miércoles, 15 de agosto de 2012

Canal de la Mina, Morezón y Barrera de las Pozas



“Lo que prometía ser un bonito fin de semana se convirtió en un infiermo”. Félix C., en tono de serial radiofónico, en Gredos 6 años antes.

Volvíamos a Gredos. Había muchas ganas, muchas intenciones, muchas cosas por hacer. Esta vez lo traíamos bien preparado, no podíamos fallar.


Pero…, si Ubiña siempre nos respeta … a Gredos le cuesta más. No hay vez que no vayamos que no surja algún contratiempo. Esta vez no iba a ser menos.



Cacahuetes, ese intrépido montañero que inició su vida como uno-gradista en Peñalara, allí por enero de este año, y Trasgu, el que suscribe, vamos para allí. Empiezo a pensar que el “gafe” soy yo. Para aprovechar bien el día siguiente, decidimos hacer noche en el refugio Elola.



Distancia: 15,45 km.
Ascensión Acumulada: 1150 m. 


La cosa se va complicando por horas, pero no podíamos dejar de intentarlo:
Lunes tarde: “¿Qué tiempo dan? Perfecto, no llueve.”
Martes por la mañana:”¿Qué tiempo dan? Bueno, solo un 20% de lluvia, cuatro gotas, y a partir de las 12 de la mañana. No es importante vamos para allí”.
Marte por la tarde, ya en el refugio:”¿Qué tiempo dan? A las 11 un 40% de lluvia, a las 14 un 60%. Joder, parece que la cosa se va complicando”. Ya estábamos allí.



¿Para qué hacer planes?  La tarde ya prometía: vientos fuertes, frio, nubes que entraban del norte. La noche fue un infierno, desde las 4 lloviendo, viento racheado muy fuerte … pobres de los que durmieron fuera, con sus tiendas, sus fundas de vivac … esa historia ya me la conozco. La noche va pasando, cada vez nos quedan menos esperanzas. Con las pocas que nos quedaban, a las 6:45 nos levantamos … no había nada que hacer. Llovía bien, sin parar, las nubes nos comían, se veía poco más allá de la laguna. Solo nos quedaba una cosa que hacer, esperar.



  
Cacahuetes, que había pasado mala noche (es un sensible), aprovecha el tiempo para sobar. Buena sobada. Si no lo llamo todavía estamos allí.  En mi caso, me leo todas las revistas del refugio, me tomo un café, charlo con la gente … al menos se hace culturilla. A eso de las 11, nuevo pronóstico, para mejorar todos los anteriores:
Miercoles por la mañana: “¿Qué tiempo va a hacer? Estará lloviendo hasta las 20 horas, a las 14 horas viene lo peor”. Jooooooooooder!! Había que salir de allí, no quedaba nada que hacer. Llamo a Cacahuetes … “qué nos vamos” (¡a cagarla!).



Antes de irnos, un último bocado y … la segunda botellita de vino, la anterior había caído la noche de antes. Joder, con el vino, ya parecía que llovía menos, todo se veía de otra forma. Buena prueba de que … “no hay lluvia de más, sino vino de menos”. Al menos no hacía frio.




Inicialmente el plan de vuelta era fácil, volver a subir y bajar los barrerones. No obstante, ya en las faldas del Morezón Cacahuetes propone buscar la subida al Morezón, algo nos llevaríamos. Uno pone la bota encima de la piedra … “pues parece que no resbala tanto”, “mojarme, me mojo igual por el Morezón que por los Barrerones” … si encontrásemos la entrada a la Canal de la Mina …


Esta no es, sube un poco por aquí … ten cuidado que nos enriscamos, si subo por allí no puedo bajar … después de dos intentos, al tercero creemos haberla encontrado. Allá vamos.



La Canal de la Mina se hace entretenida, llevadera, bonita (si viéramos algo) por lo que uno se puede imaginar,… la dejo fichada para el invierno… tiene que estar guapa. Por aquí hacemos cumbre… la autocomplacencia es total: “hoy no podíamos hacer nada más”. Eso si, según Cacahuetes ... "íbamos mojados hasta las bragas".



