"Pues con todo eso —replicó Sancho—, digo que, para mayor abundancia
y satisfación, sería bien que vuestra merced probase a salir desta cárcel;"
Don Quijote de la Mancha, Miguel de Cervantes Saavedra.
09 de Diciembre de 2019
Que tiempos aquellos cuando podíamos quedar una mañana para
subir al Pico Torres …
Que tiempos aquellos de esas tardes en las que “con la mayor
ilusión” preparabas la mochila, el material, buscabas ruta ... con el mayor cuidado de que no se
te olvidase nada…
Que tempos aquellos cuando te acostabas, siempre tarde, un
tanto nervioso por el madrugón que te esperaba…
Que tiempos aquellos en esa carretera, antes de amanecer,
detrás de la cual sabías que te esperaban grandes amigos…
Que tiempos aquellos en los que con ellos te ponías a andar
al amanecer … “Pensad que otros están durmiendo …” (siempre les recuerdo).
Que tiempos aquellos en los que deambulábamos por la niebla
buscando la senda perdida, con el subidón al encontrarla.
Que tiempos aquellos disfrutando la “calma tensa” de cuando
te pones los pinchos aterido de frio, buscando piedra a los pies de la montaña.
Que tiempos aquellos en los que clavas piolet en la nieve,
buscas el siguiente paso, miras al que te asegura, oteas lo que te falta para
llegar … siempre arriba.
Que tiempos aquellos de esas felicitaciones, esas palmadas,
esos abrazos, al llegar arriba, al llegar abajo, al encontrarnos, al
separarnos.
Que tiempos … ese 9 de diciembre de 2019, en el Pico Torres,
allí por el Puerto de San Isidro, donde León y Asturias juntan montañas.
No era la primera vez que iba por el Pico Torres, era un viejo conocido, a pesar de lo cual, su Corredor Este, muchas veces oteado desde
muy distintas perspectivas, cimas, miradores, no había sido hollado por estos
unogradistas que hoy, como en múltiples ocasiones anteriores se habían citado
para tan magno desafío.
Dos de Asturias (Jorgito Stelvio, el rey de la Cubilla, y
Perico, aquel que un día se dejó los pinchos en el coche, y deberá pagar por
ello), uno de León (Trasgu, el narrador que aquí suscribe … allí se abrazaban
los tres en la alborada del día … ¡¡amigo!! … ya, todo un clásico.
El pronóstico no era bueno, la mañana maravillosa, no se
podía renunciar a ello … todo aquel que conozca al unogradista autóctono lo
tiene claro, tras finalizar los preparativos iniciales (siempre el momento más
duro del día), robusto piolet al hombro, salvaje y aguerrido, con casco sobre
sus cabellos, su pecho por coraza, uno tras otro, nuestros intrépidos
montañeros emprenden su camino, hito erguido, senda fría y siempre bastón
empuñado por cada titán. “¡¡Jorgito!! … el que está acostado no está viendo
esto”.
En esos tiempos de diciembre de 2019, estos unogradistas
podían tratar de buscar los hitos entre la nieve, buscar senda, buscar camino, que
nos llevase a los pies del corredor, allí donde uno quiere llegar rápido. Así
lo hacemos, sin mayor problema al principio, en situación de autocomplacencia
absoluta por lo bien que lo estábamos haciendo, la niebla nos va envolviendo,
encontrar la entrada al corredor un reto, del Pico Torres, nada veríamos hasta
no darnos con él.
Lo que prometía ser un bonito fin de semana se convirtió en
un infierno.
De esta forma … vagamos por las nieves y niebla, que juntan
cielo y tierra como si todo fuera uno, que nos esconden grandes montañas, cual
ilusionista triquiñuelo, esta vaguada, aquella collada, subamos esta loma,
bajemos la siguiente, furaco que te come,… nadie daba un duro por nosotros, hoy
pintaba mal, ni el GPS tenía la menor intención de salvarnos, … ese día estos
aguerridos montañeros tendrían que darlo todo … ahí es cuando te planteas … “¡¡qué bien
estaríamos en la cafetería de abajo!!” … Perico no nos deja irnos, “busquemos
un poco más allá”.
Dios aprieta pero no ahoga … y así llegamos a lo que nos
parece la collada Valverde. Si así era, el problema estaba resuelto, rodeando
el Pico que teníamos a la derecha, el Pico Torres, llegaríamos a la entrada del
corredor. Dicho y hecho … allí estábamos.
Lo del corredor ya es otra historia … aquí no había pérdida.
To pa’rriba!!
Se nos hace un corredor bastante entretenido, con nieve algo
blanda que, facilita la vida en algunos momentos, pero los complica en otros.
Reunión aquí, estaca allá, “¿Dónde dejé la cesta? espera que debió de caerse en
la reunión anterior”, recoge cuerda, tensa, … divertido. Perico … ¡¡como un Spunik!!
El peor momento, superar el resalte, que aun cuasi tapado,
por lo blanda que está la nieve, te envuelve, la pierna no te da para subir, el
piolo en este remolino de nieve blanda no agarra, casi tienes que llegar a la
piedra de abajo para pillar adherencia e impulsarte un poco. Disfrutamos cual gochos
en un lodazal.
Así alcanzamos la arista que en temporada veraniega te lleva
a la cumbre. Nunca con tan poco se llegó tan lejos … jajajajajaja. El objetivo
estaba alcanzado había que bajar. Con estos amigos, ¡¡ni se come!!
La bajada, por el corredor paralelo, más tendido. Antes, una
travesía de 200 metros, para pasarnos de un corredor al otro, de esas de “nada,
nada, … no hace falta cuerda”, pero como te caigas vas a tomar por culo, hace
que tengamos que apretar bien pantorrilla durante un ratico más. Cagunmimantuuu!!
A mi esto me mata, cuando ya te has relajado, ¡¡vuelve a darle!!
Corredor para abajo, ya en plan distendido, largo retorno,
momentos para observar cómo, lo que parece ser el premio de la montaña al
pundonor mostrado, nos abre la niebla y “nos deja” ver aquello que hicimos,
allí por donde fuimos, subimos y bajamos, …
Unas risas, charla distendida, otra vez el furaco que te come,
autocomplacencia del unogradista que hizo su corredor, planes futuros, algún
esquiador solitario que se nos cruza, un poco de caña al Perico, …
Que bonito día aquellos tiempos en los que todavía podíamos
subir a la montaña, bajar, abrazar al amigo, compartir esos momentos, ver el
amanecer más allá de tu ventana, buscar jitos, clavar piolet, sentir el frío
mañanero, el calor de la tensión, ….
Ahora la montaña estuvo abandonada un tiempo, pero seguro
que pronto volveremos y … Perico me dirá que tiene que trabajar, volveremos a
pegarnos el madrugón, volveremos a sentir ese frío mañanero, volveré a escuchar
… ¡¡amigo!! … los furacos nos volverán a comer, Jorgito volverá a abrir camino
cual rozadora, la mochila volverá a pesar, … id pensando ya cual es la próxima!! … que ya mismo
estamos allí!!
Salud y montaña … montañeros!!
Trasgu'2020
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