“La originalidad es la vuelta a los orígenes.”
Antonio Gaudí i Cornet (1852-1926) Arquitecto español.
21 de marzo de 2010.
El fin de semana, como viene siendo la norma habitual este invierno (ya primavera), no estaba para muchos dispendios: de nuevo se pronosticaba lluvia con ‘certeza absoluta’ para casi todos los días.
El ‘ansia’ nos podía, toda la semana buscando una ventana en el pronóstico para poder escaparnos un poco, aunque solo fuera para comprobar que las botas todavía nos valían y que el piolo seguía suficientemente afilado. Conforme avanzaba la semana la cosa se iba complicando por momentos, ¿tampoco podríamos salir este fin de semana?
Ya el jueves recibo una noticia un tanto inesperada, no por ello poco deseada: ¡¡ la Sherpa de los Balcanes ha decidido volver a su actividad uno-gradista!!. Estas cosas solo pasan muy de vez en cuando y cuando ocurren hay que aprovechar la oportunidad, no la podemos dejar pasar (no vaya a ser que se arrepienta y no vuelva a intentarlo). “¡¡ Afila los pinchos y córtate la uñas!!”, le digo por el teléfono.
Ya no había alternativa posible, había que ir donde fuera y como fuera.
El sábado, imposible, lluvia 100%, tampoco era cuestión de tener que volver nadando. Sin embargo, el domingo, parece que, con cierta ayuda celestial al retorno de nuestra querida y bien apreciada Sherpa, podemos tener una oportunidad: “A ver si no nos mojamos mucho”.
Mientras tanto, contacto con los Reciecho: Xiblo, Setmil y Lito, como buenos aborígenes del lugar seguro que tienen algo pendiente con que sorprendernos (siempre es un placer ir con ellos y escuchar toda su sabiduría autóctona sobre el lugar).
Para no complicar el día más de lo debido Xiblo decide que una buena opción puede ser Valle de Lago. Para mi perfecto, nunca había subido desde allí, era un valle que me quedaba por conocer.
“A las 8 nos vemos en Piedrafita!!”. Esto ya no tenía vuelta atrás, solo quedaba disfrutar del día y gozar de la presencia de nuestra Sherpa.
¡¡¡¡Allí solo aparece Xiblo!!! “Me han ‘dejao tirao’”, comenta Xiblo esa mañana (al parecer con motivos justificables, lo primero es lo primero).
De Piedrafita emprendemos camino a Valle de Lago (1250 m.), “buena” carretera, algunas curvas “interesantes” y ya estamos allí: aparcamos bien, nos colocamos los aperos y “to pa’rriba” (este era el plan A).
Tiempo estimado: 6 h. (sin tomar las alternativas).
Desnivel acumulado: 1168 m.
Nivel: Iniciación, con alguna trepada donde usar las manos.
El día estaba en un quiero y no puedo, parecía que quería abrir pero no las teníamos todas con nosotros. A ver qué pasa. La pista inicial de subida muy entretenida, siempre con los albos de frente, Xiblo nos ilustra con toda su sabiduría sobre la zona, “se nota que ye un tíu estudiau”. En la pista, como siempre, “qué si parece que este es el cruce que tenemos que tomar”, “qué si tú has visto el oso de somiéu” (yo solo vi un oso, era del Bierzo, concretamente de Toral de los Vados, ja ja ja), “qué parece que se ha ido mucha nieve”, “últimas novedades en los foros”, “qué vaya bosques más guapos”,…. “¡¡¡este es el desvío!!!”, vamos a los Esperones.
Efectivamente, los días anteriores se habían llevado mucha nieve (altas temperaturas y lluvia), vamos pisando barro y hierba hasta muy arriba, las botas duras se convierten en un suplicio (yo no había traído otras).
Mientras tanto, la Sherpa había mostrado su interés por las cabañas de Teito, “¿Cómo estarán por dentro?”, se preguntaba. Más arriba tendría la oportunidad de ver alguna de cerca. Se notaba que ahí le había dado a Xiblo en el palo de gusto: se nota que las brañas tienen algo importante y atractivo para él, conocía la gran mayoría de ellas, todas aquellas que podíamos otear hasta el horizonte (yo sería incapaz de reproducir todos sus nombres en esta zona desconocida para mi, espero ir aprendiendo algunas con el tiempo).