En el descenso, por un despiste, nos metemos en las Lancheras y Barrera de las Pozas. Lo que en principio es interpretado como un lío, vaya forma de complicarnos la vida, al final es agradecido. Podemos admirar este pequeño circo, desconocido para mi, tomando nota de alguna alternativa futura. Sin duda alguna supone el segundo triunfo del día.



Así, de esta forma, vamos alcanzando el Prado de las Pozas, desde donde el retorno a casa es fácil.




Gredos, otra vez, no nos respetó, pero al menos nos dio algo.

lunes, 13 de agosto de 2012

Macizo de Ubiña: El Siete, Crestón del Pasu Malu y 2º Castillín


"Así como don Quijote entró por aquellas montañas, se le alegró el corazón,
pareciéndole aquellos lugares acomodados para las aventuras que buscaba."

Miguel de Cervantes, Don Quijote de la Mancha.

11 de agosto de 2012.

Volvíamos al Macizo de Ubiña. Sin duda es uno de mis lugares de montaña queridos, marcado como lugar inagotable de rutas, de bonitos días de montaña con buena gente, de imágenes inolvidables, de sensaciones irrepetibles, lugar que como alguien comentó en algún momento… “siempre nos respetó”. Hacía tiempo que no daba una vuelta por las Ubiñas, tocaba volver.



En esta ocasión Niblap, Kike y Trasgu decidimos rendir reverencia, una vez más, a las Ubiñas. Fijamos la salida desde Tuiza, donde, todavía con la ruta sin definir, decidimos visitar el Siete y y el Crestón del Pasu Malu. En mi caso, me atrae especialmente esta última cima, con la que ir acabando, poco a poco el cordal principal del Macizo de Ubiña.



Distancia: 12,52 km.
Ascensión acumulada: 1495 m.




El día se inicia de forma inmejorable, buena temperatura, día despejado, buena compañía,… todo un hacía presagiar un bonito día de montaña en un entorno inmejorable.


Desde Tuiza iniciamos la ya tradicional ascensión al refugio del Meicín, en su día polémica construcción, pero que a día de hoy ahí está, sin más, prestando servicio a las personas que deciden internarse por estos lugares. Pasamos el refugio y decidimos rendir visita a la fuente, siempre es bueno ver que sigue allí (y allí estaba), donde no nos resistimos a ese trago que parece ponerte en el disparadero para afrontar todo lo que te espera en el día.




La ascensión se ve amenizada por una amena charla en torno a las cuestiones dialécticas en España… ¿en qué se parece un asturiano a uno de Cádiz? Sin la menor intención de crear polémica, y siempre con el “buen talante” de los que allí tratábamos este tema… que soy consciente de que esto suele servir para carnaza en los foros de aquellos que tienen tiempo que invertir… para uno de Madrid, la respuesta está clara… cuesta entenderlos “la hostia”. A Kike le cuesta concebir esto pero la respuesta la da el mismo… vete a Madrid a comprar un “tajalápices”, verás lo que te dan. Divertida disertación.



Pronto alcanzamos los contrafuertes primero de los Portillines, después del Siete. Bonito pico en Ubiña, centrado en el cordal principal, cuyo nombre, que Niblap como perfecto Cicerone expone, se corresponde con la numeración de Picos desde Ubiña la mayor: Peña Ubiña (1),Prau Capón (2), Pico Puerta de Arco (3), los tres Castillines (4,5 y 6) y … como no, el Siete (7). Esta cumbre, en mi caso, ya había sido visitada desde la vertiente leonesa, hoy lo conoceré desde la vertiente asturiana.




La trepada se hace entretenida, sin mayores dificultades, buscando algún hito que otro, un pie aquí el otro allá. Pronto alcanzamos la cima, donde se agradece el fresco en esta temporada estival.








Antes, no puedo evitar desviar ligeramente mi atención al tercer Castillín, algún día habrá que intentarlo. En el descenso lo estudiaría con mayor detalle.




