domingo, 8 de agosto de 2010

Ordesa’06: el vivac de la muerte.

“Cuantos valientes hace la ignorancia …”

julio de 2006

Dada la época estival en la que nos movemos, en la que se suele producir un parón en nuestras aventuras montañeras, debido por un lado a los compromisos ‘innegociables’ que uno debe acometer, siempre de forma gustosa con la familia, y por otro a la presencia incansable del astro rey, el cual, a aquellos que sufrimos de excesos caloríficos, nos suele limitar las salidas, procedemos a recordar y narrar aquellas antiguas aventuras que todavía no quedaron memorizadas en su correspondiente relato, el cual evitará que queden tapadas con el paso del tiempo y los años.

En este caso, trataremos de lo ocurrido en el 2006, en Pirineos, más concretamente en Ordesa, aventura conocida dentro del ambiente uno-gradista como “la del vivac de la muerte”. Esto no podía quedar sin narrar para nuestros nietos.

Todo se fragua en julio de 2006, no recuerdo cómo surge la idea. Lo cierto es que tal que un 27 de julio, a eso del atardecer aparecemos en Torla “el Buscasombras” y “el Trasgu”: ansiosos de montaña, con el ansia viva que te da la “juventud”, nos faltaba montaña, dispuestos a todo lo que hiciera falta, … como buenos montañeros … sin reserva de nada (ni refugio ni ‘na’) … sin tienda de campaña … a la aventura pura y dura … ¡como debe ser!. ¡¡Lo pagaríamos en nuestras carnes!! ¡¡Osados!!



Después del breve paseo nocturno por Torla, donde no evitamos saborear los manjares de la zona, en previsión de ‘fatigas futuras’, el 28 de julio por la mañana tomamos el único medio a motor por el que se puede entrar en el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido: el famoso autobús. No madrugamos mucho, tenemos días por delante, todo comienza a eso de las 9 de la mañana.

El autobús nos deja en la Pradera, desde la cual uno toma el río Arazas que remontaremos, siguiendo el valle de Ordesa, hasta la cola de Caballo. En este trayecto no queremos dejar nada atrás. La Faja de Pelay a la izquierda, con su Senda de los Cazadores, la Faja Racún a la derecha, con su circo de Cotatuero (por allí bajaremos pensábamos), … en aquel momento Pirineos me resultan majestuosos. Todavía recuerdo aquella comparación … “Picos de Europa son salvajes, Pirineos majestuosos”, que bellezas tan distintas.







En este trayecto, donde me llama la atención la gran cantidad de pequeños y confortables (siempre que no se utilicen para lo que no es debido … como suele ocurrir) abrigos dispuestos a lo largo del camino, disfrutamos de las Gradas de Soaso, tantas veces admiradas en fotografías, llegando finalmente a la Cola de Caballo: elegante como ella sola. Aquí haremos un breve descanso, para acometer la última parte del primer día, donde el objetivo era llegar al refugio de Góriz. No tenemos muchas ganas de buscar las clavijas de Soaso y decidimos continuar la senda que nos llevará al refugio.












Así, a media tarde llegamos al refugio, donde, como cabía esperar no hay ninguna cama libre (todavía no sabíamos las implicaciones que esto tendría), nos conformamos con la cena. Tampoco nos preocupaba mucho, brillaba el sol como si no se fuera dejarlo de hacer nunca, se estaba ‘agustito’ tirado en la hierba, comiendo algunos ‘manises’, disfrutando de un mirador inigualable hacia el valle de Ordesa, buff!! no cabía más placer.





El flujo de personas que bajaban de Monte Perdido es continuo. “Pregúntales si ha nevado allí arriba”, instaba yo en tono jocoso e ignorante a Buscasombras, “vamos tío estamos casi en agosto” respondía él. Mientras tanto disfrutamos de las ‘francesas’, siempre tuvieron un glamour especial, no olvidaré nunca aquella mujer, francesa, como no, 40-45 años, toda una señora, con sus guantes de leopardo y pelillo en la bocamanga … cuanto glamour podía desprender.



