miércoles, 21 de noviembre de 2012

De veredas: Calvario, Schmidt y Vereda Alta desde Cercedilla


La sierra de Guadarrama (conocida en Madrid como La Sierra, o como la Sierra de Madrid) está densamente poblada de pinares que esconden roquedos de ricas formas y gran belleza. Siendo una industria la extracción maderera, realizada de forma sostenible conviven admirablemente en sus valles excursionistas y habitantes de la zona.
Esta ruta recorre algunos de los mejores pinares de la zona al transitar por el valle de la Fuenfría (Cercedilla), por el Camino Schmidt (pinares de Valsain) y por el Calvario (valle de Navalmedio).
Este último, eclipsado por la subida al puerto de Navacerrada, esconde rincones de naturaleza que muchos creíamos perdida hace tiempos, y más si nos diera por recorrer la senda que se conoce como Whistler, solo andando o para descenderla y de cierta dificultad.
  


Montaje de Buscasombras

Montaje DrLarcos


La ruta en datos
  • Desnivel: 800m
  • Distancia: 30.3 km
  • Dificultad física: Media. Alta en la subida del Calvario.
  • Dificultad técnica: Media. La Vereda Alta tiene piedras, raíces y rocas, pero no escalones.
  • Agua: fuente de la Fuenfría (cerca del puerto, finalizando el Schmidt), cerca de los miradores en Navarrulaque la fuente Diaz Luque, y una en la ladera de las Berceas, en la Vereda Alta.
  • Track de la ruta: Larcos en Wikiloc

