de despedida, y a empezar a pensar en la próxima. Gran día, inmejorable escenario, excelente compañía … y una unogradista recuperada para la causa. No se puede pedir más.

 

Salud y montaña!! (ahora más que nunca)

 

Trasgu’ Diciembre 2020.

 

 

 

martes, 4 de agosto de 2020

Castillines en las Ubiñas

Esto, pues, señores, es ser caballero andante, y la que he dicho es la orden de su caballería, en la cual, como otra vez he dicho, yo, aunque pecador, he hecho profesión, y, lo mesmo que profesaron los caballeros referidos, profeso yo”.
Miguel de Cervantes, Don Quijote de la Mancha.

11 de julio 2020.

Un día cualquiera, sin que los motivos aporten nada al momento de escribir este relato, el Gran Mati me preguntó … “¡¡Oye!! … ¿Cuáles son los lugares más bonitos en torno a León para llevar a alguien a la montaña?

Seguro que cada lector nosotros tiene “sus montañas”, “sus rincones”, … incluso ¡¡algún no montañero los llega a tener!! Es más … ni siquiera podemos aspirar a coincidir, ni este que suscribe pretende que su opinión sea la de nadie más, ni mejor que la otro cualquiera. Pero, después de tantos años de recorrer senderos, subir y bajar riscos y valles, leer libros y buscar rutas por unos rincones u otros, de acompañar o ser acompañado por diversos montañeros, con inmensidad de momentos vividos y recuerdos generados … no dudé mucho en elegir “mis montañas de mayor belleza” por aquellos contornos.

Hay muchas montañas de gran belleza, pero dos de estos lugares los catalogo en mi interior como “sublimes”, donde cada vez que voy no puedo evitar que despierten mi admiración.



A uno de ellos vamos hoy … el otro para otro día, será motivo de otro relato el día que sea menester. Centrémonos en las montañas de hoy.

Más allá de lo anterior, aunque desgraciadamente coincidente en el tiempo, no puede haber mejor homenaje que estas montañas para dos asiduos lectores de este blog que desgraciadamente, por motivos diferentes, en estos últimos meses dejaron de estar con nosotros en este mundo: Miguel Sandianes y Carmar (Carlos Martos). Sin llegar a conocerlos en persona, amigos “virtuales” por este blog, tuve un gran aprecio por ambos, disfrutando de sus valiosos comentarios en gran número de publicaciones … no me cabe la menor duda de ambos volverán a disfrutar al leer y ver este nuevo relato, desde donde quiera que estén.

A Miguelón … entrañable y de gran corazón, mucho le insistí para que nos acompañará un día y pudiera vivir en directo estos momentos que tanto le gustaba disfrutar leyéndolos. Desgraciadamente nunca pude convencerlo, mucho me acordaré de ello … claro, Jorgito, para entretenerlo en la bici, le contaba sus aventuras y me lo asustaba. Algún día habré de cumplir el consejo que Miguel siempre me daba; no lo olvido Miguel. ¡¡Que gran tipo!!

A Carmar … incansable e infatigable montañero, después de una salida venía otra, no había tiempo para el descanso. Su blog “Zancadas Ligeras” (http://carmar-zancadasligeras.blogspot.com/) fue sin dura el mayor referente de este en el que yo escribo, que ahora veo hundirse entre las publicaciones antiguas, gran maestro, excelente montañero, mejor relator. Carmar llegaba a todos los rincones, en todas las direcciones, te enseñaba ese detalle que solo él captaba … y describía mejor que nadie. Todavía recuerdo su último comentario … “No sé si será Wamba o el propio equinoccio otoñal quien dará paso a las nuevas nievas que pronto cubrirán montañas y prados; entonces será cuando alguno retornará a ellas, con hierros y aperos, para afrontarlas con ánimo y mucho tiento.  Mientras tanto, y eso llega, vivamos el colorido otoño que ilumina nuestros bosques. Salud y Montaña, Trasgu, amigo.
Y en ello seguimos … “sacaremos de la pluma grandes historias, ya vividas, entre los ocres de bosques y montes leoneses, siempre admirados por los montañeros que en ellos transitamos. Grandes agradecimientos por tus palabras amigo Carmar. Salud y montaña, Gran Carmar”.

Mati, promotor de esta salida, Jorgito y yo, trasgu, el que suscribe, apuntamos a los Castillines, desde Tuiza … y como colofón, la Sherpa de los Balcanes, antigua excelsa unogradista, nueve años después (ya ha pasado tiempo … http://uno-gradistas.blogspot.com/2010/03/somiedo-valle-de-lago-somieu-llagul.html) retoma su carácter intrépido montañero. ¡¡Gran equipo!! … es difícil juntar tanta calidad.




Distancia: 11.16 km.
Desnivel acumulado: 1136 m.






Como siempre que uno se asoma por tierras asturianas, ya Tierra de Mordor, allende Puerto Pajares, no puede saber lo que se va a encontrar. Esa mañana orbayaba … alguno de los allí presentes se cuestiona su presencia en tan magnánima empresa, “quien me mandaría venir aquí …”. Hay que animar al personal … “tranquilos que esto escampa … ya lo decía el refrán … siempre que llovió escampó”.

De esta forma llegamos a Tuiza donde nos está esperando Jorgito, el único aborigen del grupo, ya saben … “el rey de la Cubilla” … mas de 600 ascensiones, y continúa en ello. ¿No habrá otro puerto para subir y bajar con la bici? A Jorgito se ve que le gusta.