Después de la cena, todavía de día, se empiezan a avistar importantes nubes que venían de Cotatuero. Ya en Torla, habíamos escuchado la noticia de un gran temporal en el Cantábrico que mantenía gran parte de sus puertos cerrados, … pero el Cantabríco estaba “muy lejos”, no le dimos importancia. Aquellas nubes, para nosotros, no eran más que una simple tormenta, que aflojaría algo de agua, la cual incluso nos vendría bien para refrescarnos. Además, con nuestras ‘flamantes’ fundas de vivac, ¿qué podíamos temer?. Nada, nada, ale, a buscar un sitio para vivaquear sin más, ni si quiera nos preocupamos de buscar un cobijo de emergencia. Para nuestro consuelo, no fuimos los únicos que pensamos de esta forma.



Qué valientes éramos más de uno, cuanta ignorancia junta.

Anochece y, sin dejar de mirar las nubes, “pues parecen que no terminan de irse” cuestionaba Buscasombras, preparamos nuestro cubículo. Menos mal que al menos nos preocupamos de dejar bastones y piolo alejados (¡¡¡hasta piolo –con pinchos y to- paseamos en Julio!!!!, la idea era cruzar el glacial del Perdido). Aquí comienza una de las peores noches de nuestras vidas.

Al poco de meternos en el saco y la funda de vivac empieza a llover bien, pero … ¡bien de verdad!. Serían las 22:30-23:00. La primera hora es fácil aguantar de forma bravucona, como si uno fuese capaz de estar allí tres días, oyendo caer la lluvia en tu cabeza, tapada por la funda de vivac. Después de esta hora … “¡oye! Parece que esto no para” … “¡joder! Vaya rayos que se ven en el circo de Ordesa …”, “¿tu estás mojado?” … “no, no, … yo estoy bien … es más … estoy fenomenal … qué bien estoy aquí como un gusano de seda” … “si no nos cae un rayo encima …”

Después de un tiempo aguantando, ya es la una de la madrugada, … “¡joder!, se me pega la funda de vivac en la cara … parece que esto condesa algo”, … “no se que es mejor … si sacar la cabeza fuera y que se me moje con la lluvia o dejarla dentro y que se me moje con mi propio vapor”, … “¡oye! … ¿sientes el agua pasar por debajo nuestro?” … “si, parece que pasa algo pasa, creo que pronto parará de llover” (gran ignorancia la mía).

Así llegamos a las 2:30 de la madrugada, … “¡fffu! ¡fffu! ¡fffu! … ¡joder tio! me estoy ahogando … tengo todo el saco mojado, todo pegado al cuerpo … no me puedo remover, vaya un agobio que estoy pillando” … “la funda la tengo pegada en la cara ¡uuuff! ¡¡uuuuff!” … “qué mal lo estoy pasando …” … “joder … y yo”

Son las 3:00 de la madrugada, …”esto es insoportable” … “¿nos vamos?” … “a donde sea, aunque sea a la cocina del refugio … “ … “¡¡Dios!! Me estoy asfixiando con la puta funda de vivac, tengo todo el saco mojado, todo pegado al cuerpo … tengo un agobio que me está dando algo”. Sin duda alguna, este fue uno de los momentos de máxima ansiedad en mi vida. Todo el saco mojado, con la funda de vivac mojada tanto por dentro como por fuera, cuatro horas allí metido, todo pegado al cuerpo, dificultando enormemente cualquier movimiento, pegándose en la cara, respirando por un agujero de 3-4 cm. por donde uno intentaba tomar todo el aire que podía, … y parecía que no te llegaba nada. ¡¡Qué rato más jodido!!

A las 3:30 aquello resulta insoportable, “¡yo me largo a donde sea! … no aguanto más aquí”. Tenía tal agobio que no esperé la respuesta de Buscasombras, salgo del saco, sintiendo una gran liberación en ese momento, como si me hubieran desatado … después de lo cual me doy cuenta de la que está cayendo, el cielo se nos caía encima, agua, truenos, rayos, viento … un infierno. Me enfundo las botas, sin más, me pongo el frontal, cojo todo lo que tenía (mochila, saco, puta funda de vivac, esterilla, bastones, piolo, …) debajo de los brazos, sin orden ni concierto, … mi atención se centra en la única luz que había (luego sabría que eran los baños del refugio), emprendo una rápida huida hacia esta única referencia … todo lo que me daban las piernas … y podía ver.