La ruta
Nos encontramos en el aparcamiento de la estación de renfe de Cercedilla: Arco, Gus, Larcos y yo.
A esa hora la mañana es fría, estamos en altura. Alguno se pone la manta de tapar bultos que tiene en el maletero. Son las ocho horas.
Surgen bromas y chistes mientras barajamos entre hacer el Calvario regresando por la Fuenfría, o hacer las veredas de la Fuenfría. Unos bajamos las bicis del porta, otros sacan las suyas del coche. Y Larcos apenado pregunta si tenemos un cierre de tija que nos sobrase. Cascó, el cierre se rompió por el tornillo.
Un domingo, a las 8h, vestido de romano y pensando si es posible hacer la ruta con el sillín bajo: Bajar si, pero llanear no lo veíamos claro. Y subir el Calvario …. (que bien puesto tiene el nombre).
Buscando algo que actúe de cierre, desmontamos los portas, piezas del coche, las calas, etc. Nada cumple como tornillo válido. De pronto caemos en que hay una tienda Trek en Cercedilla.
Tiramos de 3G y:
  • ¿Dónde?.
  • Pues cerca de la estación de tren.
  • ¿Abren?
  • Si, a las 9:30
  • Pues venga. ¡Vamos a buscarla!, y resulta que estamos a veinte metros.
Suerte en la mala suerte.
Cuando íbamos a tomar café, haciendo no sé qué se nos pasó el rato. En realidad se nos pasó montando el porta bicis, cambiando el pinchazo de Arco (bueno, de su bici), etc.
A las 9:30 aparece un dependiente asombrado por la concurrencia tan temprana. Con amabilidad extraordinaria y notable ingenio nos escucha, se mete al taller y se inventa un tornillo que encaja y nos sacaba del atolladero.
Eran las 10 menos algo y ya teníamos poca fe en hacer algo, pero por no tomar ya la cerveza salimos en dir. al Calvario para hacer el Schmidt y luego la Vereda Alta. Todo un plan que emprendemos sin mucha convicción de que nos diera tiempo para llegar a comer con las enemigas.
Salimos de Cercedilla y tomamos las sendas que se dirigen al embalse de Navalmedio que nos meten rapidito en calor. Subidas cortas y alguna intensa. A esa hora ya hay gente y hay que ir con cuidado por atropellos y colisiones. Salimos a la carretera que va al embalse desde la Posada Real y luego tomamos la pista que nos lleva al Calvario.
Está todo muy bonito y la conversación resurge. Recordamos la vez pasada, lo bien puesto que tiene su nombre la subida de El Calvario.
Terminando de anticipándoselo, en plan batallita, a Gus y Arco vemos que el camino está arreglado. Ahora es una pista lisa y cómoda que solo conserva su intensa pendiente. Subimos lamentándonos. Hacemos la zeta. Y el lamento/protesta se transforma en un ¡¡¡joder!!! El tramo recto de subida está sin arreglar. Mira que bien, tenemos donde quemar nuestra vanidad y demostrar nuestra voluntad de subir todo un Calvario.
Piedras del tamaño de un puño o dos, otras mayores, y rocas ocasionales y fáciles, tapizan cada uno de los metros de la subida, que se desarrolla en dos tramos intensos y duros. Cada uno de ellos está terminado en un falso llano que permite recuperar mínimamente el resuello.
Este era un reto personal que había adquirido cuando hace un año me había estrellado contra estas rampas. Me enfrento al primero poniendo una marcha 1:2 que rápidamente veo que me quema y que tengo que bajar a 1.1. Alterno molinillos para pasar campos de piedras con el ritmo lento del que sabe que esta subida puede durar mucho. En ocasiones salto al otro lado del carril, más por el bote sobre una piedra debido al retorno de la suspensión que por voluntad. Un canto que rota y la bici se cruza me hace dar otro golpe de riñón. Cada bocanada de aire, cada pedalada son de dolor, pero esta vez he venido motivado a medirme con el Calvario. Un empujón más y termino el primer tramo.
Sin fuerza para quitarme las calas espero a los colegas pedaleando lentamente. Poco a poco avanzo dando golpes de manillar para mantenerme a esa escasa velocidad. Por fin saco un pie y puedo esperar metiendo por la boca aire a empujones.
El segundo tramo es de menos pendiente pero más largo. Con la misma terquedad me lanzo a subirlo y pronto encuentro el jadeo rítmico con el que finalicé antes. Golpes de pedal y mucho juego de manillar. Molinillos extenuantes. Bajo el ritmo, me ahogo.
Arco se acerca y me pasa. ¡Que bien va el jodio!. Pero una piedra traidora lo saca de su posición y pierde el ritmo. Sigo subiendo con la vista nublada por el sudor, fija en las piedras que tengo por delante. En lo que va a pisar la rueda un par de pedaladas más allá. Buscando la trazada menos complicada.
A lo lejos veo un grupo que está descansando y supongo que están en el final del segundo tramo. Esa es ahora mi meta. Controlo el ritmo y ajusto la cadencia al mínimo para sortear las piedras y las raíces que tengo por delante, y me repito, “¡pero que bien tiene puesto el nombre!”.
En el segundo falso llano nos esperamos y volvemos a la vida. Ya se ven las casas del puerto de Navacerrada. Ya estamos ahí. Un poco más y …
Y tenemos una curva a izq. que tiene una zona de piedras y rocas que casi son un escalón. Lo intento pero no acierto con la zona buena. Una piedra salta al cuadro y casi me caigo. Lo dejo para otro día y paso a empujar la bici.
Subimos por las calles mientras la gente que se aloja en las residencias sale a pasear. Es nuestra debilidad, y entablamos conversaciones varias. En la más animada, una simpática joven de 94 años (nos los dijo ella) que aparentaba muchos menos,  nos habla del tiempo y se ofrece a hacerse una foto con nosotros. A lo que accedimos.
Seguimos subiendo no sin hacer el intento a la rampa de hormigón, que sube Arco, y seguimos camino del puerto para buscar el principio del Schmidt.
El Schmidt ha quedado muy arreglado. Hay un par de puntos en los que puede ser necesario un pie, más por el compromiso de la posible caída que por la dificultad, pero en general el único peligro son los cruces con otros ciclistas y algún canal de evacuación del agua de lluvia. El paraje es una maravilla. Toda una suerte la de poder recorrer la umbría de Siete Picos con vistas a los pinares de Vasain, y de una forma tan cómoda. Tan solo se echa de menos un poco más de montaña.
Salimos a la Fuenfría y subimos a su puerto donde disfrutamos de la soledad que los innumerables montañeros y ciclistas de montaña arrastran consigo. Es un tributo a pagar para estar en esta tan grata zona.
Tomamos la carretera de la República y bajamos a los miradores y con ansiedad nos dirigimos a la entrada de la Vereda Alta, que nos llevará a Cercedilla en una larga y gozosa bajada.
La Vereda Alta comienza y recorre la ladera de las Berceas, en las faldas del  Este del valle de la Fuenfría. Entre pinos esta vereda, en ocasiones sendero, desciende sin grandes desniveles y con una pendiente casi constante a Cercedilla, presentando rocas, raíces, piedras, etc. en un nivel de dificultad medio-bajo, pero disfrutón. Los últimos tramos son de tipo flow con curvas abiertas y amplias y suaves peraltes.
Abrimos el descenso Larcos y yo, saltando de la carretera a la vereda con ganas. Por error mio nos metemos por la vereda vieja que nos mete en un lío de tierra suelta, raíces, rocas, etc.  y  con mucha pendiente. Es entretenido pero trabajoso.
Pasado este punto tenemos una vereda muy rápida, del ancho de dos bicis, que recorremos a gran velocidad, parando solo para algún reagrupamiento. Sigo a Larcos filmándonos con la Hero2 PRO. En ocasiones se me escapa, en ocasiones le alcanzo con fuerza. Es tan grande que no me deja ver lo que se me aproxima y termino improvisando. En algún tramo de piedras he de abrirme para ver lo que tengo delante, saliéndome de la trazada suya, que a priori es lo más seguro.
En la zona de helechos (3.20 min del video) la velocidad es endiablada. Se levantan nubes de polvo en cada control, en cada curva. Me cuesta ver. El polvo me hace cerrar los ojos, y eso no es bueno, más cuando se circula a más de 30km/h por una senda del ancho de un manillar y con un compañero de 90kg delante. ¡Que gozada!.
Se me escapa en dos pedaladas y yo tengo que soltar, dar cuatro y acelerar. Unas piedras aparecen de debajo de su bici y decido no esquivarlas para no comerme los helechos un poco más. Las salto y aterrizo casi fuera, pero controlo la bici con un bloqueo de atrás.
Curvas, peraltes, una roca en el camino. El bosque pasa rápido. Y llegamos a la barrera del final.
Desde este punto una senda junto a una tapia y a por la cervecita.

Montaje Buscasombras
Montaje DrLarcos
Buscasombras 2012

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