Así afrontamos la subida más pindia del día: los Esperones (1841 m.). Subida muy entretenida, había que llegar hasta el picacho de arriba, con algunas trepadas donde había que echar bien las manos y cada uno se las apaña como puede. La Sherpa es una máquina de subir, “¡¡qué bien me siento!!”, comenta ella misma en el retorno a sus orígenes. Desde su cima contemplamos con cierta admiración el Lago del Valle, al parecer todavía helado.
Parece que el día nos respeta, se escapa alguna gota, pero poco más. Es temprano, no nos podemos volver a casa todavía.
Con Xiblo ya se sabe, “allí tenemos otro pico, tampoco está tan lejos, vamos a por él”. Emprendemos camino al Canalón (1899 m.). En la bajada Xiblo recurre rápidamente al ‘culo-ski’ una forma rápida y efectiva de bajar, todo un descubrimiento para la Sherpa, la cual, durante el día tendría muchos momentos para poner en práctica las recomendaciones de Xiblo.
En este trayecto se escapa alguna mirada atrás hacia los Esperones, realmente es un pico esbelto. A Xiblo le recuerda que algún día tendremos que volver al Palero donde algo con la cuerda dejamos pendiente.
En el camino se cruzará ante nosotros Cueva Meliz (también Cuevamecha).
Desde la cima al Canalón, las vistas hacia Las Morteras, Peña Orniz, Montihuero, Cornón, Picos Blancos, Peña Chana, … son impresionantes, qué amplitud de paisajes, me viene a la cabeza en esos momentos. Con Xiblo todos estos lugares, en algunos de los cuales uno ya estuvo, quedan claramente identificados y ubicados en ‘ese mapa’ natural (recuerda la técnica de Marce, con esas fichas y sus perfiles, con las cuales todo es más fácil de identificar). Está claro que Somiedo ofrece muchas alternativas a disfrutar, a muy distintos niveles, todas ellas muy bonitas. Las vistas al Valle, … simplemente impresionantes. Foto de cima y … ¿qué hacemos? … “allí hay otro pico, y allí, … y allí … ufff!! me vuelvo loco!!!”, vamos a Fanas de Faspachón (1928 m.).
En el descenso del Canalón, la Sherpa se da cuenta que le falta algo: las “rastrojeras”, denominación autóctona de los guetres. Acabaría el día con las botas de agua hasta arriba. Es lo que tiene esto, te acuerdas cuando ya pisas nieve.
Cruzando para Fanas de Faspachón, una tachuela se cruza en el camino de Xiblo, … “¿tendrá nombre? ya que pasamos tan cerca no la vamos a dejar ahí, luego tendremos que volver a por ella”. Así nos encontramos subiendo el Corralón (1882 m.), cima que también formará parte de la jornada de hoy.
“Este tíu quiere hacer hoy todos los picos!!”, debía pensar la Sherpa en esos momento. “No le apuestes nada”, le comento, “que por un cuba-libre sube y baja en 20 min. a donde sea, aunque se deje el hígado en el camino”, algunos conocidos suyos pueden dar fe de ello: “Este tíu está loco!!”,“¿tú sabes dónde está aquello?”, “pues en 20 minutos voy … y si llevo al cuñao me da tiempo a c.g.r en el camino” ja ja ja, buenos momentos y algunas risas echamos a costa de este asunto, “quedó más j.d.do que el que se tragó el paraguas (… luego se lo abrieron)”.
Volviendo a la ruta, en desde el Corralón, después de haber probado viandas de cada lugar, retomamos el rumbo inicial: a Fanas de Faspachón. Cumbre y descenso espectacular, buscando la salida al pueblo por la Cuesta del Arenín, con mucho cuidado de no meternos al río (alguno casi lo consigue, probando el agua hasta la rodilla).
Xiblo dejará pendiente el Campanario que se le cruza en el camino …
Ya llegando cerca del pueblo, decidimos cruzar el bosque, pensando que al final nos esperaba el toro de Serbal, al parecer promotor de una leyenda relacionada con el asunto, gran conocedor de la zona aquí tratada, el cual seguramente tendrá mucho que decir y corregir sobre lo aquí descrito (comentarios siempre bienvenidos). Al final el toro quedó en alguna que otra vaca.
Sin más, la jornada llega a su fin. Tuvimos de todo: barro, trepadas, cabañas, grandes paisajes, nieve, bosque, … y sobre todo … buena compañía. Como siempre, unas cervezas, alguna sidra y retorno a casa.
Así fue como recuperamos a uno de los bastiones uno-gradistas: la Sherpa de los Balcanes.
Hasta la próxima.
Trasgu’ 2010.
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