Un recto corredor
de bajada me hace coger velocidad. Gusss y Larcos se distancian dando botes.
Curva suave y salimos en subida a un claro en talud a la izq., y de nuevo nos
adentramos en el bosque. Dos curvitas y aminoramos de golpe ante un arroyo. El
escalón lo superamos por la izq. y subimos con la inercia por la otra orilla
sintiendo el agua caer por nuestras piernas, calarnos la badana, refrescarnos
en nuestro esfuerzo, y despertar un poquito.
Subida rápida,
que el ansia nos hace hacer casi esprintando, y una más rápida bajada, y un
cambio de rasante. Gussss, que va delante, bloquea ruedas levantando una nube
de polvo y me pongo atento ante lo que pueda venir. El terreno gana pendiente y
veo que la senda de torna pedregosa y rocosa, adornada de numerosos palos
resecos. Las piedras sueltas, del tamaño de naranjas de mesa unas y de berenjenas
otras, hacen que la bici tome un ritmo nervioso cuando son rotadas al pisarlas.
La zaga se desplaza con violencia de lado a lado. Los palos saltan a nuestro
paso, crujen por nuestro peso. La senda se torna tubo y voy trazando de lado a
lado, cruzando con rapidez del fondo. Y el sendero se endereza y continua
rápido.
Y, lo que tienen
las cosas, me hago consciente de ese proceso que solo se logra cuando el tiempo
filtra lo selecto y hace que algo se convierte en clásico porque posee aspectos
que lo hacen perdurar en la memoria; ser un referente en su género, inspirar en
los siguientes pasos, servir de ejemplo para los que vengan después, para muchos
otros. A su inicio no me lo podía creer. Doblaba cada curva con recelo, tras cada
subida para sortear las raíces de un pino me tiraba para abajo con temor: “Alguna
sorpresa ha de haber. No puede ser todo tan disfrutón”, me repetia. En el
Sistema Central, un sendero por bosque de doce kilómetros (12km) de nivel
técnico y físico mantenidos (moderados-fáciles con pasos puntuales técnicos),
en un bosque interminable, sin tener que bajarnos de la bici, con peraltes y
curvas trazadas casi a compás, subidas de molinillo, bajadas fáciles, y sin
maldad, rocas asentadas que asoman su parte redondeada, raíces en abundancia
pero siempre en zonas no complicadas, arroyos sin arena pero con alguna piedra
oculta por el agua, campos de piedras fáciles y alguna laja de roca de gran
tamaño pero sin complicación. Y todo en un ambiente digno de montañas de más
altura y fama.
La Senda del Ingeniero es una ruta merecidamente calificada de "clásica".
La Senda del Ingeniero es una ruta merecidamente calificada de "clásica".
Como muestra estos dos vídeos.
Senda del Ingeniero 1
Senda del Ingeniero 2, con tomas largas para ver determinados pasos entretenidos.
La ruta en datos.
- Distancia: 32.5 km
- Desnivel: 890 m
- Dificultad técnica: media-baja con pasos técnicos no difíciles
- Dificultad física: media
- Track: Larcos, original de El Alien
La ruta.
Dado el
pronóstico de calor habíamos decidido buscar una zona de bosques. Ente las
opciones apareció la de explorar la Senda del Ingeniero. Una clásica endurera,
o trialera, o de singletrack, o lo que sea del Sistema Central.
Quedamos bajando
el puerto del León en San Rafael, desde donde parte la ruta. Cerca del puesto
de la Guardia Civil tenemos una pista que sube con fuerza. Al poco la
abandonaremos a la izq. para tomar un camino en bastante mal estado. Con pocos
descansos el camino, transitable por alguna de las roderas, se alterna con
sendero siempre picando con fuerza para arriba.
Tras un breve empujabike, que
nos hará entrar en calor si no lo estábamos, saldremos a una pista que sigue
subiendo con intensidad creciente, hasta alcanzar una puerta de ganado. Desde
este punto bajaremos mínimamente hasta
que la pista se pierda para dar paso a una senda, a nuestra derecha y un poco
más abajo, que serpentea sorteando piedras, rocas y un curso de agua. Potencia
y equilibrio son necesarios para pasar este tramo sin poner un pie en el suelo y
siempre atentos al peligro que son las cacas-de-las-vacas.
Tras salir a una
pista seguimos subiendo sin mayor problema hasta alcanzar el col. del Hornillo.
En general, la subida es intensa pero amena, con tramos de sendero técnico.
Desde este punto
buscaremos las veredas que transitan por la izq. de la carretera y que se
dirigen a recorrer el Valle de los Pinares Llanos en dir. Peguerinos.
El primer tramo
es fácil pero empinado y de tierra suelta. Tras salir a la carretera en la zona
de curvas, tenemos más abajo, al otro lado del curso de agua, una vereda muy pedregosa al principio y que se convierte
en noblota y rápida, en constante bajada y con algún cruce de arroyo, hasta que
nos saca a la carretera, que seguiremos hasta el camping de los Pinares Llanos.
Salen unos 2.5 kms de senderos.
En este punto
comienza una subida que se torna complicada en un tramo muy rocoso, tras el
cual surge una subida entretenida que nos deja en una pradera que cruzaremos a
izq. hasta el camino.
Cruzándolo
comenzaremos una senda técnica en fuerte subida y sembrada de raíces y algunas
piedras. Al final, cuando se hace muy intensa, saldremos al cruce de pistas que
nos permitirían subir a Cueva Valiente.
Nosotros giramos
a la izq. y recorremos el cómodo camino que nos lleva en dir. al inicio del
arroyo del Boquerón con algún divertido atajo por el monte.
Con tendencia a
bajar llegaremos a la puerta para el ganado que da el acceso al valle del
arroyo y emprenderemos la bajada para salirnos al llegar a la altura del pinar
a la derecha. Este tramo es muy empinado y que nos lleva a cruzar el curso de
agua tras el cual tenemos el equivalente para arriba. Una subida de empujabike
hasta alcanzar una senda horizontal.
Desde este punto
hasta volver a ver el coche podemos no bajarnos de la bici a lo largo de los
12km de sendero cuya parte más famosa es la Senda del Ingeniero, y que ya hemos
descrito en líneas anteriores.
De lo mejorcito
del Sistema Central.
El único pero, es
que tanto sendero no deja ver el bosque.
Buscasombras 2012
... Esos pies dan fe de la dureza de la ruta
ResponderEliminarNo es moreno.
ResponderEliminar¡¡¡ Pura mugre !!!!