23 de diciembre de 2018
La ruta empieza el día de antes … otro majestuoso día de
montaña se nos presenta para el día siguiente, algunas consideraciones sobre
donde vamos a ir … y esta vez se decide que las aventuras de nuestros héroes
transcurrirán por una zona desconocida, poco visitada hasta el momento, donde
tendrán que lidiar con los retos que los dioses antepongan ante su objetivo
para este día.
Más allá … el reto será doble … tenemos nueva aspirante a uno-gradista,
Noemí, no será fácil para ella, pobrecica, algunos nunca se explicarán como osa
poner su vida en juego de tal forma, como se atreve a ello, como nadie pudo
avisarla de que aquello no era recomendable. Para colmo … Jorgito Stelvio, el
semidios del puerto de Cubillas, dueño y defensor de aquellas remotas tierras,
forma parte de la expedición. Para ir con Jorgito a la montaña hay que tener
valor, una locomotora, cuesta arriba y cuesta abajo, con nieve o sin nieve, se
hunda o no, lo da todo, te lleva con la lengua fuera … y como te descuides
vuelves al coche de noche, ¡¡si es que vuelves!!, que en más de una ocasión,
este que suscribe se vio tentado de llamar al rescate. El tercer componente de
la expedición, un clásico, el Trasgu, el que de vez en cuando martillea el blog
con estos relatos, siempre pidiendo clemencia a Jorgito.
Allí se presentan los tres, esta vez en Acebedo, Reino de
León, conforme llegan mirarán a su alrededor: “¿Dónde tenemos que ir?”. Los
Picos Valjarto y Mediodía son los objetivos para hoy.
Allí conozco a Noemí, alma intrépida y audaz, espíritu
valeroso y decidido, he de reconocer, que entre todos los unogradistas que he
ido conociendo, nunca conocí semejante actitud y aptitud para demostrar su
valía y llegar a ser una auténtica unogradista. Allí vamos.
Distancia: 16,02 km.
Desnivel acumulado: 1247 m.
La montaña nos recibe entre las umbrías de la niebla,
aquello parece Escocia, no nos lo iba a poner fácil desde el principio, Noemí
empieza a sentir en su piel lo que supone intentar ser un unogradista … no va a
ser fácil.
Así vamos ganando altura, dejamos atrás los mundos de Érebo,
permitiendo que el Éter vuelva a iluminar nuestros pasos.
De esta forma, siguiendo el arroyo Erendia, entre majadas,
emprendemos la subida al Valjarto, la nieve prácticamente no la tocamos, vamos
buscando su arista oriental, y entre algún que otro pedreru y cambio de rumbo
no considerado, llegamos a su cima (2.038 m.), excelente mirador a Maraña y la
Loma de Mampodre.
El siguiente objetivo, el Pico de Mediodía, se presenta
delante nuestro. Inconfundible. Aquí no hay dudas … to pa’rriba.
La transición de un pico al otro, del Valjarte al Mediodía,
sin duda alguna constituye la parte más espectacular del trayecto, muy
entretenida, ahora por la derecha, luego por la izquierda, alguna trepaduca,
miras para un lado, miras para el otro, intentas que no se te escape nada.
Algunos “amigos” nos acompañan, suben y bajan parece que intentando mostrar sus
habilidades para ganarse algo de lo que los humanos arrastramos con nosotros.
Cual majestuoso virrey del lugar, uno de ellos parece esperar a que paguemos
nuestro diezmo para dejarnos pasar. Después de habernos dado su consentimiento,
allí seguimos mirando a la cima que parece no llegar.
La parada técnica la hacemos antes de la cima, en un pequeño
balconcillo, que alguien pareció haber puesto allí para nosotros. La cima del
Pico Mediodía está ocupada por una pequeña muchedumbre, aquello parece la
salida del cine … intentando buscarnos nuestro lugar, damos con este rincón.
Queda fichado para la posteridad.
Allí reponemos fuerzas, unas fotos por aquí, otras por allí,
la cima parece estar muy cerca, Noemí disfruta del lugar, Jorgito encantado de
la vida … ¡¡aaaaaayyy!!!! ¡¡Ilusos!! … ¿qué os pensabais? ¿qué esto iba a ser
tan fácil? Uno no se hace unogradista tan fácilmente, los dioses imponen sus
condiciones y hay que jugar con ellas.
Todavía en un mundo de autocomplacencia por lo bien que lo
habíamos hecho, hacemos cumbre, poco menos que hay que pedir permiso para que
nos dejen pasar, pero empiezan a irse, y tenemos nuestro minuto de gloria,
donde sientes que por ese minuto la cumbre es tuya. Emprendemos el regreso.
Después de pasar de nuevo por el Valjarto, como quien no
quiere la cosa, decidimos buscar otro camino de vuelta, argumentando lo mismo
de siempre, para no ir dos veces por el mismo sitio. Uno comente siempre el
mismo error.
Todo parecía fácil, después de buscar un rato, “vamos por
aquí”, “mejor por allí”, “parece que puede ser ese arroyo”, … nos metemos en la
vaguada que rodeando el monte Cuesta Rosa nos debe de llevar al Arroyo de la
Vega. Jorgito está gafado. Pobrecilla Noemi, a quien se le ocurre venirse con
Jorgito.
Aquello se va complicando poco a poco, te vas metiendo tu
solo en la boca del lobo, empieza fácil, algún escaloncillo, el arroyo con poca
agua, cuando ya vas descendiendo, los robles empiezan a aparecer, más agua en
el arroyo, algún salto que otro, poco a poco vas pensando que esto se complica,
incluso te planteas si se podrá pasar por allí, o que habrá después, “¿me doy
la vuelta?” … con la paliza que llevamos encima es mejor morir pinchado en la
rama de un roble que volver a subir todo eso. Jorgito lo tiene claro … ha
llegado su momento … es el momento de abrir camino entre el follaje. En estos
momentos es único … jajajajaja … pone la máquina que lleva dentro a funcionar …
y hay que salir por delante como sea, no había lugar a la duda. ¡¡¡Que
grande!!!
Así salimos a las praderas del rio de la Vega, desde donde
de forma apaciguada, como el descanso del guerrero, entre amena charla,
apacibles paisajes, nos permiten esa hora de relax y distensión antes de volver
al punto del que salimos. Acebedo.
Gran día de montaña, una nueva unogradista con la que
esperamos contar en otras nuevas aventuras, inmejorable compañía y grandes
paisajes a nuestro alrededor … perdonen la extremosidad poco rigurosa en
algunas ocasiones de este relator, en muchas ocasiones con desmesura, pero solo
de esta forma se ve capaz de mantener su atención hasta esta última línea.
Acabando como siempre, parafraseando al amigo Carmar,
¡¡Salud y Montaña!!.
Trasgu’2018.
PD: Que grande es Jorgito … no os creáis nada de lo que
cuento aquí sobre él. ¡¡¡¡Ámigo!!!! … jajajajaja.
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