Vuelta al Espigüete: Arista Este y Cara Norte

“Lo que quiero decir aquí es que, para que un esfuerzo tenga éxito y conduzca al logro de un objetivo, se requieren pensamientos y emociones válidos.”

Tenzin Gyatso, el XIV Dalai Lama, Adiestrar la mente.

16 de agosto de 2013

Es difícil montar un plan mejor para echar un viernes por la montaña. 

Hoy, como es habitual en muchas ocasiones, recurro a  Niblap para intentar disfrutar de alguna nueva aventura montañera… aparte de su más que grata compañía, también de agradecer. En esta ocasión la que me propone es de las buenas… con dos grandes atractivos y un par de sorpresas escondidas.

Primer atractivo, irrenunciable si se pone a tiro… se trataba de volver a visitar el Espigüete… gran montaña donde hace unos años dejé algunos flecos pendientes. Esta vez podía zanjar esta historia.

Distancia: 10.82 km.

Desnivel acumulado: 1268 m.

Segundo atractivo… nos acompañará Le Professeur… a quien conocí personalmente hace unos años por la Peña del Viento, pero que desde entonces no había disfrutado de su presencia, si bien continuaba siguiéndolo por sus múltiples noticias cibernáuticas.

Igualmente, nos acompañará Teverga, desconocido para mi, primera de las sorpresas escondidas, notable personaje de mente desperta y rapaz así como lengua aguileña a la vez que políglota, notablemente complementada por Le Professeur, de quien ahora entiendo su nick. La segunda sorpresa escondida… nos la pondrá a tiro el propio Teverga. La dejo para el final.

Estos tres señores astures, por su punto de salida, hacen un notable esfuerzo para tan maña aventura. Fijamos nuestro punto de encuentro en Velilla del Rio Carrión, donde nos encontramos a eso de las 8 de la mañana.

Yo soy el primero en llegar a nuestro punto de encuentro, consciente de que ellos todavía no habían llegado. La situación que me encuentro es cuanto menos curiosa y digna de observar. Son las 8 de la mañana, es evidente que son fiestas del pueblo. Yo aparezco allí con ese aspecto tan evidente que llevamos lo que asiduamente somos de visitar nuestras montañas, a la vista completamente distinto de los que a esas horas de la mañana habitaban las concurridas calles de Velilla. Igualmente, el estado mental mío, evidentemente descansado y recién levantado de los brazos de Morfeo, también saltaba a la vista que era distinto. En modo jocoso, pienso… “si me bajo del coche aquí… toda esta peña me abuchea y me tiran botellines, hielos y limones… jajajaja”. De forma discreta busco lugar que me permita con sigilo poder meterte en un barecillo donde tomar el correspondiente desayuno mañanero, eso si, creo que el único que tomaba café con leche era yo, todos los demás botellines o algo más con “gin”.

Así, aparecen el personal astur, Niblap, Le Professeur y Teverga. Después de los correspondientes saludos, abrazos y presentaciones rápidamente ponemos rumbo a Cardaño, conocido lugar de inicio para tomar el Espigüete.

Sin mucho tardar, nos vemos en las primeras rampas de tan magna montaña. Para mi lo más duro. Pasas de 0 a 100 en 5 minutos, sin descanso alguno. Teverga, sin pausa pero sin prisa, cual motor Diesel, nos marcará el ritmo en estas primeras rampas. Niblap, vilmente castigado por Kike el día previo,  agradece este ritmo, poco a poco va soltando lastre.

Previamente, habiéndome olvidado mis bastones en Velilla, Teverga me prestará una “guiada” de innoble pero valiosa obtención, así como evidente preciado valor, por la cual rápidamente percibo que tendré que entregar lo que fuera necesario, incluida la vida si así se dispusiera, antes que perderla en el camino.

Durante la subida por la arista Este, Teverga y Le Professeur se retan en sus conocimientos sobre las montañas que nos circundan. Yo poco puedo opinar. He de reconocer que es una zona que no conozco, aunque alguna si identifico claramente. Sobre ellos dos… no se yo si se habrían estudiado el mapa la noche de antes, aunque ciertos detalles si dominaban. Rápidamente buscan las cascadas del Mazobre, que Teverga figará en su mente.

De esta forma vamos ganando altura a lomos de la arista este. Esperando llegar a la Llambria que Teverga tenía marcada en la ruta como punto crítico. Aprovecho para tomar nota de un par de Simas que Teverga, con conocimiento de las mismas, nos señala.

Admirando las impresionantes paredes que vamos dejando constantemente a nuestra izquierda, las cuales te recuerdan constantemente que no puedes tropezar, esta llambria la encontramos como antesala a la primera de las cumbres. Yo, de mi primera visita a esta cumbre, no tenía ningún recuerdo especial de ella, no debía ser especialmente exigente. Efectivamente, una vez llegamos a ella, comprobamos que se puede evitar fácilmente por su parte derecha, sin que suponga ningún problema.

Así, enlazando ambas cumbres del Espigüete a través de una agradecida y cómoda arista, saldo mi deuda con esta segunda cumbre, que aquel día, años ha, había dejado pendiente. En la segunda cumbre hacemos la pertinente parada para recobrar todos parte de las energías perdidas… todos menos Teverga, el cual no se atreve a meterle mano a ese bocadillo de queso que con ansia desmedida se había preparado en la madrugada previa, olvidando la demanda de agua que suele tener lugar después del mismo.

Después de asomarnos al pantano de Riaño, con la maravillosa vista que se puede disfrutar desde el espolón próximo a la cumbre del Espigüete, emprendemos de forma rauda el descenso por la cara Norte.

Descenso bonito, donde Teverga asume ya de forma abierta e indudable su papel de guía… ahora si con objetivos claros y evidentes, mojar los gü…s en la cascada del Mazobre y comer su bocadillo de queso acompañado, ahora si, por el agua necesaria.

Entre demostraciones y retos poliglotas entre los allí presentes, vamos perdiendo altura de forma notable, tomando nota de dos nuevas simas (en esta ocasión probablemente no bien fijadas por mi “hippy ese”), una de ellas calificada como “peazo buraco” lo cual dará lugar a que, incluidas canciones populares, Niblap recuerde a todos los allí presentes la historia y andanzas de Buraco… por lo visto un oso conocido por todos años ha.

Finalmente, para acabar un grandioso día, solo faltaba cumplir los deseos de Teverga y mojar los gü…s en la cascada… daba igual presencia extraña o del sexo contrario, Teverga lo tenía claro… allí mojaría. Afortunadamente para todos, los presentes y no presentes, el público no fue masivo, pero cada uno cumplió sus deseos… disfrutando de forma inmejorable e inolvidable del momento.

Solo nos quedaba, aligerar un poco el paso para evitar la tormenta que a última hora nos amenaza, recibiendo sus primeras gotas ya en el coche, y despedirnos donde comenzó el día, en Velilla cerveza mediante, no sin que antes hubiera lugar al último “¡¡no hay gü…s!!” por el  que Teverga, ante los temblores de más de uno, retaba a los allí presentes a disfrutar de los Mojinos Escocíos que cerca nuestro preparaban su actuación estrella en tan notable localidad.

 ¡¡Peazo día de montaña!!

Trasgu, 2013.