Del Siete al Crestón del Pasu Malu, el camino es muy entretenido: sube por aquí, baja por allá, una horcadina, aquí no te caigas, cuidado que resbala, no me tires bolillos (que me das), mira que nos vas a dejar sin medio macizo de las Ubiñas,… en fin, un trecho de los que se suelen calificar como divertidos, entretenidos, donde no te da tiempo a aburrirte. De esta forma pronto alcanzamos la chimenea que nos dará acceso a la cumbre del Crestón.




El Crestón es por muchos sitios una superposición de bloques superpuestos, desprovistos de ensambladura sobre el conjunto rocoso, una zona abundante de piedras sueltas. Da la impresión cuando se anda sobre él, que todo va a ir abajo de un momento a otro, en especial el tramo que le separa de El Siete.


Se trata de una bonita chimenea, donde es altamente recomendable asegurar la subida. Niblap, de nuevo, actúa como maestro de ceremonias: “se puede por aquí, se puede por allí, …” finalmente sube de primero y nos asegura desde arriba, mientras Kike y el que suscribe recordamos que en agosto también se puede pasar frio esperando a que te toque. Esto de sacar la cuerda de vez en cuando da mucha alegría al día. Vía corta pero, encajonada y bonita.



Así de esta forma, alcanzamos la cima del Crestón del Pasu Malu, nueva para mi. Con esta solo me queda el tercer Castillín (algún día trataré de engañar a alguien para intentarla): Ubiña Pequeña, Ubiña Mayor, Prau Capón, Pico Puerta de Arco, 1er y 2º Castillín, Siete, Crestón del Pasu Malu, Fontanes, Prau y Colines están hechos. Hay que terminar lo que un día se empezó.


En la cima del Crestón, se produce uno de los momentos grandes del día… hay que ver el hambre que da la juventud (y Niblap y el que suscribe ya no estamos dentro de este cupo). No obstante, tiene fácil solución… llevar chorizo de León. Claro… todo tiene sus inconvenientes, si te comes medio kilo de chorizo luego te dan mareos al bajar.

En la cima del Crestón, ocurre lo que suele ocurrir en Ubiña, en cuanto te descuidas, las nubes de Asturias te comen. Pronto empiezan a amenazarnos, por lo que, de forma rauda emprendemos el descenso. Lo primero… rapelar lo que habíamos subido. Bonito rapel, solo contaminado por la preocupación de no tirar ninguna piedra con la cuerda que ponga a prueba el casco. Así, disfrutando de este momento, sin dejar de mirar hacia arriba, bajamos los tres la chimenea, desde donde solo nos quedaba volver a casa.




En la vuelta podemos apreciar el auténtico pasu malu, nosotros circulamos por debajo, un aguerrido montañero, en su más absoluta soledad, lo recorre por arriba. La denominación dada por los lugareños a esta cumbre define por sí sola su particular característica: encontraban un auténtico «pasu malu» cuando en sus andaduras por la peña acometían contra los rebecos, debiendo de escalar forzosamente esta cresta para poder pasar de la Horcada de El Siete al Fontán.




Habiendo llegado de nuevo al tercer Castillín, con Niblap hacemos una observación detallada del mismo algún día habrá que volver.


Ya de vuelta a casa, una visita al segundo Castillín, con su bonito buzón, siempre agradable de visitar, y descenso por el collado Puerta de Arco, envueltos por la niebla, donde, de nuevo, Niblap hace uso de sus detallado conocimiento de la zona para, de forma rápida llevarnos al refugio, donde degustaríamos la bien merecida cervecita que tanto se agradece después de una jornada de montaña.





Todavía nos quedaría tiempo para “admirar” la imponente obra de hitos que en el día se había construido en el camino del refugio a Tuiza.


“Nadie daba un duro por nosotros” pero allí estábamos de vuelta. Muy a nuestro pesar, algo quedó por allí, que Niblap pretende convertir en un hito de referencia en los años venideros en la ruta realizada.

Trasgu, 2012.