“¡¡¿Dónde vas?!!” pregunta buscasombras, a lo que creo que nunca obtuvo respuesta … según contaría él mismo posteriormente … “te vi salir corriendo … salí yo también del saco, intentaba cogerlo todo para seguirte … a la vez que cogía las cosas empapado hasta los coj**es … de vez en cuando miraba intentando seguir tu frontal … de pronto … ¡¡¡desapareciste!!! como si te hubiera tragado la tierra”.

¡¡¡Vaya hostia!!!! , me había caído en un agujero, no podía tener más agua encima, llevaba las cosas como podía, tropecé y ¡¡zas!! al ‘bujero’. ¡¡Vaya hostia que me pegué!! Como no podía ser de otra forma, con los brazos ocupados … aterriza con lo más grande que tengo … con lo que más pesa y primero llega al suelo … ¡con la cabeza! ¡con la frente!.

Como puedo llego al refugio, con un dolor de cabeza de pelotas, espero a Buscasombras que tampoco tarda mucho, “si tengo que buscarte … estás muerto”, pensaba en aquel momento. Cuando llega … “tiiiiiioo, ¿Qué te ha pasao?” … “¡¡me he pegado un hostión del copón!!” … “ja ja ja ja …” … se partía el culo Buscasombras … “vaya ‘güevo’ que tienes en la frente!!!” … al menos nos hizo olvidar ligeramente aquel infierno que habíamos vivido.

Erán las 4 de la mañana, dos paisanos en la puerta del refugio, petao de gente, “¿Qué hacemos?” … “vamos pa’dentro y buscamos sitio donde sea” . Allí encontramos un hueco en la misma puerta de la cocina, en el puto suelo … echo la esterilla … me tumbo encima … ¡¡¡uffff!!! Aquello me parece un palacio, creo que nunca estuve más a gusto. Buscasombras, después de rebuscar un ratín en sus ‘bolsinas’ que tanto le gustan, de ajustar el hueco por aquí y por allá, acaba en la misma posición, cuanto placer con que poco. Alguno nos incita a callarnos un par de veces “ttssssss!! Ttsssssss!!”, lo siento mucho pero después de lo vivido me importaba ‘tres coj**s’ lo que le pasara a aquel (desde aquí le pido perdón).

Esta noche quedaría para la posteridad como aquella de la "tortura del submarino", método aplicado por los vietnamitas, muy similar a los padecido aquella noche.

Nos las prometíamos muy felices … que bien se estaba allí … son las 6 de la mañana, apenas hemos dormido una hora y media … “messieu … messieu…” nos incitaba el guarda del refugio a levantarnos … ¡estaban dando los desayunos!. No me lo podía creer, vaya dolor de pelota, tenía hasta mal cuerpo, como dos zombies nos levantamos, nos sentamos en una mesa y cogemos un desayuno.

‘¡¡Destrozao!!’, así estábamos, con un dolor de cabeza ambos por el sueño y yo por el leñazo … “¿qué hacemos?” nos preguntamos desesperadamente durante el desayuno. En el refugio no tenemos cama, … en 15 minutos el comedor estará petado de gente, fuera todo mojado, encharcado, no nos quedaba otra … “vámonos a tomar por culo … aunque sea al Monte Perdido … a ver donde llegamos … iremos decidiendo sobre la marcha”.

Como fuimos los primeros en que nos levantaran (¡¡manda ´güevos’!!), nos dio tiempo a desayunar tranquilos antes de salir del refugio, deambulando por allí, nos damos cuenta que no somos los únicos que han sufrido la situación, … una chica implora al guarda del refugio una cama: “por favor … por favor … no he podido dormir hasta las cinco y media, ¿me deja una cama? No puedo ir a ningún lado” (“y son las 6 y media”, pensaba yo).

Ya resignados preparamos todos los bártulos y emprendemos camino a Monte Perdido, al principio como se podía … poco a poco … “a ver si llegamos al lago helado” … comentábamos. Un pinchazo no deja de molestarme en las costillas, seguro que fruto de lo vivido la noche anterior. Poco a poco, van mejorando nuestras sensaciones, al final todo quedaría en el olvido disfrutando de la subida al Monte Perdido.















Sin duda alguna, el punto clave es la llegada al Lago Helado, desde uno divisa la famosa “Escupidera”. ¡¡¡Estaba nevada!!! A esa altura había nevado esta noche. Me resulta impresionante.



