Ruta de las caras (Buendía)

" Y a vos, alma de cántaro, ¿quién os ha encajado en el celebro que sois caballero andante y que vencéis gigantes y prendéis malandrines?"

Miguel de Cervantes, Don Quijote de la Mancha.

1 de diciembre de 2013

Allí volvíamos, a ese mundo misterioso de enanitos, lobos, brujas,trolls y trasgus, … a ese mundo tantas veces vivido en esos cuentos previos al encuentro con los reinos de Morfeo.

En esta ocasión, la visita estaba pendiente desde hace poco más de un año, cuando Buscasombrasnos lo enseñó. Pronto de di cuenta que era un bonito lugar para disfrutar una mañana.

La llegada al lugar de la rutilla ya se hace bonita, disfrutando de esos recovecos y vueltas por el pantano de Buendía, acompañados por un bonito día invernal, donde los rayos del sol tratan de luchar a duras penas contra los rigores del invierno, un cielo azul con unas temperaturas, cuanto menos, frescas.

Después de alguna pequeña directiva de algún aborigen del pueblo, tras unos kilómetros de pista, llegamos al punto de salida. Dentro del pequeño bosque que teníamos delante nos esperaba la aventura, solo había que buscarla un poco.

El camino se hace, cuanto menos, sorpresivo. Por allí los protagonistas de hoy van descubriendo un señor al que los mayores llaman buda, un gnomo que a otros les parece un monje, extrañas caras, todas ellas con diferentes expresiones un tanto misteriosas, una carabela que te da acceso al mismísimo pantano, símbolos extraños fácilmente identificables como caracolas, cruces,… Un pequeño reino de imágenes y misticismo.

Allí a los pies del gnomo nos juntamos todos los participantes: Güamen y Dieguito el Mod por un lado, la Tanqueta de Ambite acompañado de Denis, procedente del más allá, por otró. Cuatro grandes aventureros dispuestos a descubrir lo que se les cruce por el camino, nunca mejor dicho.

Los cuatro aventureros llevan como escuderos, para lo que sea pertinente, al Troll, mal escudero este si no lleva la comida para su amo, todo conformismo; Sue Ellen, los problemas no existen para ella, tiene que mirar por su amo, como es normal, y el Troll que se desmadra a la mínima; la locomotora de Castilla, fuera de su hábitat natural, toda ella cautela, toda ella temores; y el Trasgu … una “pobre persona” que tenía que lidiar con toda esta recua (el que lleva el agua, el chorizo, el té, los cacahuetes, …, los guantes, los gorros, hace las fotos, escribe este reportaje, … ¡¡que sacrificios!!).

De esta forma va discurriendo la mañana, entre trepadas, piedras y descensos, buscando al lobo por aquí y por allá. Hasta que, a orillas del pantano, poniendo un poco de calma en el grupo, el Trasgu sacia la hambruna allí presente. En esos momentos no hay pan duro, no hay salchichón malo ni cacahuetes rancios. Es la más clara demostración de que “no hay pan duro sino falta de hambre”.

De esta forma todavía conseguimos llegar al punto de inicio, nos esperaba algún garito en Buendía para saciar el gran esfuerzo realizado. Los escuderos tenían que atender los estrictos requerimientos de los aventureros, que durante toda la mañana, muy duramente habían ejercido su labor.

En el regreso, el Mod y Güamen todavía tiene tiempo de demostrar sus habilidades al volante. El Trasgu no tiene más remedio que ceder “su burra” a sus amos, que duramente le exigen su derecho de pernada sobre ella.

El día, como siempre termina en una opulenta comida, siempre de agradecer, digna de ser disfrutada. Lo que vino después no forma parte del ámbito de este blog. Los escuderos son unos gañanes. Mejor no describirlo, buff!!.

Trasgu, 2013.