Presentaciones y demás … y camino al refugio. La salida de Tuiza, como siempre, hasta que pasas las primeras rampas y calientas se hace dura. Aquí es cuando uno se va dando cuenta que se ha dejado demasiada ropa puesta y no hemos andado 200 m.





La llegada al refugio siempre es un momento de gran autocomplacencia. Más aún si durante la subida desde Tuiza has ido envuelto en nubes y al llegar al refugio empieza a abrir. El circo allí formado es espectacular, las Ubiñas, los castillines, el Siete, los Portillines, el prau de abajo con su Llagu (si no se ha secado) … sitio realmente mágico. Te dan ganas de quedarte allí … ¿pa qué más?, pero siempre hay que seguir un poco más, no sin antes intercambiar alguna conversación con los guardianes del refugio, siempre encantadores.




En la búsqueda de la senda que nos lleve a la Collada del Arco, entre sendas de vaques, de personas, algún error nuestro, y el instinto primario de ir a la trocha, nos hace meternos en el canchal, u pedreru, previo a les Cinches del Planón, donde no vemos el sendero (que estaba a 20 metros), lo cual nos hace sufrir el mismo. Pero esto lo tiene que vivir todo aquel que quiera ser montañero … ¿Qué es una salida sin un pedreru que sufrir? Eso uno debe llevarlo en el cuerpo, te calienta para todo el día. Luego siempre ocurre lo mismo, cuando ya has llegado arriba, mirando desde el risco superior, ves que la senda la tenías a 20 m., ¿qué necesidad había de sufrir tanto?








Después, hasta la Collada del Arco, un poco de terreno descompuesto. ¡¡Esto no tracciona!! Ahí es donde cada uno se busca su camino: la sherpa por la hierba, otro por los morrillos, … los más duros insisten en la senda. En este tramo los farallones de los Castillines, siempre enfrente tuyo, donde tienes que levantar la cabeza para mirar a donde tienes que llegar te minan el cerebro, cuando no conoces la senda … “¿cómo vamos a llegar allí arriba?” … y entonces te dicen “ponte el casco”.




Al llegar a la Collada del Arco, es cuando uno une León y Asturias … allí Tuiza, aquí Torrebarrio. Pues si que están cerca. Una visita a los arcos … y seguimos.





Desde aquí lo más divertido, las trepaducas a los castillines, el primero y segundo, que el tercero es harina de otro costal. Es cuando uno se lo pasa mejor, vamos por aquí, mejor por allí, espera que voy a mirar, se va mejor por aquel lado, … La Sherpa es como un rebeco, la juventud es un grado, Jorgito y Mati lo dan todo, y yo intento buscar las sendas.






Visitamos los dos Castillines, admiramos el bonito pozo minero, buzón de cumbres del segundo, las fotos de cumbres de rigor, recuerdos para el amigo Herminio (algún día lo explicaré), unas miradas para las gran Ubiña, otra para el Siete, al valle, los Portillines, montañeros por arriba, por abajo, … como siempre digo, aquello es como un parque de atracciones, y tu allí en medio de todo. Por esto es uno de mis dos lugares preferidos en la montaña. Parece que todo estaba preparado, con mar de nubes incluido para que Mati pudiera entender los motivos por los que decidí llevé allí.  







Siempre hay alguien que te baja el ego. Cuando tu estás orgulloso de tu gran esfuerzo, en esos momentos de autocomplacencia donde te sientes grande por haber llegado allí, te encuentras al que es muy grande, que deja a la altura del betún y te devuelve a la realidad: “¿Cuántos años tiene usted? … 67, ya no subo como hace 20 años”. Allí lo tienes, con su cachaba, piedra arriba, piedra abajo, este hombre si que es grande. Vuelves a la realidad, bajas la cabeza y continúas haciendo lo que puedes.


Llegados a las canales del Siete, evaluamos situación, miras la hora, y por consenso decidimos que el Siete lo dejamos para otro día … por aprovechar lo que nos quedaba del día, al volver recogemos el Pico Puerta del Arco. Ya que estamos allí, la foto nos la llevamos, donde aprovecharemos para reponer fuerzas para el regreso: unos cacahuetes, un poco de chorizo de León con el currusco, algo de empanada, … allí todo te parece espectacular.








Solo nos queda bajar … ahora ya si, siguiendo el sendero que no vimos al subir, deseando y anhelando esa cerveza de refugio, infinitamente mejor que cualquier otra que te puedas tomar en cualquier otro sitio “civilizado”, explicando porque te ha dado por perder el día entre piedras, entendiendo por que para mi es uno de los dos mejores sitios de montaña que puedes encontrar por aquella zona (donde hay muchos).





Y así de'sta forma Mati entro en el selecto club de los unogradistas de España ... y la Sherpa de los Balcanes volvió a ser lo que fue.

Ahora...  publicaremos este relato, incluso mañana, incluso en días sucesivos, lo miraré en búsqueda de poder encontrar los esperados comentarios de Miguel y Carmar, pero esta vez no los encontraré. Siguen entre nosotros, pero no podré encontrar sus comentarios, aunque no me cabe la menor duda que leerán esta publicación.

No puedo acabar de otra forma: va por vosotros, Miguel y Carmar, Carmar y Miguel … Salud y montaña, Carmar, Miguel, amigos.

Trasgu 2020.