Viendo su forma, uno se explica rápidamente porque se le llama la “Escupidera”, motivo por el cual es conocida como uno de los puntos peligros de este recorrido. Sin nieve no tiene peligro, con nieve dura, ya puedes tener cuidado de no caerte, es como un tobogán que te lleva directamente a un cortado impresionante. No te salvas.





Remontando la Escupidera llegamos a la cima de Monta Perdido, algo que pensábamos imposible al amanecer. Justo enfrente tenemos el Cilindro, impresionante como se puede ‘retorcer’ la roca. La idea inicial era haber hecho el Cilindro para cruzar por el Cuello del Cilindro al refugio Tucarroya, pero aquello, en nuestras circunstancia estaba muy lejos, el refugio no es atendido, … no nos podíamos arriesgar a más ‘sufrimientos’.









Decidimos renunciar la Cilindro y volver por donde habíamos venido, buscando la seguridad del refugio de Góriz, con su cenita caliente, con su suelo duro bajo techo, con sus baños para lavarnos, con su agüita para beber, … no había duda, volvemos a Góriz.









El camino de vuelta, acompañados de un grupo de franceses con su correspondiente ‘francesita’ se hace entretenido. Como ya comentara anteriormente, estas francesas llevan el glamour encima, vamos acompañados todo el camino.



Ya llegando a Góriz empieza a llover de nuevo, bajamos casi corriendo, … vista la noche anterior, … llegamos a Góriz donde respiramos y buscamos aposento: “no me salgo de aquí ni aunque venga la Guardia Civil, que no, que no me voy”. Encargamos la cena y establecemos conversación con uno de los guardas, un chico aragonés, joven, muy agradable, de conversión entretenida, … al que, después de haber intimado, le contamos nuestros problemas, a ver si se apiada de nosotros, … que sorpresa cuando rebuscando nos da dos camas, en to’lo alto, eso si, pero dos camas con colchón y todo, no me lo podía creer. Nunca lo olvidaré.



Con la tranquilidad de sabernos poseedores de dos camas, disfrutamos de la cena como nunca, esta vez con dos mujeres hispanas, que también tienen su encanto, también 40-45 años, una de Zamora la otra de … ¡¡¡León!!! Ya teníamos conversación para toda la noche, ya se sabe que “no es nada fácil ser de León”.

Finalmente tomamos posesión de las dos camas, en todo lo alto del refugio, en una habitación con 50-60 personas, con un ‘calorcito’ que en otro momento me hubiera resultado asfixiante, ahora me resultaba acogedor, … a los 5 minutos estoy sobado, Buscasombras no se cuanto tardaría … a la mañana siguiente todos sabían que estábamos allí … “¡¡Vaya dos cocodrilos!!”.

No me importó la molestia ocasionada, ¡¡que bien había dormido!!.

Ahora si estaba preparado para una nueva jornada.

Continuará.

Trasgu'2010.

5 comentarios:

  1. Guapa y simpática aventura, la que le da el tiempo en que te acuerdas de lo bueno y te ries de lo malo. Menudos recuerdos de Monte Perdido, puff. Nosotros lo hicimos a "las bravas" saliendo a la una de la mañana del Puente de los Navarros en la carretera a la pradera. Ida y vuelta en el día. Si es lo que tiene la juventud, ja, ja. Anda que si me lo mandan hacer hoy,...
    Un saludo

    ResponderEliminar
  2. eeeeiinn!! hola cienfuegos,

    he de reconocer que todo lo recuerdo con agrado, una de mis rutas 'mas bonitas'.

    Incluso, cuando lo escribía pasé buenos momentos, alguna risa se escapaba.

    Gracias por tu comentario.

    S2

    Trasgu

    ResponderEliminar
  3. Tienes un dominio de la pluma absoluto, jajaja, en el buen sentido! Muy entretenida aventura y muy amena su lectura, veo que aun sin nieve Ordesa mantiene intacto su encanto.
    Saludos.

    ResponderEliminar
  4. Muchas gracias por los halagos, sherpa, en los relatos solo prentedo
    reflejar lo alli ocurrido.

    Ordesa es francamente espectacular. Una pasada.

    Saludos.

    Trasgu.

    ResponderEliminar
  5. Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.

    ResponderEliminar